Nombre | Bogart, Humphrey |
Actividad | Actor |
Lugar de nacimiento | Nueva York |
Fecha de Nacimiento | 25 de diciembre de 1899 |
Lugar de fallecimiento | Los Angeles |
Fecha de fallecimiento | 14 de enero de 1957 |
Filmografia |
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Biografía
Fue el mayor de los tres hijos de un matrimonio formado por el cirujano Belmont DeForest Bogart (1867-1934) y la artista gráfica Maud Humphrey (1868-1940). Su vida cambió cuando, en la Academia Philips (Massachusetts), conoció a su amigo William Brady, hijo del productor de teatro William A. Brady, quien le estimuló para ser actor de teatro. Él quería estudiar Medicina en la Universidad de Yale, pero fue expulsado por rebeldía.
I Guerra Mundial
A continuación se alistó en la Marina para combatir en la I Guerra Mundial y fue destinado como marinero al buque USS Leviathan. En 1918 el barco fue atacado por submarinos y un torpedo lo alcanzó, sin lograr hundirlo. Un fragmento astillado de madera saltó y le rasgó la boca, afectando para siempre su forma de hablar.
Actor
A su vuelta fue contratado como administrador en la compañía cinematográfica y de teatro World Film Corporation, propiedad del padre de su amigo. Su manera de hablar y su aspecto físico, que no se correspondía con el del clásico galán de la época, dificultaron sus inicios en su carrera como actor. Desde 1922 (cuando hizo su primera aparición en el escenario en la obra The Ruined Lady) hasta 1935 sólo hizo pequeñas intervenciones en escenarios y en algunas películas. Entre los papeles secundarios que Bogart realizó cabe destacar su aparición en Tres vidas de mujer (1932), película que tuvo una gran repercusión en su carrera ya que contribuyó a sacarle del anonimato.
El actor Leslie Howard, protagonista de El bosque petrificado, exigió a la Warner Brothers la participación de Bogart en el papel de Duke Mantee. Así, en 1936, el enorme éxito que tuvo El bosque petrificado supuso el comienzo de una carrera sólida para el actor. Su consagración llegó en 1941 con El último refugio, dirigida por Raoul Walsh.
A partir de entonces, Bogart encadenó filmes hoy considerados clásicos. Bajo la dirección de John Huston rodó El halcón maltés, donde interpretó al detective Sam Spade. En 1942 filmó Casablanca, en la cual protagoniza, junto a la actriz sueca Ingrid Bergman, una de las más grandes historias de amor de la cinematografía mundial. La cinta, dirigida por Michael Curtiz, es catalogada como una de las cinco más grandes películas jamás filmadas, y valió a Bogart su primera nominación al premio Óscar, pero no lo ganó.
En apenas cuatro años (1944-48) Bogart enlazó cuatro obras maestras del cine negro, todas ellas coprotagonizadas por Lauren Bacall: Tener y no tener, The Big Sleep, La senda tenebrosa y Key Largo.
Su valía actoral fue reconocida por la Academia de Cine americana en 1951 cuando fue nominado por segunda vez y ganó el Oscar al mejor actor por su interpretación en La reina de África, coprotagonizada por Katharine Hepburn.
Después rodó otras películas míticas como El motín del Caine (su tercera nominación al Óscar), Sabrina (con Audrey Hepburn y William Holden), La burla del diablo (con Jennifer Jones y Gina Lollobrigida) y La condesa descalza (con Ava Gardner). En 1955 rodó junto a Peter Ustinov la comedia de tema carcelario No somos ángeles, que daría pie a un remake en 1989 con Sean Penn y Robert De Niro.
Desde el inicio de su carrera en cine filmó varias películas, con quien sería una de sus grandes amigas artistas, la mítica y legendiaria actriz Bette Davis, quien es considerada como la primera dama del cine en blanco y negro.
Vida privada
Bogart estuvo casado cuatro veces. Su primera esposa fue la veterana actriz Helen Menken, con quien se casó en 1926, y de la que se divorció tan sólo un año y medio después. En 1928 se casó de nuevo con la también actriz Mary Philips, divorciándose en 1938. Apenas cinco días más tarde volvió a casarse, esta vez con Mayo Methot, también actriz, con la que estuvo casado durante siete años. Sin embargo, todavía contraería matrimonio una cuarta vez, el 21 de mayo de 1945, con su compañera de reparto en Tener y no tener, Lauren Bacall. Con ella protagonizó varias destacadas películas de su filmografía, como El sueño eterno, La senda tenebrosa o Cayo Largo y con la que tuvo dos hijos: Stephen en 1949 y Leslie en 1952. Hasta la muerte de Bogart la pareja permaneció muy unida, y constituyó uno de los matrimonios más carismáticos del mundo del cine.
Muerte
Murió en 1957 en Hollywood, víctima de un cáncer de esófago. Tenía 57 años recién cumplidos.
Nicho de Humphrey Bogart, en el cementerio Forest Lawn Memorial Park (Glendale, California, Estados Unidos).
HUMPHREY BOGART
(1899-1957)
Medía 1’73.
Humphrey DeForest Bogart nació el 25 de enero en 1899 en la ciudad de Nueva York (Estados Unidos), en el seno de una familia acomodada en la que creció sin problemas económicos. Su padre DeForest Bogart era un importante cirujano y su madre Maud era una conocida ilustradora de revistas.
En principio el deseo de sus padres era que estudiase medicina, pero su mal comportamiento en la escuela provocó su expulsión de la Academia Phillips y su ingreso en la marina americana.
Cuando estaba luchando en la Primera Guerra Mundial, Bogart sufrió un accidente en una embarcación que dejó paralizado su labio superior, convirtiendo esta tara física en una significativa manera de hablar.
Después de concluir la Gran Guerra, Bogart regresó a la Gran Manzana y comenzó su carrera como actor teatral junto a William S. Brady.
Tras pasar por Broadway sin demasiado éxito, se trasladó a Hollywood para intentar buscar fortuna en el cine, consiguiendo debutar en un corto musical llamado “Broadway’s Like That” (1930), al que siguieron películas como “El Conquistador” (1930), film protagonizado por Victor McLaglen, o “Río Arriba” (1930), una comedia carcelaria dirigida por John Ford.
Su clásica tipología de duro se estableció en esos años 30, cuando protagonizó para la Warner un buen número de títulos en los que la psicología de sus caracteres venía definida por una actitud inclemente, raramente imperturbable.
Entre ellos, películas como “Balas o Votos” (1936), film de William Keighley co-protagonizado por Edward G. Robinson; “El Bosque Petrificado”, (1936), un film de Archie Mayo en el que también intervinieron Bette Davis y Leslie Howard y en el que Bogie, en un papel secundario, interpretó a un criminal llamado Duke Mantee; “Calle Sin Salida” (1937), película dirigida por William Wyler; “Kid Galahad” (1937), cinta con Edward G. Robinson como mánager de boxeo; “La Mujer Marcada” (1937) de Lloyd Bacon y con Bette Davis; “El Sorprendente Dr. Clitterhouse” (1938), un curioso y magnífico título dirigido por Anatole Litvak en el que compartió créditos de nuevo con Edward G. Robinson; “Ángeles Con Caras Sucias” (1938) de Michael Curtiz y con James Cagney y Pat O’Brien como compañeros de reparto; o “Los Violentos Años 20” (1939), film dirigido por Raoul Walsh que estaba protagonizado por Cagney.
Humphrey Bogart era un actor muy socorrido para la Warner, pero su status distaba mucho de ser una gran estrella de Hollywood. Los años 40 comenzaron como acabaron los 30, mostrando a Bogie de gángster en “El Hermano Orquídea” (1940) de Lloyd Bacon.
Antes de protagonizar los dos títulos que le elevaron al estrellato, Bogart apareció en “La Pasión Ciega” (1940), una película dirigida por un gran director, Raoul Walsh, en la que interpretó a un transportista hermano de George Raft.
Con Walsh protagonizó también “El Último Refugio” (1941), espléndido título que se convirtió en uno de los trabajos más aclamados del actor neoyorquino, aclamación confirmada por su protagonismo en el debut como director de John Huston, “El Halcón Maltés” (1941), film en el que interpretó al detective Sam Spade, personaje literario creado por Dashiell Hammett. A partir de este período, Humphrey Bogart se convirtió en uno de los grandes iconos del cine.
Al año siguiente, “Casablanca” (1942) de Michael Curtiz haría de él un ídolo y un mito para todas las generaciones cinéfilas. En el film interpretó el personaje de Rick Blaine y compartió protagonismo con Ingrid Bergman y Claude Rains.
Con Rains y Michael Curtiz volvió a coincidir en “Pasaje A Marsella” (1944), película antinazi en la que Bogart se convirtió en un periodista francés.
La cantidad de magistrales títulos que Humphrey Bogart protagonizó en la década de los 40 es abrumadora: “Sahara” (1943) de Zoltan Korda, “Tener y No Tener” (1944), título clave de Howard Hawks, que le sirvió para conocer al amor de su vida, Lauren Bacall, “Retorno Al Abismo” (1945), subestimado thriller psicológico co-protagonizado por Alexis Smith, “El Sueño Eterno” (1946), también dirigido por Hawks, “La Senda Tenebrosa” (1947), película de Delmer Daves en la que cambiaba de rostro (en la ficción) tras una operación de cirugía estética, “Callejón Sin Salida” (1947) de John Cromwell, “Cayo Largo” (1948) de John Huston, “El Tesoro De Sierra Madre” (1948), de nuevo con Huston, o “Llamad a Cualquier Puerta” (1949), drama social y judicial co-protagonizado por John Derek y dirigido por Nicholas Ray.
Afable, amante del deporte, independiente (había montado su propia productora llamada Santana Pictures) y comprometido (fue uno de los principales impulsores de la protesta en Washington contra la Caza de Brujas), Bogie era también una celebridad y un personaje muy querido fuera de la pantalla.
Si los años cuarenta fueron buenos para su carrera cinematográfica, los cincuenta continuaron por la misma senda.
“En Un Lugar Solitario” (1950) de Nicholas Ray; “La Reina De África” (1951), cinta de aventuras dirigida por su amigo John Huston con el acompañamiento de Katharine Hepburn; “Sin Conciencia” (1951), film en el que interpretó a un fiscal investigando a un peligroso criminal; “El Cuarto Poder” (1952), una historia sobre periodismo firmada por Richard Brooks;“La Condesa Descalza” (1954), película con Ava Gardner dirigida por John L. Mankiewicz;“La Burla Del Diablo” (1954) de John Huston; “El Motín Del Caine” (1954), título dirigido por Edward Dmytryk; “Sabrina” (1954), película de Billy Wilder en la que compartió protagonismo con Audrey Hepburn y William Holden; “Horas Desesperadas” (1955) de William Wyler; o su último film, la obra maestra de Mark Robson ambientada en el mundo del boxeo “Más Dura Será La Caída” (1956), fueron algunos de los últimos títulos de una filmografía extraordinaria.
En este período también protagonizó junto a Peter Ustinov la comedia dirigida por Michael Curtiz “No Somos Ángeles” (1955), en la que interpretó a un preso escapado de la Isla del Diablo.
Por su actuación en “La Reina de África” (1951), Humphrey Bogart logró el Oscar el mejor actor protagonista, teniendo como compañeros de nominación a Montgomery Clift por “Un Lugar En El Sol”, Marlon Brando por “Un Tranvía Llamado Deseo”, Fredric March por “Muerte De Un Viajante” y Arthur Kennedy por “Nuevo Amanecer”.
Su última nominación al Oscar fue por “El Motín Del Caine”, consiguiendo el premio Marlon Brando por “La Ley Del Silencio”.
Aunque se casó en cuatro ocasiones, la mujer más importante para Bogey siempre fue Lauren Bacall (casi veinticinco años menor que Humphrey Bogart), con la que contrajo matrimonio en el año 1945. La pareja tuvo dos hijos: un varón llamado Stephen Humphrey (nacido el año 1949) y una mujer de nombre Leslie (1952). Antes de casarse con Lauren, Bogart había estado casado con las actrices Helen Menken, Mary Phillips y Mayo Methot.
Bogie falleció el 14 de enero de 1957 en Hollywood a causa de un cáncer de garganta. Tenía 57 años. Está enterrado en el Forest Lawn Memorial Park de Glendale, Los Angeles.
La prohibición de representar a personajes fumando en la pantalla parece dar la razón a los psicoanalistas ortodoxos que, desde hace décadas, nos venían explicando que el cigarrillo es un símbolo fálico, por lo que su representación constituía una forma de pornografía subliminal: algunos espectadores lo sabíamos desde que Rita Hayworth, en Gilda, lució su boquilla entre sus labios apetitosos. Pero los operadores de fotografía le tenían gran cariño a los cigarrillos, pues las volutas de humo, las hilachas blanquecinas en contraste con fondos negros, la evolución de sus espirales, las columnas plásticas ascendentes pertenecían al ámbito más excelso de la fotogenia. En efecto, resulta muy difícil disociar las atmósferas del cine negro del claroscuro rasgado por ese flujo blanquecino que le aporta el humo del tabaco. Mientras que en las películas románticas servía más bien como fetiche seductor, emanado del falo postizo que emergía entre unos labios carnosos.
Al leer esta necrológica que condena al cilindro fálico a la vez que a su emanación gaseosa, a modo de ectoplasma espiritista, no he podido evitar pensar en Marlene Dietrich y su boquilla en Marruecos (1930) de Josef von Sternberg; en Humphrey Bogart en Casablanca (1942); en Orson Welles en Sed de mal (1958) y en El proceso (1962); en Jean Gabin en El muelle de las brumas (1938); en Marlon Brando en El Padrino (1972)… El imaginario de mi generación se forjó con las volutas de humo en la pantalla, entre otros fetichismos (como la costura vertical trasera de las medias femeninas o los blue-jeans de nalgas bien ceñidas), y ya jamás será erradicado. ¿Puede alguien imaginar un interrogatorio policial en claroscuro sin una nube de humo colectivo coronando al sospechoso?
Tres van a ser las víctimas de esta castración óptica. En primer lugar los operadores de fotografía, tan aficionados a los claroscuros, las neblinas y el humo del tabaco; en segundo lugar los actores, que ya no serán nimbados por ese fluido gaseoso que los santificaba de modo fetichista en la pantalla; y finalmente el público, a cuya mirada se le amputa un fluido que ha sido el equivalente laico de las aureolas de los santos.