tomado de encadenados.org
El arte barroco se desarrolla en Europa durante los siglos XVII y principios del XVIII, como contraposición al clasicismo del Renacimiento y como continuador en muchos aspectos y saturación en otros del Manierismo. Estilo, aún hoy en día, muy controvertido, sólo extraeremos de él aquellos aspectos que resulten relevantes para nuestro estudio y que serán: el predominio de la mancha sobre la línea, la utilización de la luz y el interés por la composición.
En toda la pintura barroca la luz es uno de los elementos más importantes (Rembrandt, Vermeer, los hermanos Le Nain, la escuela napolitana… la utilizan para crear atmósferas y espacios místicos o habitables); pero ciertos artistas hacen de ella el elemento primordial de su obra, son todos aquéllos que pertenecen a la corriente “tenebrista”. El tenebrismo consiste según Arturo Colorado en “destacar las figuras violentamente iluminadas sobre un fondo obscuro como si una luz dirigida incidiera sobre la composición levantando fuertes contrastes entre las zonas iluminadas y las sombras”. Inventado por Caravaggio, algunos artistas practican el tenebrismo ocasional (Murillo, Zurbarán, Velázquez…) y otros harán de él el sello que identifique y defina sus obras y su personalidad. Son éstos últimos los que más nos interesan por sus repercusiones en el expresionismo primero y en el cine negro después.
Caravaggio (1571 –1610)
La gran aportación de Caravaggio a la pintura barroca, aparte de ese realismo puro y crudo sin depurar ni idealizar (naturalismo), es la utilización del claroscuro para dar a sus composiciones un valor simbólico. No interesa aquí su temática (religiosa o profana) pero sí su profundo misticismo terrenal y su alma atormentada que influirá en el tratamiento que da a sus obras.
Sus composiciones son muy elaboradas, unas son abiertas y profundamente manieristas pero otras, las que nos interesan, son claustrofóbicas. Las figuras que las habitan parecen prisioneras dentro de los márgenes del encuadre (contrario a la idea de la obra abierta barroca), están ubicadas en espacios cerrados, inciertos, invisibles arropadas por una gran mancha negra y espesa. Son obras de fuertes contrastes donde una luz dirigida y procedente del fuera de campo cae violentamente sobre lo personajes rescatándolos de las sombras. Las sombras que ocultan a las figuras, lejos de revelar un espacio en profundidad son como un magma denso que parece empujar a los personajes hacía la superficie.
El cine negro no sólo hereda del tenebrismo este tratamiento lumínico agresivo, también los encuadres opresores: planos medios, americanos y enteros, donde personajes semiocultos entran y salen de las espesas sombras.