Nombre | Josef Von Sternberg |
Actividad | Director |
Lugar de nacimiento | Viena Austria |
Fecha de Nacimiento | 29 de mayo de 1894 |
Lugar de fallecimiento | Hollywood California |
Fecha de fallecimiento | 22 de diciembre de 1969 |
Filmografia | Como director:
|
Josef von Sternberg (Viena (Austria); 29 de mayo de 1894 – Hollywood, California (EE. UU.); 22 de diciembre de 1969) fue un director norteamericano de origen austriaco. Von Sternberg fue además el descubridor, para el cine, de Marlene Dietrich, en la primera película sonora europea, El ángel azul, de 1930.
Biografía
Josef von Sternberg (originariamente llamado Jo Stern) pasó parte de su infancia entre Viena, capital bullente de un Imperio a punto de fenecer, y Nueva York. Nacido de una familia austriaca y también judía, entró a los seis años en una escuela vienesa en la que era obligatoria la enseñanza de la religión: allí aprendió a leer y escribir en hebreo, pese a que no entendía nada de esa lengua.1
Su padre, desheredado por casarse en contra de la familia, tuvo que emigrar en 1897, en solitario, debido a la pobreza en la que vivían los suyos, su mujer y tres hijos. Sternberg, el mayor de los hermanos, entró en un mundo de adultos pronto, y cuando tenía siete años todos fueron ya a los Estados Unidos. De inmediato, se puso a aprender inglés y la historia de América.2 Además, empezó a estudiar en una escuela pública neoyorkina en 1901, donde estuvo tres años.
Retornó a Viena en 1908, a los diez años, donde recuperó su lengua originaria y su ciudad natal, pero como a menudo vivía de la beneficencia volvió a emigrar a los catorce años. Sólo regresaría muchos años después, cuando la ciudad, tras la catástrofe nazi, trataba de olvidar «las bombas, las violaciones, el vandalismo y los bárbaros que la invadieron».3
Inició la secundaria en la Long Island Scool de Nueva York, que siguió hasta 1909. Pero la situación familiar (eran cinco hermanos ya) no mejoró nada en la gran ciudad estadounidense, lo que obligó al pequeño Josef a abandonar los estudios y trabajar en algunos comercios de Manhattan: modistos, tiendas varias, almacenes de ropa y de complementos; estos conocimientos los usaría luego en sus filmes.4
Las cosas cambiaron radicalmente para Josef cuando inició su carrera en Prospect Park (Brooklyn), limpiando y reparando rollos de películas. En 1911 era aprendiz de mantenimiento en sala de cine y auxiliar de proyección. Su habilidad e inteligencia, rápidamente reconocidas, le abrieron las puertas de la industria cinematográfica de modo que no le costó entrar como editor en la década de los 20.
Se formó personalmente leyendo y viendo arte sobre todo renacentista; era un lector cultivado y amante de las artes. Admiró a Erich von Stroheim y lo estudió. Fue amigo de Eisenstein en Europa y se carteó luego desde América (Eisenstein elogió su Marruecos); fue entusiasta de Max Reinhardt, al que conoció, hasta el punto de reconocer su influjo en la puesta en escena.5 Pero Sternberg sobre todo destaca como maestro suyo a Émile Chautard, quien le fue enseñando pacientemente todos los detalles de su futuro oficio; Chautard actuaría luego para él en Marruecos y El expreso de Shangai.6
Sternberg empezó a rodar en 1925. En 1928 inició su colaboración fructífera con el actor alemán Emil Jannings, con el que trabajó, no sin continuas desavenencias con el divo. Pronto, en 1930, sucedió además el encuentro decisivo, en Alemania, con la actriz que lanzó, Marlene Dietrich; no era desconocida, pues había estado en la escuela de interpretación de Max Reinhardt en 1921, y había aparecido ya como extra en un film alemán de 1919, y se dice que en otros.
Sternberg rodó películas de éxito; pero desde 1935 se inició su declive; no rodó ya mucho más. Eso sí fue publicando desde 1952 su excelente autobiografía, que remató en los sesenta: Fun in a Chinesse Laundry. El extraño título corresponde al de una película que Thomas L. Edison hizo a principios de siglo XX.
Josef von Sternberg falleció en Los Ángeles el 23 de diciembre de 1969, pasando a la historia no sólo por la magia especial de su obra, sino también por haber sido el descubridor de Marlene Dietrich. Sus restos se encuentran en el Cementerio Westwood Village Memorial Park de Los Ángeles, California. Sternberg tiene una estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood situada en el 6401 de Hollywood Boulevard.
Trayectoria
Su inicio como director se produjo con The Salvation Hunters (1925), que se convertiría en un fenómeno de crítica y de taquilla. Durante los años siguientes, trabajó de forma casi clandestina. De hecho, no figura ni en los créditos de La novia fingida (The masked bride) (1925) o Ello (It) (1927).
En 1926, Chaplin que había admirado su trabajo en The Salvation Hunters, lo contrató para escribir y dirigir la única película producida por su estudio en la que el divo no actuaba ni dirigía. El filme fue The Sea Gull, también conocido como »Una mujer del mar (A Woman of the Sea); era un vehículo estelar para la amante de Chaplin, Edna Purviance.7 La película, que para muchos de los que lograron verla contenía algunas de las imágenes más hermosas jamás rodadas en Estados Unidos, fue considerada como poco comercial por Chaplin y por ende nunca estrenada. En 1933, la compañía quemó los negativos y en 1991, la viuda de Chaplin Oona O’Neilldestruyó la última copia.
Al final, Sternberg haría en 1927 el film La ley del hampa (Underworld), que se considera la primera película de gángsters de la historia. Detrás de la pantalla, von Sternberg ganó la batalla con el guionista Ben Hecht por el control creativo de la película. Tuvo gran éxito, pese a las reticencias de sus contratantes y del propio Hecht.
Con La última orden (The Last Command) (1928), comenzó la relación fructífera entre Emil Jannings y von Sternberg, que hizo gozar al público con grandes títulos. Asimismo en 1928 hizo Los muelles de Nueva York, cuya protagonista femenina preludia a la futura Marlene. En 1929 rodó El mundo contra ella su primer film sonoro.
Pero sin duda, la vida de von Sternberg dio un giro a su carrera con la realización de El ángel azul (Der Blaue Engel) (1930), basada en la novela Profesor Unrat de Heinrich Mann. Escogiendo de nuevo a Jannings en el papel principal —y con deseo de rodar en Alemania una gran producción sonora—, von Sternberg organiza una selección de actores, que gana una chica formada en el teatro: se hace llamar Marlene (por Marie Madalene) Dietrich y se convertiría en la protagonista de la película (para lo cual trastocó su figura, que pasó a ser una más delgada y esbelta). La rodó en alemán e inglés, con dificultades para grabar el sonido, pero se distribuyó en lengua alemana. El personaje femenino tan fatal tiene resonancias de la Lulú de Wedekind y de Alban Berg, y que ya había aparecido exactamente en La caja de Pandora de Pabst.
Dietrich atrae al público por su carácter enigmático, y deja el paradigma de mujer voluble; pero se erige como una mujer oscura, convencida de sus ideales y de sus objetivos, un elemento nuevo para el público de la época. Con todo, Stenberg señaló que ya en otras películas aparecían personajes similares a ella (como en Los muelles de Nueva York), porque «Miss Dietrich soy yo… Yo soy Miss Dietrich».8 La película fue destruida por Hitler (pero se guardó una copia, cuenta el director).9
El vínculo von Sternberg-Dietrich se crearía en una doble vertiente. Por un lado, el profesional, ya que realizarían siete películas juntos, una vez que logró que hablase bien en inglés (hablaba francés bien). Por otro, una relación fuera de la pantalla, ya que el director sería uno de los amantes que tendría Marlene Dietrich. Y las películas fruto de esa relación entraron entre las más vistas de la época. Así sucede con su segunda colaboración, rodada en California, Marruecos (Morocco, 1930), que era una película de Marlene muy abstracta; pero de hecho, «como todas las mías lo son», según resaltó Sternberg.10 La tercera realizada con ella, fue Fatalidad, de alta calidad.
Luego, Sternberg hizo Una tragedia humana, 1931, basada en Una tragedia americana de Theodore Dreiser, sin la actriz alemana esta vez. El novelista americano se mostró disconforme con esa versión al cine de 1931, lanzada por Paramount, tras las adaptaciones teatrales, que luego tuvo otras realizaciones cinematográficas
Pero enseguida hizo su cuarto film con Marlene, El expreso de Shangai (1932), que se basaba en el famoso cuento de Maupassant, «Bola de sebo», que usó John Ford. La rodó en los estudios de la Paramount y los exteriores en la estación ferroviaria de Santa Fe y Chatsworth.
De inmediato llevó a cabo la quinta colaboración con ella en La Venus rubia (Blonde Venus, 1932), película basada en un relato de Sternberg algo rápido pero finalmente eficaz. En su sexto film con ella, Capricho imperial (The Scarlet Empress, 1934), se remite a la historia rusa, y está muy cuidada. Estas películas pueden ser consideradas las mejores de su filmografía, gracias, sin duda, entre grandes aciertos técnicos y de guion, a la aparición de esa actriz. La tendencia a la estilización del relato por parte de Sternberg fue una de sus señas de identidad, aumentada por los cambios más o menos exóticos de ubicación de sus historias.
A partir de 1935, la filmografía de von Sternberg entrará en picado. La apuesta de primar la estética visual al propio guion hace que el público no entendiese su último proyecto con Marlene, El Diablo era mujer (The Devil Is a Woman) (1935), que fue controlada económicamente por Ernst Lubitsch, por entonces jefe de producción de Paramount Pictures. El fracaso de la película, unido a su prohibición, dadas las protestas del por entonces gobierno conservador español, hizo que nunca volviera a tener un control absoluto en el proceso de realización. Pero es un film curioso y revelador, con guion de John Dos Passos.
Todavía, en 1935, hizo Crimen y castigo, como encargo de llevar al cine la obra homónima de Fiódor Dostoyevski, sin poder él elegir a sus actores. Desde entonces, Sternberg fue espaciando cada vez más sus proyectos. De todas maneras, el genio austriaco aún fue capaz de realizar grandes trabajos, como es el caso de El embrujo de Shangai (The Shanghai gesture), en 1941.
En 1951 concluyó Jet Pilot, que Howard Hughes retuvo sin estrenar hasta 1957, y, en 1952, inició Macao, que sería finalizada por Nicholas Ray. En 1953 dirigió otra obra notable: Anathan, rodada en Japón (pensaba que tendría mayor libertad), sobre un grupo de marineros que logran sobrevivir en una isla selvática, e ignoraban que su país había perdido la guerra ocho años atrás. Sería su última película.
Óscars[editar]
Año | Categoría | Película | Resultado |
---|---|---|---|
1931 | Óscar a la mejor dirección | Marruecos | Candidato |
1932 | Óscar a la mejor dirección | El expreso de Shangai | Candidato |
Cinco obras esenciales de Josef von Sternberg (1894-1969).
– El ángel azul (Der blaue Engel, 1930).
Sternberg consiguió una de las primeras obras maestras del sonoro con esta película impregnada de atroz fatalismo y cargada de simbolismo. Supuso además el descubrimiento de la Dietrich, a la que el director austríaco iría moldeando cual Pigmalión hasta convertirla en una de las presencias femeninas más fascinantes de la historia del séptimo arte.
– Marruecos (Morocco, 1930).
Drama romántico ambientado en una exótica ciudad marroquí que cuenta con un reparto de lujo (Dietrich, Cooper, Menjou…) que da vida a unos personajes que dicen mucho menos de lo que realmente sienten. Inolvidable.
– El expreso de Shanghai (Shanghai Express, 1932).
Una verdadera joya cuyo metraje transcurre mayormente en el interior de un tren que realiza el trayecto Pekín-Shanghai. Personajes de todo tipo, condición y nacionalidad dirimirán sus disputas en un recorrido cargado de tensión. La Dietrich interpreta aquí a la sensual y misteriosa “Shanghai Lily”, a la que Sternberg encuadra e ilumina de manera majestuosa.
– Capricho imperial (The Scarlet Empress, 1934).
La culminación de las pretensiones estilísticas de un director único. Filme de barroca y delirante puesta en escena que rompió moldes en el Hollywood de la época por su atrevida concepción visual. La mejor película de su autor. Una obra de arte.
– El diablo es una mujer (The Devil is a Woman, 1935).
Otra gema de la filmografía sternbergniana. Con la Dietrich interpretando a una improbable andaluza que seduce en cada plano y a cada personaje masculino con el que se topa. Ningún amante del cine debería perderse esta bizarra y extraordinaria película.
Como escribí en un post anterior sobre el director Werner Herzog y Klaus KinskiEstoy fascinado con las asociaciones creativas entre directores y actores que persisten en varias películas. La historia del cine tiene tantos dúos memorables en este sentido, pero solo unos pocos que son tan interesantes y artísticamente gratificantes como el de Josef von Sternberg y Marlene Dietrich. Juntos hicieron siete películas entre 1930 y 1935, muchas de ellas las considero clásicas esenciales, y aunque ambas hicieron valiosas películas por separado, cuando trabajaron juntas, aprovecharon esa rara veta de oro cinematográfico y contaron historias en un estilo único como ningún otro. Películas que he visto nunca. No importaba cuál era el vehículo para Dietrich o el lugar exótico que von Sternberg estaba creando de manera experta en un escenario de sonido, los dos crearon una fantasía, una mujer exótica capaz de amar, pero que a menudo atraía a los hombres a su destino en la pantalla y fuera. . En sus memorias, von Sternberg escribe: “Algunos de los admiradores que ella recogió posteriormente vinieron a decirme amargamente que habían buscado en vano la imagen de ella que apareció en la pantalla. Curiosamente, un escritor famoso que debería haber sabido mejor fue tan lejos como para decir que le había hecho un daño considerable al dotarla de una personalidad que no era la suya. No la doté con una personalidad que no era la suya; uno ve lo que quiere ver, y no le di nada que ella ya no tuviera ”. Las películas hablan por sí mismas: un escritor famoso que debería haberlo sabido mejor fue tan lejos como para decir que le había hecho un daño considerable al dotarla de una personalidad que no era la suya. No la doté con una personalidad que no era la suya; uno ve lo que quiere ver, y no le di nada que ella ya no tuviera ”. Las películas hablan por sí mismas: un escritor famoso que debería haberlo sabido mejor fue tan lejos como para decir que le había hecho un daño considerable al dotarla de una personalidad que no era la suya. No la doté con una personalidad que no era la suya; uno ve lo que quiere ver, y no le di nada que ella ya no tuviera ”. Las películas hablan por sí mismas:The Blue Angel / Der Blaue Engel (1930), Morocco (1930), Dishonored (1931), Shanghai Express (1932), Blonde Venus(1932), The Scarlet Empress (1934) y The Devil is a Woman(1935). Su relación de trabajo fue absolutamente fascinante, una de absoluta confianza en el proceso de rodaje y esta confianza desempeñó un papel esencial en el consentimiento de Dietrich al superestrella, mientras que von Sternberg fue rechazado positivamente en Hollywood por su reputación de brillante, pero arrogante fenómeno de control. Creo que von Sternberg es uno de los mejores cineastas que jamás haya existido, pero parece haber disfrutado cortejando el odio de los demás con su desdén por aquellos a quienes consideraba impedimentos o distracciones en su visión. En su retiro, Josef von Sternberg escribió una autobiografía increíblemente entretenida, Fun in a Chinese Laundry., y su capítulo sobre su relación con Marlene Dietrich es una lectura absolutamente deliciosa. El libro puede ser difícil de encontrar pero no puedo resistirme a la oportunidad de compartir algunos pasajes ( Descargo de responsabilidad : no tengo los derechos de «Diversión en una lavandería china». No es mi intención plagiar este libro sorprendente, sino para celebrar algunas muestras extraordinarias.)
Josef von Sternberg ya era un famoso cineasta cuando aceptó un trabajo en Alemania dirigiendo la película que se convirtió en The Blue Angel (1930), un proyecto que se rodaría simultáneamente en alemán y en inglés (apéguese a la versión alemana). Von Sternberg ya era un estilista visual maestro que prefería trabajar en escenarios de sonido donde tenía control total sobre la iluminación y el diseño de producción. Varias de sus películas mudas son algunas de las mejores de ese período ( Underworld (1927), The Last Command (1928), The Docks of New York (1928)) y con The Blue Angel. hizo con éxito la transición a la era del sonido, una transición que arruinó a muchos cineastas y actores que eran menos adaptables. Marlene Dietrich había sido etiquetada como veneno de taquilla en Alemania por varios fracasos en los que había aparecido, pero Von Sternberg estaba convencida de que era perfecta para su película y luchó contra sus productores alemanes y la eligió para interpretarla en el papel de Lola. Al hacer una escena de prueba con ella, escribe: “Luego la puse en el crisol de mi concepción, mezclé su imagen para que correspondiera con la mía y, al verla iluminada hasta que la alquimia estuvo completa, procedió con la prueba. Ella cobró vida y respondió a mis instrucciones con una facilidad que nunca antes había encontrado ”. Cuando comenzó a rodar en la película, él encontró en ella al colaborador perfecto. A pesar de las complicaciones posteriores en su relación, Él nunca dejó de alabarla por su capacidad de tomar dirección. “Su comportamiento en mi escenario fue una maravilla para la vista. Su atención estaba clavada en mí. Ningún maestro de la propiedad podría haber estado más alerta. Se comportó como si estuviera allí como mi sirvienta, primero para notar que estaba buscando un lápiz, primero para correr hacia una silla cuando quería sentarme. No se ofreció la más mínima resistencia a mi dominio de su actuación. Rara vez tuve que llevar una escena con ella más de una vez «. No se ofreció la más mínima resistencia a mi dominio de su actuación. Rara vez tuve que llevar una escena con ella más de una vez «. No se ofreció la más mínima resistencia a mi dominio de su actuación. Rara vez tuve que llevar una escena con ella más de una vez «.
Mientras aún filmaba El ángel azul , von Sternberg envió su material de prueba de Dietrich a Paramount y le ofrecieron rápidamente un contrato y el papel principal en la próxima película de von Sternberg en Hollywood. Von Sternberg compartió la noticia con Dietrich y la enfureció diciéndole que tenía cinco minutos para decidirse. Von Sternberg admite en su libro que cometió un gran error al ejercer este tipo de presión sobre ella, pero que pronto estuvieron en Hollywood disparando a Marruecos. con Marlene protagonizada junto a Gary Cooper, una película que salvó a Paramount y convertiría a Dietrich en la realeza de Hollywood. Los problemas de Dietrich con el inglés retrasaron el rodaje inicialmente y von Sternberg casi fue reemplazado como director por los retrasos, a pesar de no sobrepasar el presupuesto y, finalmente, ponerse al día con el calendario. Al comentar sobre la lista rotativa de ejecutivos de estudio con los que trabajó, von Sternberg observa irónicamente: «La historia de un estudio de cine es como la historia de la guillotina: a cada cabeza le sigue, a su vez, la cabeza que había arreglado la decapitación anterior».
En cualquier caso, Marruecos. se convirtió en un gran éxito y el público se enamoró de Marlene. En las entrevistas, habló sobre el control total de von Sternberg sobre su actuación y sus fanáticos se lo comieron. Vinieron a verla como la víctima de un artista tiránico que se volvió loco, y su estrella siguió subiendo, mientras que Von Sternberg se convirtió en objeto de ridiculización en Hollywood por el grado de control que exigía mientras estaba en una película. Muchos fanáticos sintieron que von Sternberg estaba arruinando de alguna manera la carrera de Dietrich con sus increíbles demandas. Lo que el público no entendió fue el grado en que la estrella que amaban simplemente no existía. Sus personajes eran fantasías de humo y espejos creados por dos colaboradores que trabajan al máximo de sus capacidades. Mirando hacia atrás en su estrellato, von Sternberg afirma: «Los hombres deseaban poner fortunas a sus pies, y las celebridades compitieron entre sí para ser vistas y fotografiadas con ella. El tributo se obtuvo de hombres de rango y fama, los actores más famosos deseaban tenerla como su pareja, los productores y directores no podían esperar hasta que pudieran trabajar con ella, y su círculo aumentó para incluir a los mejores escritores y creadores de su época. . Los duques, los generales e incluso los jefes de naciones querían que ella adornara sus mesas. Una periodista, citada en uno de los muchos libros dedicados a ella, no solo habló de su belleza, sino que «calificó sus cerebros a la par con los de Napoleón, César, Mussolini y Lenin». Opuesta a este pináculo de gloria era su posición en mi escenario. Aquí no había ningún entusiasta, sino un mecánico de ojos fríos que criticaba cada movimiento. Si hubiera algún halago, se concentró en un ‘Eso está bien, servirá. ‘Más a menudo escuchó’ Aleja tus hombros de mí y endereza … Suelta tu voz una octava y no bailas … Cuenta hasta seis y mira esa lámpara como si ya no pudieras vivir sin ella … Quédate donde estás. y no te muevas; las luces se están ajustando «. Uno tiene la sensación de que a Von Sternberg le encantó la exposición y el éxito que les brindó su relación, pero su relación íntima con Dietrich era cada vez más compleja.
Nunca he leído ninguna confirmación de que Marlene y Josef fueran amantes, pero las entrevistas con amigos, compañeros de trabajo y miembros de la familia sugieren una intensa relación privada entre los dos que fue física incluso cuando Dietrich estaba involucrado con otros hombres. La hija de Dietrich sostiene que Josef von Sternberg estaba profundamente enamorado de Marlene durante toda su vida. No puedo pensar en una conexión más íntima entre el director y la estrella, y esta conexión se puede sentir en cada fotograma de la película que le disparó. Ninguna actriz ha sido fotografiada más bellamente que Dietrich por von Sternberg, un hecho que vendría a herirla en películas posteriores cuando trabajaba con cineastas incapaces de igualar la excelente iluminación y composición de tomas de von Sternberg. Su película Shanghai Express Fue su mayor éxito comercial y una de mis películas favoritas de los años treinta. El erotismo sutil y sugerido de sus películas fue el enfoque perfecto para los gustos de precodigo de principios de la década de 1930, pero desafortunadamente los gustos y estándares de los tiempos se volverían rápidamente más conservadores. Blonde Venus y The Scarlet Empress son excelentes películas. La mayoría de los historiadores de cine consideran a The Scarlet Empress como su mejor logro. Pero las películas dejaron de funcionar bien en la taquilla y la turbulenta relación de amor / odio entre von Sternberg y Dietrich siguió rápidamente su curso.
Hasta el amargo final, continuaron confiando el uno en el otro artísticamente. Von Sternberg escribe sobre una escena en particular de su última película, The Devil is a Woman, donde usó un pequeño rifle para colocar un globo frente a la cara de Dietrich para presentar su personaje. “Cuando comenzó la escena, apunté y exploté los globos ocultos para revelar uno de los rostros más intrépidos y encantadores de la historia de las películas. La cámara no grabó ni un temblor de pestañas, ni la más leve contracción en la amplia sonrisa brillante en un momento en que cualquier otra persona que no fuera esta mujer extraordinaria habría temblado de miedo «. Se podría argumentar que trucos como estos solo reforzaron a Josef von La reputación cada vez más negativa de Sternberg, pero es difícil discutir los resultados en la pantalla. Hicieron magia pura película. Cuando los dos se separaron, von Sternberg se tomó unas vacaciones muy largas, mientras que Dietrich fue a trabajar en una serie de películas menores. Mirando hacia atrás décadas más tarde, von Sternberg refleja,
En mi opinión, Dietrich y von Sternberg nunca fueron mejores que cuando trabajaron juntos. Muchos de los compañeros de Josef von Sternberg de esa época creen que la turbulenta relación de von Sternberg con Dietrich finalmente lo rompió, lo que causó que su trabajo sufriera durante muchos años. Perdió el control sobre varias de estas producciones y durante años entró en un exilio autoimpuesto. Más tarde salió de la jubilación para hacer el brillante Anatahan. (1953), pero nunca recuperó el éxito que disfrutó mientras trabajaba con Marlene. Marlene Dietrich, por otro lado, siguió siendo una estrella durante años trabajando con muchos cineastas, incluidos, entre otros, Billy Wilder, Ernst Lubitsch, Raoul Walsh, Alfred Hitchcock, Orson Welles y Fritz Lang. Adoro su química con Orson Welles en «Touch of Evil» y tengo un lugar especial en mi corazón para «Rancho Notorious», pero para ser justos, Marlene nunca fue la misma una vez que se separó de von Sternberg. Pero aunque ninguno de los dos haya trabajado de nuevo, nos quedamos con las películas y con qué increíbles películas son. Las películas son el producto de una relación única, un tiempo y un lugar únicos en la historia y deberíamos sentirnos afortunados como fanáticos de las películas para poder mirar atrás con asombro a este extraño y condenado romance del negocio cinematográfico.