Ciudad cautiva, La

Título en castellano La ciudad cautiva
Titulo original The Captive City
Año de filmación 1952
Duración 91′
Pais Estados Unidos
Director Robert Wise
Guion Alvin M. Josephy
Música Jerome Moross
Dirección de fotografia Lee Garmes (B&W)
Reparto
Productora Aspen Productions
Sinopsis Una pareja recala en una comisaría, y él, periodista, empieza a contar su historia, que destapa la corrupción en la ciudad por los tejemanejes de un magnate local que tiene comprados a los agentes del orden
Premios  
Subgénero/Temática Crimen, Juego, Mafia, Periodismo, Serie B

tomado de filmaffinity

En torno a 1950 se creó un comité en el senado estadounidense que, bajo la presidencia del senador demócrata Estes Kefauver, iba a realizar la primera investigación federal profunda sobre el crimen organizado, centrándose en las actividades mafiosas y en la corrupción resultante de las mismas.

Al calor de tales acontecimientos aparecieron algunas películas que, moviéndose dentro de las claves del cine negro, se centraban sin embargo en el problema de la corrupción, mostrando como ésta, impulsada desde el crimen organizado, era capaz de impregnar a toda la sociedad, degradandola por completo. El presente filme, muy desconocido, es un buen ejemplo de tal tendencia argumental, mostrándonos hasta qué punto puede ocultarse tras la apacible apariencia de una pequeña ciudad, una realidad marcada por las actividades ilegales, el control mafioso y la aquiescencia de las autoridades y personalidades locales.

Robert Wise produce y dirige esta película convencido del discurso moralizante de la historia, que presenta los esfuerzos de un periodista por desenmascarar la oscura y criminal realidad de la ciudad, realidad que prácticamente todo su entorno -con la excepción de su mujer- se empeña en negar o en no querer ver, unos por interés y otros por desgana o por miedo. Así, además de realizar un efectivo panorama de la corrupción, el filme insiste en la hipocresía de muchos ciudadanos que, sin ser partícipes o beneficiarios de los negocios ilegales (en este caso apuestas), prefieren dejar las cosas como están, justificándose en la «naturaleza humana» o en la inevitabilidad de tales actividades. Se refleja muy bien la soledad del individuo empeñado en revelar la verdad, y el miedo que eso puede generar, epecialmente cuando se comprueba que incluso el llamado «cuarto poder» puede estar a merced de los numerosos engranajes del crimen y el poder (muy ilustrativa la secuencia en que los anunciantes del periódico empiezan a retirar su publicidad del mismo).

La película está muy bien escrita, e ilustra perfecta y didácticamente la realidad que pretende abordar y denunciar; siguiendo la ya clásica estructura de un breve prólogo que da paso a un largo flashback, sólo resulta algo cuestionable el empleo de la voz en off, que si bien parece adecuada para introducirnos en el ambiente de la ciudad, después se me antoja innecesaria a la hora de describir sentimientos o pensamientos que las imágenes ya sugieren por sí mismas. Por lo demás, la realización es impecable y poco efectista, reduciendo la violencia a la mínima expresión (me refiero a la violencia física, tangible, pues la psicológica está muy presente), apenas una secuencia en la que prima la sensación de amenaza sobre el vértigo de la acción, algo que Wise mantiene a lo largo de todo el filme. A destacar también la excelente fotografía, que aporta el necesario toque de dramatismo a una película que, por lo demás, mantiene un registro cercano al documental, tomando quizás ejemplo de algunos filmes de Hathaway. A su vez, esta película influiría en otras posteriores, sobre todo por el retrato de una pequeña ciudad corrompida por el crimen organizado; en una versión más violenta pero igualmente aleccionadora podemos encontrar la excelente «The Phenix City Confidential», de Phil Karlson.


Film que refleja la situación configurada por un entramado corrupto donde con base en negocios ilegales como las apuestas clandestinas, las autoridades concuerdan en sostener los ilícitos. Todo sucede en una ciudad americana y llega a oídos de cierto periodista que un hombre que ha horadado en la situación, se ve en constantes peligros. El periodista al principio manifiesta su escepticismo y no quiere salir de la situación relativamente apacible en que se encuentra, hasta que la muerte del denunciante lo convence de la necesidad de investigar…el film que parece promisorio, se hace lento, farragoso, sin situaciones sustanciales atractivas, sino que va deslizándose en la pendiente del tedio con un enfoque narrativo poco interesante que lo lleva a naufragar en la medianía y la aridez.


tomado de culturaunizar

En torno a 1950 se creó un comité en el senado estadounidense que, bajo la presidencia del senador demócrata Estes Kefauver, iba a realizar la primera investigación federal profunda sobre el crimen organizado, centrándose en las actividades mafiosas y en la corrupción resultante de las mismas.

Al calor de tales acontecimientos aparecieron algunas películas que, moviéndose dentro de las claves del cine negro, se centraban sin embargo en el problema de la corrupción, mostrando como ésta, impulsada desde el crimen organizado, era capaz de impregnar a toda la sociedad, degradándola por completo. El presente filme, muy desconocido, es un buen ejemplo de tal tendencia argumental, mostrándonos hasta qué punto puede ocultarse tras la apacible apariencia de una pequeña ciudad, una realidad marcada por las actividades ilegales, el control mafioso y la aquiescencia de las autoridades y personalidades locales.

Robert Wise produce y dirige esta película convencido del discurso moralizante de la historia, que presenta los esfuerzos de un periodista por desenmascarar la oscura y criminal realidad de la ciudad, realidad que prácticamente todo su entorno –con la excepción de su mujer– se empeña en negar o en no querer ver, unos por interés y otros por desgana o por miedo. Así, además de realizar un efectivo panorama de la corrupción, el filme insiste en la hipocresía de muchos ciudadanos que, sin ser partícipes o beneficiarios de los negocios ilegales (en este caso apuestas), prefieren dejar las cosas como están, justificándose en la “naturaleza humana” o en la inevitabilidad de tales actividades. Se refleja muy bien la soledad del individuo empeñado en revelar la verdad, y el miedo que eso puede generar, especialmente cuando se comprueba que incluso el llamado “cuarto poder” puede estar a merced de los numerosos engranajes del crimen y el poder (muy ilustrativa la secuencia en que los anunciantes del periódico empiezan a retirar su publicidad del mismo).

La película está muy bien escrita, e ilustra perfecta y didácticamente la realidad que pretende abordar y denunciar; siguiendo la ya clásica estructura de un breve prólogo que da paso a un largo flashback, sólo resulta algo cuestionable el empleo de la voz en off, que si bien parece adecuada para introducirnos en el ambiente de la ciudad, después se me antoja innecesaria a la hora de describir sentimientos o pensamientos que las imágenes ya sugieren por sí mismas. Por lo demás, la realización es impecable y poco efectista, reduciendo la violencia a la mínima expresión (me refiero a la violencia física, tangible, pues la psicológica está muy presente), apenas una secuencia en la que prima la sensación de amenaza sobre el vértigo de la acción, algo que Wise mantiene a lo largo de todo el filme. A destacar también la excelente fotografía, que aporta el necesario toque de dramatismo a una película que, por lo demás, mantiene un registro cercano al documental, tomando quizás ejemplo de algunos filmes de Hathaway. A su vez, esta película influiría en otras posteriores, sobre todo por el retrato de una pequeña ciudad corrompida por el crimen organizado; en una versión más violenta pero igualmente aleccionadora podemos encontrar la excelente The Phenix City Story, de Phil Karlson.

Concluida la historia, el filme se cierra de un modo que yo nunca había visto antes: con una declaración a cargo del mismísimo senador Kefauver, sin duda inspirador del tono de la película, y a la postre, principal estrella invitada de la misma.


 

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