Callejón sin salida

Título en castellano Callejón sin salida
Titulo original Dead Reckoning
Año de filmación 1947
Duración 100′
Pais Estados Unidos
Director John Cromwell
Guion Oliver HP Garrett, Steve Fisher, Allen Rivkin
Música Marlin Skiles
Dirección de fotografia Leo Tover (B&W)
Reparto
Productora Columbia Pictures
Sinopsis Rip Murdock (Bogart), un antiguo soldado, intenta averiguar quién ha tendido una trampa a su amigo Johnny, acusándolo de asesinato y matándolo después. Investigando el oscuro pasado de su compañero durante la guerra, llega hasta Coral Chandler, la novia de Johnny; pero, cautivado por su belleza, se deja atrapar en una maraña de mentiras
Premios  
Subgénero/Temática Intriga, Thriller

tomado de filmaffinity

«Impecable vehículo de lucimiento de Humphrey Bogart, con el que John Cromwell retorna a los orígenes de su cine. (…) atractiva realización que se suma a los clásicos del cine negro de la productiva década de los cuarenta» 
Fernando Morales: Diario El País 

Recreación magnífica del esplendor del cine negro americano, ese que tanto nos pone a tanta gente; sí entre ellos Garci y yo. Porque a pesar de que haya tipos por ahí que calumnian una de las más altas expresiones de este arte: que si mucho estereotipo, que si argumentos enrevesados, que si los pantalones a la altura del sobaco, etc., en el noir americano confluyen infinidad de elementos que hacen del contar historias y reflejarlas en la gran pantalla algo maravilloso. Y esto es irrefutable.

La fotografía del maestro Leo Tover es impecable. Se adapta perfectamente al ritmo y a las sensaciones que debe transmitir el film; su acompasamiento con el argumento es fantástico. Esto, junto a la música, deliciosa como siempre, permiten al espectador dejarse llevar hasta encontrar un punto de encuentro con los acontecimientos y adentrarse de lleno en el alma de la historia. Historia ya hemos dicho complicada, como no podía ser menos, donde un veterano de la SGM Rick Murdor (Bogart) se ve mezclado en un turbio asunto de asesinatos, chantajes, infidelidades y demás miserias humanas que adornan desgraciadamente el mundo donde vivimos. La ambigüedad moral de Rick también ayudan a la dificultad de la trama. Y por supuesto la «femme fatale»: Lizabeth Scott hipnotiza cumpliendo a la perfección su papel. Tampoco se le pide más aunque es justo decir que estaba un escaloncito por debajo de las Graham, Bacall o Stanwyck.

Pero la película es Bogart. Justo un año antes de «Cayo Largo» y «El Tesoro de Sierra Madre» Cromwell le regala un papel de los que, esté donde esté Humphrey, todavía le estará dando las gracias. La voz en off abre a Bogart un panorama infinito donde, con su voz (imprescondible la VO) y su maestria dar forma a un personaje cuyas reflexiones, sarcasmo e ironía abruman e impresionan al espectador enseñándole generosamente el camino del disfrute absoluto. En fin otro aporte a la historia del cine de ese tipo que aunque llevara los pantalones donde los llevara, a nadie le quedaban tan bien. ¡¡Salve Bogart!!


Tengo el gusto de valorar una antigua joya del panorama en negro de este arte, en la que ha caído tanto polvo que desconozco si alguna vez su brillo fue visto por alguna persona.
Pero yo si lo ví ¡OH si!, lo vi la primera vez y lo he vuelto a ver ahora y puedo asegurar que su luz tiene poco que envidiar de grandes obras del género tales como “doble indemnización”

El film utiliza con tanta fuerza los estereotipos del género que yo diría que esta película es la película de cine negro por excelencia. Pero eso no dice nada con respecto a su calidad. Para hablar de su calidad tenemos que hablar del guión, agudo, perspicaz, elocuente, como debe ser todo guión que pretenda enganchar sólo a través del guión.

La forma de inicio que utiliza Kromwell es uno de los aspectos que mejor valoro, contando una historia subyacente que ya de por si resulta muy interesante y en ningún momento decae, trasladándote poco a poco a una película de cine negro que nos encierra en esta historia turbulenta.
Al hacer esto crea una atracción visual en el espectador, precisamente para atraerlo donde quiere llegar y entrar con más fuerza en esta historia.
Una vez dentro, una palabra embriaga la pantalla. CLASE.
La prolongada escena del cabaret no se hace sino cada vez más interesante, sorteando de uno a otro, momentos… la barra, la chica, la canción, la noticia, la partida,.. Está todo excelentemente intercalado para que las emociones funcionen acordemente.

Me parece una tontería decir quien está mejor o peor, si Bogart o la rubia. Los dos están BIEN. Ambos cuadrados en sus personajes. Y la química, que es el factor fundamental, es visible.

Los diálogos son ingeniosos y mordaces, casi siempre llevados de la mano de Bogart, y lo mas importante, están bien integrados en los sucesos que siguen un ritmo muy variado para sujetar una trama que se dirige a un solo punto. “Limpiar el honor de alguien”
Los temas del argumento están bien utilizados porque se hacen necesarios a medida que avanza el desarrollo.

El mayor bagaje que le pesa a la película es no haber encontrado un mayor sustento a que Bogart le esté contando la historia al padre paraca, que hace de pre-espectador y este recurso le sirve al director para explotar la voz en Of. todo lo que puede, hasta el momento en que ya no es necesaria. De esta forma, este recurso queda entonces como un truquillo fuera de contexto en el argumento, pues no se le da una salida final.

Esto no quiere decir que la voz en Of. no esté magníficamente utilizada. Al contrario, aguda y machacante en su mayor medida, ornamental en ocasiones, e impregnada de poesía en ciertas escenas que describe con gran belleza, es muy necesaria y supone su baza más importante para contar la historia, sobre todo al principio pues expone la investigación de Bogart a un ritmo tan vertiginoso que el espectador se perdería sin ella.


tomado de memento

Me pregunto por qué esta película no me ha dejado ningún recuerdo, por qué se ha borrado tan fácilmente hasta el  punto de que no la recordaba en la filmografía de Boggie. Puedo probablemente encontrar la respuesta en el concepto de repetición [borrando las diferencias] más que en el de diferencia [en la aparente repetición]. Se ve claramente que los  Estudios Columbia quieren repetir, reproducir,  el éxito de Boggart en sus pasos por los Estudios Warner: estos últimos han “prestado” al actor en un momento en los que están renovando el contrato. A primera vista, este Callejón sin salida parece ser a un simulacro del taquillero Sueño Eterno fabricado con unas fotocopias de William Faulkner,  Raymond Chandler y Lauren Bacall y el original de Boggie,  un año mayor. Se podría entonces explicar el olvido de la película de Cromwell por la repetición de la película de Hawks a pesar de las diferencias que aportan estas fotocopias y concluir que el PhotoShop no funciona cuando se quiere transformar a Faulkner en Oliver Garrett o  cuando se piensa que la novela de Chandler tiene algunas similitudes con la de Biddell y Adams. No se puede pedir a un cineasta o un guionista la misma inspiración para contar las enredadas hazañas de Philipp Marlowe o para adaptar esta clásica y previsible historia del capitán Warren “Rip” Murdock un oficial que, de vuelta de las guerras que acaban de librarse fuera de su país, decide investigar por su cuenta la desaparición de su compañero en el ejército, el sargento Johnny Drake,  que iba a recibir una medalla por sus méritos bélicos.

Pero el olvido por la repetición no se sitúa necesariamente a este nivel. Como Bogart, Lizabeth Scott también tiene un año más que en The strange love of Martha Ivers. Sin embargo,  pedir a Van Heflin que te encienda un cigarro en 1946 o a Dick Powell en 1948 (Pitfall-André de Toth) no es lo mismo que pedirlo a Bogart. La sombra de Bacall se  perfila detrás de la nueva pareja improvisada por los Estudios Columbia y… ¡Adiós Glamour!

Entonces comprendo que lo que ha borrado el recuerdo de Dead Reckoning es el mito creado por los estudios Warner  con la pareja Bacall-Bogart: la publicidad ha sido eficaz y el ejemplo confirma –si hacía falta –que el el poder mercantil es el que fabrica la historia. Podemos entonces cambiar nuestro enfoque –cuales quieran que sean las intenciones de los estudios Columbia –y ver la película de John Cromwell olvidándonos de Howard Hawks.

Con esta nueva lectura, la primera impresión es que el propio Bogart parece olvidarse de Jack Warner o, por lo menos, responde a los deseos del director de crear un pastiche de sus interpretaciones pasadas. En cuanto a Lizabeth Scott, aunque los estudios han intentado utilizarla como doble de Bacall, ha sabido,  en toda su filmografía en el cine negro, imponer su propia personalidad reservada, tranquilizadora al lado de unos hombres siempre atormentados. En paz con la nueva pareja, puedo ahora seguir la trama de Dead Reckoning sin encontrarme en un Callejón sin salida.  

 Un buen cine negro, música de circunstancia y fotografía que no deja pasar ningún detalle de las cicatrices sobre las caras de estos gángsteres, con su flash back en un confesionario, sus bares, una historia enrevesada con unas cuantas sorpresas: chantaje, asesinatos, peleas donde Rip  recobra sus reflejos militares de granadero y… su femme fatal, Coral “Dusty” Chandler que fue amante de Johnny, el sargento asesinado, amigo de Rip –el cual está a punto de caer también en los brazos de “Dusty” –. Johnny, cuando se entera que debe recibir una medalla militar con todos los honores en Washington, desaparece. Rip decide encontrarlo y se lanza en una investigación por cuenta propia, siguiendo pistas a veces equivocadas, navegando por instinto. El título de la versión original se parece más bien a un juego de palabras con el sistema de navegación “DR” (D por ded o deduce, R por reckoning) que utiliza un calculo de estimación a partir de un punto de partida como referencia. Rip/Bogart efectua un “Dead Reckoning”: toma como punto de partida la desaparición y la noticia de la horrible muerte (Dead) de Johnny, navegando a ojo de buen cubero.  

Se va desvelando poco a poco el secreto de Johnny y lo que descubre Rip le mete en el callejón del título de la versión española: un cambio de identidad, la muerte del marido de Coral, asesinado por esta pero atribuida a Johnny… Pero nos enteramos también del chantaje que sufre ella por parte de un tal Martinelli; lo que explica la paliza que los esbirros de Martinelli han dado a Rip cuando éste empezó a investigar por su cuenta. Todo eso no es del gusto de la policía que decide parar a Rip… Pero no hay quien para a Rip: ha decidido vengar a Johnny y enfrentarse al sadismo de estos sanguinarios personajes a sueldo de Martinelli… ¿y quién ha matado a éste? Maltratado, envenenado,  tumbado, Rip vuelve al combate, da sus comentarios en voz en off al capellán y espera su siguiente papel de héroe machote en los estudios Warner.  Aquí se le ha preparado unos diálogos a la medida de su machismo, como en este diálogo con Lizabeth Scott, la cual sabe defenderse:

-Rip: las mujeres hablan demasiado. Tendrían que limitarse a ofrecer su belleza.

Lizabeth: ¿y obedecer?

R: las mujeres deberían ser minúsculas… Así podríamos guardarlas en nuestro bolsillo… y saber donde están. En el restaurante, las ponemos en la mesa, y así podemos pasarlo bien con los colegas sin que nos molesten. Cuando llega la noche y queremos tenerlas al tamaño natural… uno sacude la mano e ¡ya está!…

L: ¡Usted es un verdadero machote!

R: … si te interrumpe, te la guarda en el bolsillo.

L: así que las mujeres están hechas para ser queridas.

R: ¿Es eso lo que he dicho?

L: ¡Claro, era una confesión! ¡Usted no se fía de ellas porque sabe que no las puede guardar en el bolsillo!

Con la buena ayuda del operador Leo Tover, el director John Cromwell hace de Bogart un “privado” improvisado que parodia a… Bogart, al igual que la peligrosa y venenosa Coral “Dusty” / Lizabeth Scott lo hace con… Lauren Bacall, imitando hasta su voz en algunas ocasiones como en los diálogos que acabamos de transcribir. A la calidad de la ambientación con la vuelta de la guerra de estos pobres héroes y del ritmo bien marcado,  conviene añadir algunas ideas como, por ejemplo,  esta música que acompaña el acólito de Martinelli,  y el humor de la narración como esta reflexión de Rip en el tren, cuando se enteran que Johnny va a recibir una medalla de honor en Washington: “a lo mejor, el presidente te dejará sentarse sobre su piano”, en referencia a una foto tomada en el National Press Club en 1945 de Harry Truman tocando el piano sobre el cual esta sentada… Lauren Bacall.


tomado de quegrandeeselcine

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