Chicago años 30

Título en castellano Chicago años 30
Titulo original Party Girls
Año de filmación 1958
Duración 99 minutos
Pais Estados Unidos
Director Nicholas Ray
Guion George Wells (Historia: Leo Katcher)
Música Jeff Alexander
Dirección de fotografia Robert Bronner (Color)
Reparto
Productora Metro Goldwyn Mayer
Sinopsis El abogado Thomas Farrell presta sus servicios a Rico Angelo, el gángster más poderoso de Chicago. Un día, se enamora de Vicki Gaye, una bailarina que acude a todas las fiestas de la mafia. Aunque Farrell intenta dejar de trabajar para Rico Angelo, éste se lo impide amenazando a Vicki. 
Premios  
Subgénero/Temática  Melodrama, Años 30, Bailarina

tomado de filmaffinity

“Party Girl” es una de las grandes obras de Nicholas Ray y una demostración de su capacidad para adaptarse al cine clásico, manteniendo su estilo personal. Nos encontramos ante un melodrama mezclado con cine negro tardío y aderezado con el musical. De todo ello Ray obtiene un coctel esplendoroso en Cinemascope y un bellísimo Technicolor. Un film en que las miradas y los sentimientos están a flor de piel, trazando una compleja red de interrelaciones en las que el peligro, el riesgo, el deseo y la voluntad de emerger de un contexto sombrío y turbio se erige como epicentro de una trama de poder y corrupción. Es ahí donde se teje la relación casual entre la corista Vicky Gaye (una versátil Cyd Charisse) y Tom Farrell (excelente Robert Taylor) abogado de un mafioso, defendiendo a asesinos que controlan la ciudad, Rico Angelo (estupendo Lee J. Cobb), un tipo abyecto y sin escrúpulos. Un film donde no se deja de lado la crónica de políticos y jueces arribistas.

Farrell es cojo, y esa discapacidad es también determinante: un personaje fronterizo, receloso y contradictorio que le cuenta a Vicky sus recuerdos adolescentes en uno de esos planos con fondo negro que tanto le gustaban a Ray; entre esos recuerdos destaca un juego sucio, arriesgando la vida en el puente levadizo de la ciudad (otro juego peligroso como en “Rebelde sin causa”), que le costó la cojera, desde entonces Farrell se hizo la promesa de que sería envidiado, pues odia la compasión, pero la aprovecha para seducir a los jurados populares. La vida de Tom se basa en hacerse respetar y lo consigue desde el triunfo social, aunque tenga que vender su dignidad a un capo mafioso. Otra constante en el cine de Ray, el paso de la adolescencia difícil al “refugio” adulto. El cineasta realiza un profundo estudio de caracteres, haciendo del abogado y la corista, que intenta “mantenerse alejada” de los hombres, una historia de amor desesperado, a ratos lírico, otras veces desgarrado, entre el empuje de dos fuerzas antagónicas: la dignidad y el dinero. Ambos necesitan olvidar demasiadas cosas para afrontar libremente su relación.

Otro tema importante es la forma en que presenta a los personajes con su peculiar puesta en escena, la primera vez que vemos a Farrell está de espaldas a la cámara en la fiesta de los mafiosos, ajeno a ese ambiente deleznable. Este hermoso melodrama de Ray refleja una mirada poética y una profunda fatalidad característica del cineasta. Momentos que rebelan su condición romántica, como cuando Vicky huele emocionada las rosas que le ha enviado Tom al camerino. Los números musicales en los que Cid Charisse actúa en “El gallo dorado” propiedad del mafioso, son fascinantes por su elegancia y colorido, ejerciendo de contrapunto en la tensión dramática. Es evidente los hallazgos en el uso del color, me gusta mucho cuando Vicky conoce a Tom en la fiesta, ella luce un precioso vestido rojo y a partir de ese momento el rojo es el “leit-motiv” visual del personaje. Un film majestuoso que funciona por impregnación: sensual como sus juegos con los colores; intenso gracias al trabajo en cada plano; inteligente por la acumulación de detalles que van enriqueciendo su entendimiento. Porque no es sólo una película de gangsters, sino una apasionada historia de amor desesperado.


Último film rodado en Hollywood por Nicholas Ray (“Johnny Guitar”, 1954). Escrito por George Well, adapta un relato breve inédito de Leo Katcher. Se rueda íntegramente en los MGM Studios (Culver City, L.A., CA), salvo la escena del puente. Producido por Joe Pasternak para MGM, se estrena el 28-X-1958 (EEUU).

La acción dramática tiene lugar en Chicago (Illinois), en 1930, al comienzo de la Gran Depresión. La obra plantea uno de los temas constantes del realizador, la lucha siempre incierta entre el bien y el mal. En este caso la contienda se establece entre el amor y la honradez contra la crueldad y la corrupción. Los personajes principales, de acuerdo con los gustos de N. Ray, son seres débiles, atrapados y solitarios, que arrastran sentimientos de fracaso, derrota y marginación social. Ejemplifica este hecho la protagonista femenina, Vicki Gaye (Charisse), que quería ser bailarina y modelo y solo ha conseguido ser corista de una sala de fiestas nocturna, llamada Golden Rooster, y que se ve en la necesidad de complementar sus ingresos asistiendo a fiestas privadas como chica de alterne o compañía.

El relato se presenta impregnado de un aire pesimista y triste que compone uno de los elementos principales de la atmósfera que rodea a los personajes. No es ajena a este hecho la insatisfacción que sienten y la melancolía profunda que anida en ellos como consecuencia de sus sentimientos de impotencia, debilidad y fatalismo. La condición de personas dependientes y atrapadas se ve agravada por los incidentes de violencia y brutalidad que jalonan la acción en un crescendo que culmina hacia el final. En el marco de estos hechos se desarrolla una atípica historia de amor que comienza como una válvula de escape y un refugio, para convertirse gradualmente en una realidad sólida y en fuente de oportunidades de evolución, cambio y transformación personal.

La definición de los personajes compone unas figuras de notable profundidad psicológica y convincente coherencia. Sobresale el retrato que se ofrece del protagonista, Thomas “Tommy” Farrell (Taylor). Menos definidas, pero bien construidas, están las figuras del malvado, Rico Angelo (Cobb), y de la joven Wicki. El primero es violento, desconsiderado y psicótico, mientras la chica suma fragilidad y lucidez a partes iguales, lo que le permite defenderse sola cuando hace falta, sin dejar de necesitar ayuda para recomponer su vida y su estado de ánimo tras la pérdida de su mejor amiga.

La fotografía, en metrocolor y cinemascope, de Robert Bronner, desarrolla una exposición pausada, basada sobre todo en planos medios y encuadres precisos. Los colores cumplen funciones dramáticas, como en otras obras de Ray. Los rojos intensos y saturados simbolizan pasión y los verdes fríos hablan de esperanza. La cámara se sitúa a veces en posiciones poco verosímiles que acrecientan la fuerza dramática de algunas escenas violentas.


tomado de lasmejorespeliculasdelahistoria

Vicky Gaye es una corista del club «Golden Rooster» que asiste a una fiesta del mafioso Rico Ángelo y propietario del local, a cambio de dinero. Allí conoce a Tommy Farell, un abogado que se encarga de los asuntos legales de Rico, aquejado aquel de una cojera en una pierna, como consecuencia de una caída desde un puente cuando niño. En la fiesta, ella será acosada por un miembro de la banda. Vicky le pide a Farell que la saque de ahí. Cuando ella regresa a su apartamento, su compañera de piso y compañera en el club, se ha suicidado. Farrell defiende a un miembro de la banda de Rico, consiguiendo que lo declaren inocente después de utilizar, una vez más, sus argucias legales y emocionales para ablandar a los jurados y manipularlos a su favor. Vicky asiste al Tribunal y le recrimina su actitud tramposa. Entre ambos surgirá una relación amorosa. El Abogado se distancia de Rico para curarse y replantearse su vida y carrera, pero pronto será reclamado por Rico para hacerse cargo de la defensa de otro gánster de la banda. Ante la negativa de Farrell a ejercer la defensa, Rico lo amenazará con desfigurar el rostro a Vicky con ácido. Rodada íntegramente en los estudios de la MGM a excepción de la única escena del puente, Chicago años 30 con guión de George Wells, fue la última película que Nicholas Ray rodó en Hollywood bajo el manto protector de un estudio. 

chicago años 30

Ray imprime una aureola de tristeza a esta cinta de cine negro y, a sus personajes, alto contenido sentimental, así como un aire de fracaso y derrota personal, aunque aquí muestra en la pareja protagonista, un tipo de personajes que se alejan, de algún modo del estereotipo de personajes característicos del cine negro, los cuales no pueden huir de su destino. Son unos personajes característicos, marca Ray, causas perdidas, seres solitarios, fuertes en apariencia, pero terriblemente débiles, vulnerables y desvalidos en su interior. Así, Farell (Robert Taylor), un abogado que trabaja con dedicación exclusiva para el mafioso Ángelo, tramposo y manipulador. Arrastra una cojera desde su niñez y que acentúa según sus necesidades para compadecer al jurado. Vicky Gaye (Cyd Charisse) una corista que trabaja en un club nocturno y asiste a fiestas como chica de compañía a cambio de dinero y, Rico Ángelo (Lee J. Coob) un jefe gángster, sin escrúpulos, pero con una característica dependencia de Farrell y dueño del club nocturno. Rodada en su mayoría en planos medios y en formato cinemascope, la cinta contiene pocas dosis de acción, salvo las escenas violentas que surgen hacia el final del metraje. 

chicago años 30

Los colores de la fotografía de Robert Bronner, acentúan el momento narrativo; así encontramos dos tipos de colores diferenciados, el rojo, color dominante en su mayoría, insertado en las escenas más dramáticas y pasionales; tonalidades verdosas, simbolizando el sentimiento de esperanza y dorados en los números musicales. Chicago años 30 no es una cinta de género negro al uso ni al estilo más puro, como tampoco lo es «Johnny guitar ( 1953)» al western, pues contiene elementos de melodrama, drama judicial y musical a cargo de Jeff Alexander y Nicholas Brodsky (contiene dos o tres números musicales a cargo de Charisse, iniciándose incluso la cinta con uno de ellos) El galán Robert Taylor ofrece una de sus mejores interpretaciones como abogado desencantado y redimido hacia la honestidad y el buen camino, a través del amor de Vicky; Charisse y sus interminables piernas realizan también un destacado trabajo; Lee J. Coob, inmenso, como siempre, da a la perfección el rol de gánster sin escrúpulos. Complementan el reparto Ken Smith, como fiscal encargado de la investigación y John Ireland, como miembro indeseable de la banda de Ángelo.

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