Punta de ruptura

Título en castellano Punto de ruptura
Titulo original The Breaking Point
Año de filmación 1950
Duración 970
Pais Estados Unidos
Director Michael Curtiz
Guion Ranald MacDougall (Historia: Ernest Hemingway)
Música Ray Heindorf
Dirección de fotografia Ted McCord
Reparto
Productora Warner Bros. Pictures
Sinopsis En Florida, el dueño de un yate de alquiler que tiene graves problemas económicos, acepta que una banda de mafiosos utilice su barco para escapar de la policía. El problema se agrava cuando los gángsters asesinan a uno de sus amigos. Adaptación de un relato de Hemingway.
Premios  
Subgénero/Temática Crimen, Drama

 

Film Noir: 'Punto de ruptura' de Michael Curtiz

tomado de filmaffinity

Así se llama el barco donde Harry Morgan (John Garfield), un veterano de guerra y de condición perdedor, intenta sacar a su familia adelante y donde se desarrolla gran parte del argumento. El inolvidable comienzo, con las palabras de Harry, recogen perfectamente lo que va a ser la película:

«Ya sabes como es el mar a la primera hora de la mañana: todo en silencio, excepto las gaviotas, todo en silencio. Y te sientes genial. Entonces llegas a tierra y empieza. Y en un momento estás metido hasta el cuello…y no sabes ni como empezó»

Buena película. Seria y sólida. Representa perfectamente el alma del relato de Hemingway (que ya se adaptara maravillosamente en «Tener y no Tener»). Un tipo honesto, marido y padre, de vocación marinero y que recorre la vida con la honradez por bandera, se encuentra ante un serio problema económico que lo hace acercarse a gángsters, ladrones y tipos de dudosa reputación. Michael Curtiz dirige con maestría y no desmerece en absoluto a su predecesora, la imborrable obra de Hawks.

Crudeza visual y en ocasiones narrativa se combinan con primeros planos en torno a la relación de Garfield con las mujeres de la película: la suya propia Lucy (Phyllis Thaxter), una mujer convencional e incansable en el apoyo y lucha por su marido, y Leona (Patricia Neal) mujer de más sofisticada y atractiva que pronto se cruzará en el camino del marinero. De la lucha de estas dos mujeres por Harry se tienen escenas irrepetibles y diálogos del todo ilustrativos del alma femenina en estos casos. Espectacular y fiel retrato.

En definitiva, otra obra más que no fue estrenada aquí en España y que supone además el último gran título de ese enorme actor, el «boxeador» John Garfield, dos años antes de su muerte en 1952 hecho que añade más interés del que ya tiene de por sí este buen título. Bastante recomendable.


En todo el momento de la proyección de esta magnífica película, se hace ver que el capitán del yate acarrea graves apuros económicos que le vienen sin duda desde que llegó de la guerra. El caso es que se inicia la historia cuando el capitán Morgan embarca con su amigo para llevar a pescar a un cliente y a su atractiva pareja. Un buen negocio… Aparentemente.

Supongo que la base de una buena novela y un excelente guión hizo la tarea más fácil a Michael Curtiz para conseguir una película entretenida y creíble.
Una novela de Hemingway, Tener y no tener, que inspiró además de este Punto de ruptura, Tener y no tener (1944) de Hawks y El traficante de armas (1958) de Don Siegel.

Señalar una efectiva puesta en escena del ambiente hogareño, sencillo y muy lejos del dramatismo opresivo que a veces es hasta molesto. La participación de las niñas es un claro ejemplo de un trabajo perfecto. Remata la acción el rostro de la mujer de Morgan, delicado, siempre alerta, vivo, que representa a la mujer de su casa, sacrificada y enamorada. Esta circunstancia más un añadido flirteo, marca la historia consiguiente dándole ese cariz tan necesario de intriga y tragedia.


tomado de espinof

Hace relativamente poco os hablaba en diferentes secciones de dos films como ‘Tener y no tener’ (‘To Have and Have Not’, Howard Hawks, 1944) y su segundo remake, ‘The Gun Runners’ (id, Don Siegel, 1958), ambas basadas en la obra de Ernest Hemingway, que el propio autor consideraba una de sus peores obras. Hoy nos toca ‘Punto de ruptura’ (‘The Breaking Point’, Michael Curtiz, 1950), primer remake del film de Hawks, o segunda adaptación para los que gustan de eufemismos, de la obra del escritor de Illinois.

Resulta curioso que sea Curtiz el director de este film, puesto que la versión de Hawks guarda no pocos elementos en común, debido a que compartían al mismo productor, con ‘Casablanca’ (id, Michael Curtiz, 1942). Así pues, es como si Curtiz devolviese la pelota a una película que tuvo no pocas influencias de su mítico film. Al igual que hizo Siegel en el film posterior, el director húngaro centra la historia en su lado Film Noir, cambiando para ello muchos de los elementos del film previo.

 
 
thebreakingpointf2.jpg

Personajes cercanos

El guión, obra de Ranald MacDougall —firmante de los libretos de películas como ‘Objetivo: Birmania’ (‘Objective: Burma!’, Raoul Walsh, 1945), o colaborador no acreditado en films como ‘Pánico en la escena’ (‘Stage Fright, Alfred Hitchcock, 1950)— se sitúa evidentemente más tarde en el tiempo que la primera versión. Tras la Segunda Guerra Mundial, Harry Morgan —John Garfield recogiendo el testigo de Bogart— debe aceptar negocios ilegales con su embarcación para poder sostener a su mujer y dos hijas.

Una situación de crisis que convierte un film de mal llamado cine clásico a la orden del día, logrando que se empatice con el personaje central hasta extremos impensables. Además, John Garfield ofrece una interpretación no mejor que la de Bogart, eso es ridículo, sino más cercana, o dicho de otra forma, convierte el personaje en alguien normal y corriente que está metido en apuros. Atención a sus expresiones cuando confiesa haber matado a una persona, o la desesperación por no tener dinero. Ni George Bailey, vamos.

Curtiz da cierto peso al mar, también clave en varias obras del autor literario, aquí como alegoría a los sueños de libertad del personaje central, perfectamente entendibles. Una libertad que simplemente le aleje de las malas influencias, como todo lo concerniente al personaje que le mete en líos, un médico en horas bajas que organiza negocios de dudosa legalidad y que mantiene una extraña relación de admiración/desprecio hacia Morgan. Dicho personaje recae en un magnífico Wallace Ford.

thebreakingpointf3.jpg

Acción, drama y tristeza

Otra de las variaciones del film original es el personaje que acompaña a Morgan. Walter Brennan cede su personaje a Juano Hernádez, actor negro que da otra dimensión al rol. Para empezar no es un borrachín, sino alguien como Morgan a quien admira bastante y le ayuda en todo lo posible, apareciendo muchas veces como un mero partenaire, y sin embargo dicho personaje da lugar a un final absolutamente demoledor y triste, con su hijo pequeño solo en medio del puerto esperando un regreso que nunca sucederá. Al igual que el film de Siegel, ‘Punto de ruptura’ deja un sabor amargo totalmente inesperado, por dicho final.

En el reparto femenino tenemos a la peculiar Patricia Neal en un rol muy diferente al de Bacall, aunque con la etiqueta de femme fatale detrás de ella. Un personaje que juega a varias bandas mientras acepta su derrota amorosa ante un Morgan dudoso, un amor inolvidable y por ello inalcanzable, de esos que dejan huella. Llama la atención la guerra oral entre la mujer de Morgan y ella mientras aquél, borracho, no se entera de nada. Un secuencia que pone de relieve los universos femeninos y masculino cuando se trata de amor.

Si acaso el film posee cambios de ritmo bruscos, sobre todo cuando se acerca a su tramo final, lleno de acción y situaciones inesperadas, impecablemente filmadas por Curtiz, valiéndose de la muy acertada fotografía de Ted McCord, especializado en atmósferas opresivas y decadentes, llenas de lugares sombríos muy marcados, en este caso acorde con el calvario personal de Harry. Enérgica en sus mejores momentos, también ataca sin piedad el sueño americano, falacia donde las haya, y lo cubre todo de un sutil pesimismo.


tomado de thecinema

Hay ocasiones en las que el hecho de que falle la memoria propicia vivir unos buenos minutos cinematográficos libres de prejuicios que impedirían una visión “inocente” de cualquier película. Este ha sido para mi el ejemplo de THE BREAKING POINT (1950, Michael Curtiz), tan solo exhibida en España en pases televisivos con el título de PUNTO DE RUPTURA. Mas allá del hecho de proceder de una novela del conocido Ernest Hemingway –nunca resultará más enojoso para mí el desapego hacia la literatura-, las crónicas cinematográficas no dejan de citar al referirse a este film de su anterior versión, la excelente TENER Y NO TENER (To Have and Have Not, 1944).

Pese al buen regusto que mantengo del citado film de Hawks es tan lejano su recuerdo –se me impone una revisión-, que me enfrenté ante esta obra de Curtiz con una mirada limpia y he de reconocer que su resultado me brindó contemplar una película sólida, brillante en ocasiones, eficaz siempre, con algunos pasajes especialmente inspirados, y en donde si bien no se alcanzan las cotas de intensidad del título protagonizada por la inmortal pareja Bogart / Bacall, no es menos cierto que se vale por sí misma para merecer un respeto y fundamentalmente aportar otra mirada quizá más impersonal, pero igualmente valiosa.

Harry Morgan (John Garfield) es un héroe de guerra fracasado. Su vocación de marinero con el paso de unos años solo le ha posibilitado intentar la compra de un pequeño barco que sigue pagando a plazos, subsistir con penurias alquilando el mismo de forma irregular y estar casado con una convencional muchacha –Lucy (Phillis Thaxter)- de la que tiene dos niñas-. Una situación bien poco estimulante que no tiene visos de interrumpirse pese a la amistad que le brinda su amigo, el veterano Wesley (Juano Hernández), fiel compañero de color de penas y fatigas.

Un día son alquilados los servicios de Morgan por parte de Hannagan, al que acompaña la atractiva Leona (Patricia Neal), que muy pronto se interesa por el atractivo marinero. A su llegada a México finalmente Hannagan abandona a Morgan sin pagarle, teniendo este que aceptar el turbio ofrecimiento de Duncan (Wallace Ford), un abogado que en realidad trabaja para gangster y delincuentes. La oferta se materializa en trasladar a ocho chinos hasta USA, turbio encargo que finalmente rechazará concluir desalojando a estos en tierra firme pero que le forzará a eliminar al enlace asiático que especulaba con ellos. Morgan regresa a su domicilio y es sometido a ciertas investigaciones por los guardacostas. En medio de esa vorágine, de la frustración que manifiesta en el entorno que le rodea y que contrasta con sus anhelos, finalmente la deuda acuciante de los pagos de su barco le llevan a aceptar un nuevo encargo de Duncan, mientras no deja de coquetear furtivamente con Leona, que le da ese arrojo y atractivo que jamás le puede brindar la rutina de su esposa. Esta descubre estos devaneos e intenta inútilmente acercarse a dicha personalidad –se llega a teñir de rubio su pelo para imitarla, con ridículos resultados-. Morgan se ha de encargar de tripular a unos gangsters que atracan una central de apuestas. Estos incluso dejan que Duncan sea abatido por la policía en su huída y hacen lo propio con Wesley cuando inician su huída en el barco y al quedarse este accidentalmente dentro del mismo. El instinto de rebeldía a su mediocridad y la rabia marcada por el asesinato de su mejor amigo harán que Harry se debata con los atracadores logrando abatirlos a todos aún a costa casi de su propia 

Como se deduce por el enunciado de su argumento, THE BREAKING POINT plantea una aventura exterior pero sobre todo la evolución de un personaje lleno de anhelos por salir de la mediocridad de su entorno. Tal y como incluso reflejan las escasas voces en off el recorrido de Morgan es el de intentar evadirse de una irreductible rutina que no logra solventar su pasión por el mar, su sentido de la amistad y la llamada de la aventura. Elementos ambos intrínsecos en la obra de Hemingway y que se traslada en esta inequívoca producción de la Warner –algún día habría que profundizar sobre los looks de cada estudio que se traslada en sus producciones- en la que hay un notable desequilibrio en el sentido de la narración puesto en practica con un Curtiz impersonal y eficaz a partes iguales, donde cabría destacar la –como casi siempre- espléndida prestación de un angustiado John Garfield -¡esos primeros planos que en ocasiones se intercalan!-, la extraña química que establece con Patricia Neal –una de la actrices más singulares de su época y dotada de esa singular capacidad para la provocación- y la sensacional composición de Wallace Ford como el nada escrupuloso Duncan, que por momentos llega a eclipsar a Garfield –los instantes en que demuestra su nerviosismo al saber que ha de estar presente en el atraco a la oficina de apuestas-.

La película de Curtiz destaca en esa antes aludida irregularidad en su narración, que sabe evocar un ambiente costero sin incidir o reiterar sus elementos recurrentes, inserta contraluces expresionistas y profundidades de campo en su espléndido blanco y negro, lugares de cierto exotismo, e incluso planificar secuencias de tanta fuerza visual como las que contemplan el atraco. Esa precisión llegará a la emotividad de los planos de ese agridulce final en el que Morgan acepta que le sea amputado su brazo para conservar la vida en su entorno familiar –una poco grata perspectiva-, mientras la cámara nos muestra casi en el mismo plano la tristeza del hijo de Wesley –que se queda llorando solo en el encuadre-, y la mirada lánguida y triste de Leona. Esa mujer que le podría haber proporcionado una ilusión nueva en la vida y finalmente proseguirá su camino conquistando a adinerados caballeros.


tomado de diariocinefiloclasico

Harry Morgan es un hombre felizmente casado y padre de dos agraciadas pequeñas que lo esperan siempre con tanta ansiedad como su abnegada esposa Lucy. A ésta no le agrada la labor que él hace, manejando una lancha a motor en la que suele transportar a la gente más inesperada, pero Harry se niega a aceptar el empleo como capataz que le ofrece su suegro, porque se siente a gusto siendo su propio patrón. Harry desea mejorar la calidad de vida de su familia y, en busca de ello, se presta a lo que se venga… con tal de que el dinero llegue.

Así comienza este calificado remake de “Tener y no tener”, la obra de Ernest Hemingway que ya había sido llevada al cine con total acierto por Howard Hawks. Pero, “Punto de ruptura” no es inferior a aquella. Es incluso más cercana a la novela y más auténtica si se quiere, pues sólo busca parecerse a sí misma, contando la historia de manera muy cercana al espíritu del escritor, y dejando plasmado el retrato de un antihéroe cuyas decisiones ligeras lo llevan por el rumbo que él mismo se ha buscado.

El agudo y perspicaz guión de Ranald McDougall también introduce algunos cambios: adelanta una década la historia; ubica los hechos en México y en el sur de los EEUU; introduce a Wesley Parks, el gentil y leal afroamericano, como compañero de Morgan; habla de la falta de oportunidades, la obsesión por el dinero en la sociedad capitalista y muestra el arribismo que empaña a tantos seres que sólo esperan de la vida un poquito de felicidad.

John Garfield recrea a un hombre al que la fortuna no le sonríe, y cada que cae en el infortunio de sus ligerezas, la vida se empeña en decirle: “Elige de nuevo”… Sólo que él sigue eligiendo lo mismo, pues desconoce una ley que es certera: “Si sigues haciendo lo que vienes haciendo, te seguirá yendo como te está yendo”. Patricia Neal es la bella aventurera, quien desearía a un hombre como Harry aunque no responda para nada a la clase de tipos que siempre se ha buscado. Phyllis Thaxter es Lucy, la complaciente esposa dispuesta a parecerse incluso a la mujer que, sabe, ahora sueña su marido. Y Juano Hernández, es el hombre sencillo, a quien la lealtad le resulta tan espontánea como la inhalación del aire.

Se siente en la atmósfera el pesimismo hemingwayano y eso, para nosotros, es talvez lo único que aminora la valía de un filme que habla de seres vivos, hondamente sensibles e inevitablemente tocados por el lado oscuro de la existencia… menos mal que, a lo lejos, comienza ya a dibujarse otro amanecer. (Luis Guillermo Cardona)

Como se deduce por el enunciado de su argumento, THE BREAKING POINT plantea una aventura exterior pero sobre todo la evolución de un personaje lleno de anhelos por salir de la mediocridad de su entorno. Tal y como incluso reflejan las escasas voces en off el recorrido de Morgan es el de intentar evadirse de una irreductible rutina que no logra solventar su pasión por el mar, su sentido de la amistad y la llamada de la aventura. Elementos ambos intrínsecos en la obra de Hemingway y que se traslada en esta inequívoca producción de la Warner –algún día habría que profundizar sobre los looks de cada estudio que se traslada en sus producciones- en la que hay un notable desequilibrio en el sentido de la narración puesto en práctica con un Curtiz impersonal y eficaz a partes iguales, donde cabría destacar la –como casi siempre- espléndida prestación de un angustiado John Garfield -¡esos primeros planos que en ocasiones se intercalan!-, la extraña química que establece con Patricia Neal –una de la actrices más singulares de su época y dotada de esa singular capacidad para la provocación- y la sensacional composición de Wallace Ford como el nada escrupuloso Duncan, que por momentos llega a eclipsar a Garfield –los instantes en que demuestra su nerviosismo al saber que ha de estar presente en el atraco a la oficina de apuestas-.

La película de Curtiz sabe evocar un ambiente costero sin incidir o reiterar sus elementos recurrentes, inserta contraluces expresionistas y profundidades de campo en su espléndido blanco y negro, lugares de cierto exotismo, e incluso planificar secuencias de tanta fuerza visual como las que contemplan el atraco. Esa precisión llegará a la emotividad de los planos de ese agridulce final en el que Morgan acepta que le sea amputado su brazo para conservar la vida en su entorno familiar –una poco grata perspectiva-, mientras la cámara nos muestra casi en el mismo plano la tristeza del hijo de Wesley –que se queda llorando solo en el encuadre-, y la mirada lánguida y triste de Leona. Esa mujer que le podría haber proporcionado una ilusión nueva en la vida y finalmente proseguirá su camino conquistando a adinerados caballeros.

Trailer:

 

A %d blogueros les gusta esto: