Sin remisión

Título en castellano Sin remision
Titulo original Caged
Año de filmación 1950
Duración 96′
Pais Estados Unidos
Director John Cromwell
Guion Virginia Kellogg, Bernard Schoenfeld (Novela: Virginia Kellogg)
Música Max Steiner
Dirección de fotografia Carl Guthrie (B&W)
Reparto
Productora Warner Bros. Pictures
Sinopsis Después de cometer un atraco en el que su marido resulta muerto, Marie Ellen (Eleanor Parker), una joven de clase media, ingresa en la prisión del Estado. Tras ser sometida a un reconocimiento médico, se entera de que está embarazada. Tras dos semanas de depresión en la sala médica de aislamiento, Marie tiene una entrevista con Ruth Benton (Agnes Moorehead), una superintendente amable y humana que lucha contra los viejos métodos penales.
Premios
1950: 3 nominaciones al Oscar: Actriz (Eleanor Parker), actriz sec. (Hope Emerson), guión
1950: Venecia: Mejor actriz (Eleanor Parker)
Subgénero/Temática Drama carcelario

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tomado de filmaffinity

 

No es por haber visto la película, pero eso de “el sexo débil” en referencia al femenino ya me venía pareciendo poco ajustado a la realidad de este siglo y probablemente de muchos otros también. Y no paro de repetirme que los componentes de Coz tenían razón en aquello de las chicas son guerreras.

Porque mira que estas mujeres luchan por sobrevivir y no hundirse en el fango carcelario, a pesar de todos los pesares representados por “la Harper” (magistral Hope Emerson) con la que no puede ni “la Benton” (magistral Agnes Moorehead), cuyos nobles propósitos son frustrados una y otra vez por un sistema que educa a las reclusas para que salgan peor de lo que entraron.

Las palabras de Allen, Marie (en el orden exigido por la celadora) son altamente significativas : “Por los cuarenta dólares que robamos hemos costeado una buena formación”. Lo de buena, como se imaginarán, en sentido figurado.

He citado dos secundarias de lujo (Moorehead fue nominada por la Academia) pero la actriz principal, Eleanor Parker , también optó al Oscar y podrán comprobar que la casualidad no tiene nada que ver. Lo que si tiene que ver es el buen trabajo y la batuta de un excelente director al que ya apunté en mi agenda de imprescindibles cuando vi Callejón sin salida.

Resumiendo, drama carcelario de visión no solo necesaria sino obligada que, de algún modo y a distancia, nos trae recuerdos de Cadena Perpetua de Darabont, especialmente en lo que se refiere a las inútiles a la par que injustas revisiones de condena y también evoca a la obra de Mervin LeRoy Soy un Fugitivo con Paul Muni, dejando patente el vergonzoso sistema americano de redención de penas.


Gran película de Cronwell donde destaca Eleanor Parker y una muy eficiente fotografía. Adquiere fuerza, no en el drama en sí, sino en el cambio de registro que vamos experimentando junto a Marie Ellen (Eleanor Parker). Previsible pero pausado hasta una eclosión algo forzada. Existe algo místico en los primeros planos, buscados adrede para enfatizar en ese cambio del que antes hablaba. Pero incluso al final, cuando Marie Ellen ya está perdida, sigue la cámara de Cronwell mostrando el ángulo más agradable de la reclusa y consiguiendo, de tal guisa, la exculpación o quizá sólamente la justificación, del futuro devenir de Marie Ellen.

Como digo, gran  calidad de claro-oscuros del mejor blanco y negro que consiguen la creación de atmósfera. A mi juicio falla en los secundarios porque a excepción de Agnes Moorehead (la alcaide de la prisión) las demás damas se comportan siguiendo unos patrones archiconocidos de cualquier drama carcelario. Algo del que muy pocas películas pueden desprenderse (tampoco lo hace Darabont en Cadena perpetua): la reclusa buena, la mala, la peor (pero con algo de corazón cuando el guión lo necesita), el personal penitenciario corrupto, la celda de aislamiento, las peleas, las palizas, los suicidios, etc… Moorehead planta una batalla de gran altura interpretativa a Parker y crean algunos de los mejores momentos de la película.

Adquiere resonancia la existencia un toque femenino veraz, alejado de otras lineas donde en ambientes de tipología masculina la mujer se muestra embrutecida desvirtuando el resultado.

«Sin remisión» termina con un estupendo final. Primero por el uso circular que da Cronwell a la cinta (poniendo sobre el tapete un alejado pasado donde a estas alturas, lo de menos, es la falsa culpabilidad del reo) luego en el despacho con en una dialéctica tenebrosa (por el presente que aguarda) entre Marie Ellen y Ruth Benton (Agnes Moorehead). Y como colofón, con el seguimiento de Ellen hacia un lugar sin futuro.


La mejor película carcelaria de mujeres, sin ninguna duda. No como las populares ochenteras que se hacían para dar morbete a los hombres esperando ver el rollo bollo. No, aquí a las mujeres se las trata como tales, como mujeres.

Tampoco es una imitación de presidiarios machos. No cae en el error de por ejemplo «Thelma & Louise» que simplemente trasladaba la road movie de escapatoria masculina a dos mujeres. Aquí las presas, pese al ambiente que les rodea, no pierden su feminidad, y no imitan la gilipollez del hombre. Una escena al principio de la película ya lo muestra: la novata pide un peine ante la foto de la ficha. Y curiosamente el cabello tendrá una importancia vital en el desarrollo del film, y de su protagonista.

Las actuaciones son todas muy buenas. Las secundarias Agnes Moorehead como directora de la prisión, y Ellen Corby como matrona de la galería, realmente hacen un gran trabajo. Pero lo de Eleanor Parker es tremendo. Ni una metamorfosis kafkiana supera eso. ¡Qué dulzura y fortaleza a la vez!

Como bien dice la crítica anterior a ésta, a muchos algunos detalles recordará a la sobrevalorada «Cadena perpetua», y a la maravillosa «Soy un fugitivo». Muy recomendable.


tomado de pinceladasdecine

John Cromwell, uno de esos directores desconocido para muchos, fue el encargado de dirigir este drama carcelario sobre mujeres en los años 50, adaptando una novela de Virginia Kellogg, que participó en la creación del guión. Resulta bastante penoso admitir que tras mas de medio siglo, y con las vueltas que ha dado el mundo, siguen existiendo los mismos problemas que entonces, por lo que el mensaje de la película no solo sigue en vigor, sino que parece que seguirá así.

Sin, remisión, Cromwell

Sinopsis: Un transporte llega a prisión con las nuevas condenadas, entre las que se encuentra la joven Marie Ellen (Eleanor Parker), de solo 19 años. Ha sido condenada a una pena de 1 a 15 años de reclusión como cómplice en el frustrado atraco a mano armada a una gasolinera, en el que su marido resultó muerto, mientras ella se limitaba a esperarlo en el coche. Tras un examen médico, recibirá además la noticia de que está embarazada, por lo que se derrumba pensando que no podrá cuidar de su hijo y esperando que sea su madre quien lo haga hasta que consiga la libertad.

El director: John Cromwell debutó como actor teatral en el circuito de Broadway de Nueva York con la adaptación de Marian De Forest de la novela ‘Mujercitas’ (1912). Tras ello dirigió ‘The Painted Woman’ (1913), que fue un fracaso, interpretó y codirigió con Frank Craven ‘Too Many Cooks’ (1914), tras la que continuó su idilio en los escenarios en innumerables obras.

Sin, remisión, Cromwell

No fue hasta 1929 cuando interpretó su primer papel en el cine en ‘The Dummy (El pelele)’, debutando como director ese mismo año en ‘Close Harmony (Jazz band)’. En los cincuenta años que ha estado relacionado con el cine intervino como actor en una decena de trabajos y dirigió un total de 47 largometrajes, casi uno por año. Entre ellos voy a destacar varios: ‘Las aventuras de Tom Sawyer’ (1930), ‘Cautivo del deseo’ (1934), ‘El lazo sagrado’ (1939), ‘El hijo de la furia’ (1942), ‘Desde que te fuiste’ (1944), ‘Callejón sin salida’ (1947) y ‘El soborno’ (1951).

Cromwell fue presidente del Sindicato de directores de Estados Unidos desde 1944 a 1946, y fue incluido en la lista negra de Hollywood desde 1951 a 1958 por sus simpatías políticas. Finalizó su carrera como actor, siendo elegido por Robert Altman para hacer el papel de Mr. Rose en el film ‘3 Women’ (1977), protagonizada por Shelley Duvall y Sissy Spacek, y el del Obispo Martin en ‘A Wedding’ (1978), con Desi Arnaz, Jr., Carol Burnett, Geraldine Chaplin, Mia Farrow, Vittorio Gassman y Lillian Gish.

Cromwell se casó cuatro veces. Sus esposas fueron la actriz teatral Alice Lindahl, fallecida a causa de una gripe en 1918, las también actrices Marie Goff y Kay Johnson, de las cuales se divorció, y la actriz Ruth Nelson, con la cual permaneció unido hasta su muerte en 1979 a causa de una embolia pulmonar, cuando tenía 91 años de edad.

La película: El drama carcelario ha permanecido como casi un subgénero dentro del cine desde tiempos inmemoriales. Lógicamente ha dado productos de todo tipo y diferente calidad, pero si que nos ha dejado un buen numero de trabajos inolvidables, entre los que, así a bote pronto, se me vienen a la cabeza ‘Papillón’, a la que quiero dedicarle un espacio aquí en breve, ‘Soy un fugitivo’, con la que guarda ciertos paralelismos la que hoy nos ocupa, ‘Fuga de Alcatraz’, ‘Brubaker’, ‘La milla verde’ o ‘Cadena perpetua’. Aparte de su enorme calidad, todas ellas tienen un denominador común, el escaso éxito que tienen las políticas penitenciarias a la hora de conseguir la reinserción de los reclusos.

‘Sin remisión’ no es una excepción en esta regla. En ella John Cromwell realiza una dura crítica al sistema penitenciario estadounidense que, si bien puede parecer menos dura a día de hoy, es perfectamente trasladable a la situación que seguimos viviendo en prácticamente todo el mundo. Su premisa es clara: una joven e inocente protagonista entra en prisión por esperar en el coche a su marido que, ante la dura situación de su familia, decide atracar un establecimiento intentando llevarse la misera cantidad de 40 dolares. Entra una adolescente con la vida prácticamente destrozada y, ¿que sale al acabar su condena?

Hay dos cuestiones que para mi juegan a favor y en contra del resultado final: la primera de ellas es la forma en la que se retrata a las mujeres en la cinta, algo realista hasta cierto punto, ya que jamas se las muestra como en otras películas similares del género, porque aunque haya mentes que no acaben de entender lo que intento transmitir, lo que no quita que no sea verdad, no todas las reclusas son lo que vulgarmente se conoce como machorras, ni todas tienen tendencias lésbicas. De hecho, el director muestra como, en su inmensa mayoría, intentan aferrarse a su feminidad, no comparándolas nunca con presos de género masculino, un error muchas veces cometido en cintas de cárceles femeninas. Lo que ocurre es que lo intenta con tal intensidad que se pasa un poco, no enseñándonos ese otro grupo de presas que si lo son.

Sin, remisión, Cromwell

La segunda cuestión es la poca crudeza que desprende la cinta en algunos momentos, algo digno de ser alabado por no necesitar de un exceso de dramatismo para mostrar las carencias del sistema, pero que por otro lado resta realismo a la cinta. Dos armas de doble filo que no restan en exceso, pero si que aportan mucho.

Como puntos a destacar están el excelente guión escrito para la ocasión, una costumbre que deberían cuidar mas los que se dedican a ello a día de hoy. La fotografía de Carl Guthrie es otro de los fuertes de este trabajo, recreando a la perfección un clima opresivo y oscuro donde cualquier atisbo de luz es un regalo para las reclusas y el espectador, al igual que el manejo de la cámara que realiza el director, con esos primerísimos planos de las internas y esas tomas generales que nos recuerdan donde estamos de vez en cuando.

Y como no podía ser de otra forma, hay que destacar su magnífico reparto del que sobresalen tres actrices por encima de las demás: Agnes Moorehead, que interpreta a la perfección a Ruth Benton, la directora de la prisión que intenta luchar contra la forma en la que el sistema trata a las reclusas, Hope Emerson, que realiza el papel de Evelyn Harper, la celadora jefe de métodos drásticos carente totalmente de sensibilidad ni un atisbo de compasión, y en el papel protagonista a Eleanor Parker, que interpreta a Marie Allen, la joven tierna e insegura que poco a poco irá madurando por las duras experiencias que le toca vivir, realizando un trabajo magistral que sostiene gran parte del valor de la cinta. La transformación que realiza en escena, aunque algo brusca en su tramo final (algo de lo que ella no tiene culpa), es digna de elogio.

Conclusión: ‘Sin remisión’ es uno de los mejores ejemplos que conozco que demuestran que no es necesario recurrir al exceso de dramatismo para denunciar ciertas situaciones, en este caso las carencias del sistema penitenciario estadounidense y el de casi todo el mundo por extensión. La forma en la que está dirigida, su excelente fotografía y unas interpretaciones muy buenas, son motivos mas que suficientes para disfrutarla, además de, por desgracia, su infinita vigencia. Cine sin estridencias que consigue lo que busca de una forma sutil y elegante, aunque no por ello menos efectiva. Yo que ustedes no me la perdería.

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