Título en castellano | Venganza |
Titulo original | Cornered |
Año de filmación | 1945 |
Duración | 102 minutos |
Pais | Estados Unidos |
Director | Edward Dmytryk |
Guion | John Paxton (Historia: John Wexley) |
Música | Roy Webb |
Dirección de fotografia | Harry J. Wild |
Reparto | |
Productora | RKO Radio Pictures |
Sinopsis | Cuando es desmovilizado al terminar la guerra, el aviador canadiense Laurence Gerard vuelve a Francia para descubrir quién ordenó matar a un grupo de resistentes entre los cuales estaba su novia. Identifica a un colaborador del gobierno de Vichy y le sigue la pista hasta Argentina, donde el nazismo está lejos de haber desaparecido… |
Premios | |
Subgénero/Temática | Nazismo, Venganza, Militar licenciado |
Producida por Adrian Scott para la RKO, se estrena el 25-XII-1945 (EEUU). La realización se encarga a Dmytryk, amigo y colaborador de Scott. Los nombres de ambos se incluyeron (1948) en la ominosa lista «Los 10 de Hollywood», elaborada por la Comisión de Actividades Antiamericanas del senador McCarthy. La acción tiene lugar en Londres, Francia y Buenos Aires en los últimos meses de la IIGM.
La historia se basa en un argumento, de gran actualidad en su momento, escrito por John Wexley y Ben Hecht (no acreditado). Focaliza la atención en la amenaza nazi y su vigencia. Jerarcas alemanes y destacados colaboracionistas se trasladan a Sudamérica, en busca de refugio y de nuevas bases de operaciones, ante la proximidad de la derrota del III Reich. Los personajes quedan poco desarrollados en beneficio de la descripción minuciosa de los ambientes oscuros y tenebrosos en los que habitan los criminales. Éstos se amparan en la destrución de pruebas de su identidad y de su pasado y en una densa maraña de chantajes, sobornos, amenzas y asesinatos a sangre fría. El personaje principal, el piloto de aviación canadiense recién licenciado, Laurence Gerard (Dick Powell), se mueve por ansias de vengar la muerte de su esposa, una muchacha francesa de 20 años, con la que compartió 20 días de matrimonio. A causa de la delación de un colaboracionista nazi, en grupo de la Resistencia del que formaba parte la chica, cae víctima de la furia nazi.
De Laurende Gerard se conoce su determinación, inteligencia, impaciencia, capacidad de trabajo en solitario, tenacidad, nacionalidad, edad (34 años), profesión (ingeniero) y poco más. Los procesos internos de su reacción ante la evolución de los acontecimientos quedan fuera del relato. De Melchior Incza (Walter Slezak) se conoce la ambigüedad de sus lealtades y pocas cosas más. Los diálogos tienen gran importancia. Construidos con esmero y fluidez, sobre ellos recae gran parte la explicación de las incidencias que jalonan el desarrollo del relato. La dirección muestra una notable capacidad narrativa y una acertada creación de una atmósfera densa, misteriosa y amenazante, que constituye uno de los principales méritos del film. Combina con habilidad imagen, sonido, diálogos y acción, en orden a dotar la obra de un nivel convincente y absorbente de dramatismo y tensión.
La música, de Roy Webb («El cuarto mandamiento», 1942; «Retorno al pasado», 1947) hace uso de melodías trepidantes de viento y percusión, que crean sentimientos de temor y ansiedad. La fotografía, en B/N, de Harry Wild («Los caballeros las prefieren rubias», 1953), se sirve de fuertes contrastes de luz, intensas manchas oscuras, espacios cerrados y siniestros, bien ensamblados y adecuadamente resueltos.
Gran parte del equipo técnico y el actor principal de la obra, habían coincidido meses antes en el rodaje de «Historia de un detective» (1945). Ambos films forman parte de las piezas de cine negro más sólidas del Dmytryk.
A veces ocurre que el trasfondo de una película, lo que ocurre entre bambalinas mientras es realizada, resulta más interesante que el filme en sí; precisamente esto es lo que sucede con esta cinta de Dmytryk, cuyas debilidades o insuficiencias sólo pueden explicarse atendiendo a las curiosas circunstancias históricas que rodearon su concepción y rodaje.
Partiendo del guión original de John Wexley, lo que la película pretendía era construir un sólido discurso antifascista que, además de insistir en la inutilidad de las luchas individuales en favor de las colectivas, denunciaba claramente el colaboracionismo de algunos paises, en este caso Argentina, con el régimen nazi. Sin embargo, cuando el espectador ve hoy la película, todo este mensaje ha quedado atenuado o desdibujado, limitando llamativamente las posibilidades del argumento. Esto se debió a las presiones que el Departamento de Estado norteamericano ejerció sobre la RKO para evitar un conflicto con Argentina, país que a lo largo de 1944 (mientras se realizaba la película), previendo la inevitable derrota alemana, cambió de alianzas, lo que hacía enormemente desaconsejable permitir que un filme tan crítico saliera adelante.
Para Dmytryk, entonces miembro del Partido Comunista (como Wexley), los sucesos que rodearon la realización de «Cornered» supusieron su particular cruce del Rubicón, ya que se vio fuertemente criticado por el propio Wexley, así como por otros miembros significados del partido en Hollywood, como los guionistas John Howard Lawson y Albert Maltz (ambos, junto con Adrian Scott, productor de este filme, y el propio Dmytryk, pertenecientes al conocido grupo de los «Diez de Hollywood», que sería condenado durante la «caza de brujas»). Dmytryk siempre negó presiones políticas que censuraran el contenido político de la película y acusó a sus antiguos camaradas de ser ellos los únicos que en su afán antifascista querían cargar el argumento de propaganda; hoy se sabe, pues se han encontrado los documentos, que su versión es falsa, pues existieron directrices muy claras por parte del estudio (a instancias del Asistente del Secretario de Estado para Asuntos Latinoamericanos, que no era otro que Nelson Rockefeller), las cuales desembocaron en una alteración significativa del guión, ahora firmado por Paxton, y convenientemente dulcificado.
Así, lo que nos queda en «Cornered» es un filme bien realizado en lo formal, que logra una curiosa mezcla entre lo exótico y lo tenebroso, recurriendo a las técnicas fotográficas propias del cine negro, entonces en eclosión; la misma trama deviene -a causa de la mencionada depuración- en un thriller oscuro, en el que las claves son el afán de venganza del protagonista y la ausencia de moral e hipocresía del malvado nazi y de quienes le encubren. Los personajes, o al menos muchos de ellos, quedan desdibujados, especialmente los miembros del grupo antifascista, que parecen desorganizados, diluyéndose así por completo las intenciones del guión original, hasta el punto de que la película parece fundamentalmente el relato de un ajuste de cuentas individual, desprovisto de toda iniciativa colectiva.
Quizá lo más irónico de todo es que fue esa intervención censora al más alto nivel la que, con la connivencia del estudio y de Dmytryk, salvó a la película, que de otro modo jamás se hubiera llegado a proyectar, víctima temprana de unos intereses de estado que afectarían profundamente a la cultura estadounidense en la inminente guerra fría.
En 1945, Cornered Dick Powell interpreta a un hombre agotado, enojado y con pocas esperanzas para el futuro. Aunque está casi fatalmente empañado por su trama serpentina, Cornered vale la pena verlo, incluso es un importante cine negro. Ofrece una visión del mundo extraordinariamente sombría, precoz incluso para el noir, y ayudó a allanar el camino para la ola de películas neuróticas, cínicas y oscuras que definirían el período clásico de la posguerra.
El carácter y la atmósfera triunfan aquí, así que vamos a abarrotar esto de la manera más pequeña posible: Powell interpreta a Laurence Gerard, recientemente de la Real Fuerza Aérea Canadiense, quien sufrió los últimos jadeos de la guerra como un PoW. Su joven novia consiguió la venda y la pared de ladrillo como parte de La Résistance, vendida por un pinchazo de Vichy llamado Marcel Jarnac, que todos creían muerto, excepto Gerard. Sus sueños de la felicidad de la posguerra se astillaron, Gerard va en una búsqueda de Jarnac. La historia lo lleva de Inglaterra a Francia y luego a Suiza, y finalmente se aloja en Argentina, el destino preferido de los fugitivos cargados de oro, los fascistas que huyen de los tribunales; aterrorizado de la cuerda. Powell se instala en Buenos Aires como un tornado se instala en un parque de casas rodantes; Superando no solo a los que eluden la justicia, sino a los que trabajan por ella.
Cornered fue llevado a la pantalla por el mismo equipo que reinventó a Dick Powell como el duro Gumshoe Philip Marlowe el año anterior en Murder, My Sweet . Sin embargo, a diferencia de la película de 1944, Cornered refleja una expresión menos ágil y menos expresionista; Y mucho más mundo indeciso. Teniendo en cuenta los acontecimientos actuales de la época, es fácil entender por qué los cineastas encontrarían tal intriga intrincada apropiada, pero también la situarían entre personas tan asustadas, neuróticas y egoístas. Sin embargo, una idea fílmica puede ser apropiada y perjudicial al mismo tiempo. La trama de Cornered está tan sobrecargada, la visión tan deprimente, que incluso el director Edward DmytrykEncontró la película insatisfactoria. Dado el significado de la película en su vida, sin embargo, el sentimiento es comprensible. Dmytryk, el productor Adrian Scott y el escritor de reemplazo John Paxton se involucraron libremente con el Partido Comunista durante la producción de Cornered (Dmytryk pagó las cuotas por solo dos meses, lo que representa una contribución total de cuatro dólares, junto con una tarifa de iniciación del cincuenta centavo ), y los amigos realmente rompieron con los rojos cuando los líderes del partido, junto con el guionista original, trataron de convertir el proyecto en un manifiesto socialista. Dmytryk y Scott, ambos encarcelados por HUAC en 1947 como miembros de los Diez de Hollywood, citarían a Corneredcomo el catalizador para su ruptura: «Esta es la cosa», dijo Dmytryk, «lo que realmente me sacó de la fiesta». Él serviría cuatro meses en una granja de honor en mi estado natal de Virginia Occidental, solo para convertirse en el único miembro de los Diez para reaparecer antes de HUAC y nombres. (Toda esa historia es demasiado grande para este ensayo, pero el propio Dmytryk escribió sobre sus experiencias con la lista negra de Odd Man Out: Una memoria de los Diez de Hollywood .)
Con el fin de vincular lo que hace que una película tan difícil como picosVale la pena, tiene que ser colocado dentro del macrocosmos del cine negro. El movimiento negro, el género, el estilo, llámelo como quiera, abarca numerosos tipos genéricos y temáticos, así como su participación en los conceptos. La lista es casi interminable, y parece volverse más inclusiva con cada nuevo conjunto, disertación o edición de The Film Noir Encyclopedia ( Invaders from Mars , ¿en serio?). Lo que hace que Cornered sea importante dentro de este gran esquema es su visión sin precedentes del mundo. Ciertamente, ninguna película de Hollywood hasta la fecha había traído a la pantalla un ambiente tan desolado o un héroe tan patológicamente severo. Acercándose tan rápido a los talones del cataclismo, los esfuerzos anteriores no podían imaginar el mundo representado en Cornered , niEsta Pistola para alquilar o Viaje al miedo se acerca, y ninguna película anterior presentó un protagonista con tan poca esperanza. En términos de cambio global, la Segunda Guerra Mundial es el momento definitorio del siglo veinte y uno fundamental en el desarrollo del estilo noir. En lo que se refiere a esto, ninguna entrada es más emblemática de ese cambio que Cornered ; Si es o no una película narrativa particularmente buena es secundaria. Mucho de acorralado
La originalidad de ‘viene de la interpretación de Powell de Laurence Gerard. Es malhumorado, furioso y tiene la intención de lanzarse sobre cualquier cosa en su camino. Frustrado después de pasar la mayor parte de la guerra internada, necesita meterse en su parte de los licks, ya quién le importa un comino si las hostilidades han terminado. Sin embargo, junto con esto, hay algo en la actuación de Powell que va más allá del término cliché: cansado del mundo: Gerard no solo está cansado, está muerto de cansancio. Este es un hombre en los humos. Simplemente quiere encontrar a Jarnac y ejecutarlo, y es incapaz de pensar en lo que sucede después. Vive solo en el ahora; habiendo aprendido que pensar en el mañana hace que se te rompa el corazón y te saquen los dientes. Se ha dicho que Corneredpodría haber sido mejor para Humphrey Bogart, un actor para quien el cansancio era natural. Sin embargo, si bien Bogart podía enfadarse, su ira parecía tener una calidad de vértigo, y si bien Gerard es imprudente, no tiene caso. Powell seguramente no era Bogart, pero él clava a Gerard.
ArrinconadoTambién es brutal en su brutalidad, incluso si sus actos más atroces se cometen solo fuera de la pantalla. En la escena climática de la película, un personaje importante es un disparo no una, sino siete veces. La cámara persiste en el arma mientras el tirador bombea una y otra vez a la víctima, no apasionadamente, sino en un esfuerzo frío por hacer que la cara del cadáver sea irreconocible para la policía. Más tarde, en la misma escena, un personaje, usando nudillos desnudos, mata a otro; La cámara se mueve dentro y fuera de foco con cada golpe. La golpiza se administra con tan poca pasión que apenas se registra en el perpetrador. Los actos violentos, especialmente los de cerca, sucios y húmedos, se han vuelto terriblemente impersonales en Cornered, ya que los sobrevivientes están ahora adormecidos con los absolutos morales de la sociedad anterior a la guerra. Es en esta noción de arremetidas, de la violencia con cara de póquer, que Cornered también anticipa que el hombre sorprendido de la película noir se verá afectado, plagado de una neurosis desconocida o un demonio olvidado.
Como la mayoría de los buenos noir, los elementos temáticos de Cornered son soportados por la puesta en escena, que empuja el marco oscuro a los extremos. Dmytryk, el director de arte Carroll Clark y el director de fotografía Harry WildDanos la interacción esperada de sombra y luz (aunque algunas tomas son mucho mejores que otras), así como numerosos ángulos de cámara poco convencionales. De hecho, las únicas tomas convencionales parecen involucrar a uno de los dos personajes femeninos de la película, lo cual es una pista sutil de su verdadera naturaleza. Con frecuencia, lo salvaje dispara desde detrás de un pilar, a la vuelta de una esquina o desde lo alto para ofuscar nuestro sentido del medio ambiente. Grabar a Powell en un primer plano apretado, lo que lo hace difícil de colocar y refuerza la idea de que no pertenece más, aumenta esta confusión. El efecto es claustrofóbico, desorientador y perfectamente acorde con el tono de la película. Cornered se vuelve progresivamente más y más oscuro a medida que se acerca a su clímax, y eventualmente coloca a Gerard en la oscuridad absoluta, a tientas y revueltas en un almacén abandonado.
Con el final de la guerra llegó un regreso gradual a la vida normal en los Estados Unidos. Cornered fue un amargo recordatorio para un pueblo que aún celebraba la victoria de que no todo estaba bien en el mundo, pero que lo hizo bien con la crítica y el público. Puede ser una razón superficial, pero la taquilla de la película se debe directamente al casting de Dick Powell. Las audiencias de la vista previa estuvieron encantadas de verlo de nuevo en lo que describieron como un papel de «hombre-hombre», y casi ninguna tarjeta de comentarios recomendó volver a la comedia musical. Incluso el New York Times gruñe Bosley Crowther alabó la película:
» Cornered es un drama de venganza ardiente e intrigas políticas que se construyen intencionalmente y con una graduación de la tensión hacia un clímax violento, un asesinato que es tan emocionante y brutal como cualquiera que puedas encontrar en un mes de películas».
Sin embargo, aunque Don Craig del Washington Daily News también recomendó la película, se refirió al «nuevo» Dick Powell como «un poco consciente de sí mismo» y al personaje Gerard como «completamente estúpido». Dejando a un lado a Powell por un momento, Cornered proporciona una visión en cápsula del tiempo de un mundo que se ha ido al infierno, y lo hace lo suficientemente temprano en el ciclo negro para establecer el estándar para las películas de los siguientes diez años.