Título en castellano | Cayo Largo |
Titulo original | Key Largo |
Año de filmación | 1946 |
Duración | 100 minutos |
Pais | Estados Unidos |
Director | John Huston |
Guion | Richard Brooks, John Huston (Obra: Maxwell Anderson) |
Música | Max Steiner |
Dirección de fotografia | Karl Freund (B&W) |
Reparto | |
Productora | Warner Bros. Pictures |
Sinopsis | Frank McCloud (Humphrey Bogart) es un veterano de guerra que viaja a Cayo Largo, en Florida, para visitar al padre (Lionel Barrymore) y a la viuda (Lauren Bacall) de un compañero muerto en combate. Pero su estancia se complica, ya que en su hotel se aloja también una banda de gángsters que, aprovechando una fuerte tormenta, los toman como rehenes. |
Premios |
1948: Oscar: Mejor actriz secundaria (Claire Trevor)
1948: Sindicato de Guionistas (WGA): Nominada a Mejor guión drama
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Subgénero/Temática | Gangsters, Mafia,Barcos |
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«Uno de los títulos míticos del cine negro. Huston supo rodearse de un reparto de altura, capitaneado por un magistral Bogart, par dar vida a esta claustrofóbica intriga. (…) guión sin fisuras para todo un clásico»Fernando Morales: Diario El País
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«Un poco vacía y retórica para mi gusto, pero sigue siendo uno de los mejores trabajos de John Huston.»Dave Kehr: Chicago Reader
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«El énfasis está en la tensión de la narración y en el eficaz uso del tono melodramático que se ha utilizado para señalar el suspense.»Variety
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«El guión elaborado por el Sr. Huston y por Richard Brooks está demasiado lleno de palabras e implicaciones cruzadas como para dar plena rienda suelta a la acción.»Bosley Crowther: The New York Times
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«Una atmósfera perfectamente tensa y buenas interpretaciones, con chispas que vuelan entre Bogart y Bacall. (…) Puntuación: ★★★★ (sobre 5)»Ian Nathan: Empire
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«Un drama tenso y vigoroso»Bill Higgins: The Hollywood Reporter
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«Huston separa la acción con habilidad (…) generando sutiles variaciones de sus agrupaciones con la ayuda del excelente trabajo de cámara de Karl Freund»Tom Milne: Time Out
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Muy mal deben andar las cosas para que una película de John Huston en la que intervienen Humphrey Bogart, Edward G. Robinson, Lauren Bacall, Claire Trevor y Lionel Barrymore pueda considerarse una obra menor. No es el caso de Cayo Largo, más bien al contrario. Estamos ante una película excelente del mejor y más genuino cine negro americano, con uno de los gangsters más típicos del cine USA junto a Cagney, Edward G. Robinson, una de las vamps más seductoras, Lauren Bacall y el Bogart más de vuelta de todo, de todos los Bogarts conocidos.
La elección es difícil pero me quedo con Claire Trevor en su papel inconmensurable de esposa de mafioso, alcohólica hasta las cejas y con la vida destrozada sin remisión. Su escena cantando por un trago de whisky es de un patetismo absolutamente doloroso. El Oscar conseguido significa el mínimo reconocimiento a su excepcional trabajo. Si el resto de actores está francamente bien, Claire está suprema.
Esta mezcla de claustrofobia, tensiones, pistolas y sexo, tiene tanta fuerza explosiva que nuestra retina queda inevitablemente impactada por imágenes como la del enfrentamiento sin palabras Bacall-Robinson, escenas como la del baño puro en boca ó el propio afeitado del mafioso, por no hablar de un inválido Barrymore literalmente caminando por la fuerza impelente de la ira. Película de pasiones, sentimientos y verdades donde las haya: Ira, Miedo, Egoísmo, Desencanto… y esa química especial que siempre surge de la unión de la pareja por excelencia del cine de siempre.
Como colofón, esa ventana que se abre tras la tormenta dejando pasar unos rayos de sol absolutamente purificadores. Y el retorno, la esperanza y la vida….
Quinto largometraje de John Huston (1906-87) y último que realiza par la Warner. El guión, de Richard Brooks y John Huston, se basa libremente en la obra teatral “Key Largo” (1939), de Maxwell Anderson (1888-1959) y en un capítulo de la novela “To Have and Have Not” (1937), de Ernest Hemingway (1899-1961). Salvo unas pocas tomas panorámicas, se rueda íntegramente en los platós de Warner Studios (Burbank, CA). Claire Trevor, la simpática Dallas de “La diligencia” (Ford, 1939), gana el Oscar a la mejor actriz de reparto por el papel de Gaye Dawn. Producido por Jerry Wald para la Warner, se estrena el 16-VII-1948 (NYC).
La acción dramática tiene lugar en el islote Cayo Largo, el mayor del archipiélago coralífero, de más de 1.700 islotes, llamado Cayos de Florida (Florida Keys). El ex mayor Frank McCloud (Bogart), licenciado del ejército tras la finalización de la IIGM y sin familia, llega a Cayo Largo con el propósito de visitar al padre, James Temple (Barrymore), y a la viuda, Nora (Bacall), de George Temple, uno de sus compañeros de armas, amigo y subordinado en la campaña de Italia, muerto en combate durante la durísima batalla de Montecasino (17/I a 19/V de 1944). El padre es propietario del Hotel Largo, que Frank encuentra tomado y secuestrado por una pandilla de gángsters liderada por Johnny Rocco (Robinson), famoso por sus tropelías durante los años de la Prohibición. Frank es un hombre generoso e idealista, pero cansado, decepcionado, desilusionado, solitario y sin ganas de luchar. James, postrado en silla de ruedas a causa de una artritis severa (enfermedad de Luis XVIII), como la que afectaba entonces a Lionel Barrymore, es combativo y temerario. Johnny, un gángster anticuado que se propone por oscuros motivos huir a Cuba con sus esbirros, es cruel, hipócrita, miedoso y cobarde.
El film suma cine negro, drama, thriller, crimen, suspense, enfermedad y mafia. La narración es tensa y en ella tienen gran importancia los diálogos y la expresión corporal. Una parte importante del relato se explica mediante gestos, posturas, miradas, reflejos del rostro y similares. En condiciones de manifiesta desigualdad, se enfrentan James Temple, Nora y Frank McCloud con el grupo de gángsters, desconsiderados, agresivos, cínicos y sanguinarios. Mientras la actitud de James Temple es valiente, franca y temeraria y la de Nora es clara y terminante, la de Frank evoluciona con lentitud desde posturas pasivas y de silencio consentido a otras más activas. El enfrentamiento va subiendo de tono en un crescendo que Huston administra con habilidad. De las burlas, las palabras injuriosas y las actitudes humillantes, el relato deriva hacia hechos físicos (bofetadas, arañazos, empujones…) y hacia hechos más graves que llevan el ambiente a una situación extrema.
Catalogada por la crítica como obra menor del genial Jonh Huston, esta cinta sin embargo supera en facturación técnica a otras de mayor renombre en su filmografía, gracias entre otras cosas a la sensacional fotografía en blanco y negro del prestigioso fotógrafo alemán Karl Freund, autor de obras tan celebérrimas como «Perversidad» de Fritz Lang.
Inspirada en la obra epónima para teatro del poeta y novelista norteamericano, Maxwell Anderson,Huston sin embargo, con la colaboración como coguionista de Richard Brooks (posteriormente director de cintas basadas en obras de la literatura universal, tan famosas como «A Sangre Fría», «La gata sobre el tejado de zinc» ó «Los hermanos Karamazov» entre otros títulos), intentó por todos los medios valiéndose fundamentalmente por sus rápidos movimientos de cámara suprimir su instintivo sello de pieza teatral, a la vez que modificar partes de la obra, como el hecho de que el protagonista en la obra teatral era un exiliado de la guerra civil española, así también como conferir protagonismo al personaje de la viuda…
Toda una odisea el rodaje de esta película, fundamentalmente porque Huston salía de otro rodaje, el de su obra maestra por excelencia, «El Tesoro de Sierra Madre», para casi de seguido, y con problemas por el tema del comité de actividades antiamericanas del que también habían sido parte esencial el dueto protagonista formado por la pareja Bogart y Bacall, afrontar este otro proyecto por exigencias de contrato con la multinacional de turno.
Muchos hablan de que quizá por ello, Huston creó una obra menor, dando la sensación de una película hecha con prisas. Lo cierto es que el resultado final es una sorprendente cinta de aventuras y drama en mitad del atlántico, en las islas Key del estado de Florida, y en concreto en Key Largo (Cayo Largo), con unos protagonistas que para nada acusaron el cansancio del momento tan tenso por el que estaban pasando, y donde incluso una de las protagonistas, Claire Trevor que interpreta magistralmente el papel de Gaye Dawn, se llevó el gato al agua en la ceremonia de los Oscars del año 1949, donde además Huston acumuló a título personal dos oscars por su otra película del mismo año «El tesoro de Sierra Madre»..
Tomado de lasmejorespeliculasdelahistoriadelcine
La toma de rehenes por una banda de gangsters en un hotel de la isla de Cayo Largo bajo la amenaza de un huracán es la base argumental de esta historia de Richard Brooks (posteriormente guionista y realizador de películas tan importantes como «El fuego y la palabra (1960)» y «La gata sobre el tejado de zinc (1958)«) basada en la obra del dramaturgo Maxwell Anderson. La buena dirección de actores a cargo de John Huston (el director venía de rodar «Let There Be light (1946), documental y última parte de la polémica trilogía sobre La Segunda Guerra Mundial) que acompañada de la fotografía de Karl Freund («Metrópolis (1927)«) y el buen trabajo musical del legendario compositor Max Steiner («Lo que el viento se llevó (1939)«,»Casablanca (1942)«)) harían de esta obra un clásico indiscutible del cine negro. El director contaría como protagonista y héroe atormentado del film a Humphrey Bogart, un actor con quien colaboró en diversas ocasiones desde el debut del realizador en la imprescindible «El halcón Máltes (1941)» y que en esta ocasión se pondría en la piel de Frank McCloud. Destaca la labor del actor de origen rumano Edward G. Robinson que sobresale ante un reparto lleno de estrellas cinematográficas con su interpretación del mafioso Johnny Rocco, (un perfil, el de gangster que ya le había lanzado al estrellato en los inicios de los años 30 con su papel de Rico Bandello en el destacable film de Mervyn LeRoy, «Hampa dorada (1931)«). Hago mención de la actriz Claire Trevor como la amante alcohólica de Johnny Rocco, papel que le hizo ganar la estatuilla de mejor actriz de reparto y de Lionel Barrymore, con su personaje de James Temple, el invalido dueño del hotel (donde ya el actor se encontraba realmente en silla de ruedas por sus problemas de artritis). Una de las escenas que me pareció significativa (y a la vez graciosa) durante la visión de esta obra es el momento donde Edward G. Robinson abofetea a Humphrey Bogart, tras este último llevarle un vaso de whisky a Claire Trevor. Como curiosidad, esta sería la última película que rodarían juntos la mítica pareja Humphrey Bogart-Lauren Bacall tras «Tener y no tener (1944)«, «El sueño eterno (1946)«, «La senda tenebrosa (1947)«.
Sesión de cine: Key Largo (John Huston. 1948) La tormenta, un personaje principal.
«Enviaron un tren de socorro desde Miami. El barómetro seguía bajando cuando el tren llegó a Homestead. El maquinista iba empujando los vagones vacíos hacia la zona de peligro. El huracán arrancó todos los vagones de la vía. El viento soplaba a más de 300 kilómetros por hora. Una ola de 4 metros barrió los cayos. Barrió varios pueblos. Kilómetros y kilómetros de calzada arrancados. Todo desapareció. No quedó nada. Después se descubrieron más de 800 cadáveres. Y durante meses, aparecieron más en los manglares»
Lauren Bacall y Humphrey Bogart, fotograma de Key Largo |
Esta primera aparición del gran Johnny Rocco es espectacular. Para Robinson y Bogart era la quinta película que rodaban juntos. Continuamente estaban bromeando y era una delicia verlos ensayar. Por aquella época Bogart estaba en la cima y Robinson empezaba a decaer. Edward G. recuerda en sus memorias: En ese plató recibí trato de estrella porque Bogie insistió en ello. Y era un plató lleno de estrellas. Completaban el reparto Lionel Barrymore, Claire Trevor, Lauren Bacall, Thomas Gómez y John Rodney.
Edward. G. Robinson, Humphrey Bogart, Lionel Barrymore y Lauren Bacall |
Bogart, Trevor, Bacall |
Pero la tormenta ha estado presente desde que McCloud y Nora cerraron puertas y ventanas para prevenir desperfectos por el aviso de un huracán. El ambiente claustrofóbico que crea Huston, dentro del hotel es tan agobiante que el espectador puede palpar la humedad y el calor propios de una tormenta tropical. Después de la descripción que el viejo señor Temple desgrana sobre las consecuencias de un huracán en el año 35, el gran Johnny Rocco disminuye, comienza a estar nervioso y el hotel va cayendo sobre él. El viento azota las ventanas en el exterior, el huracán azota el mar, que se lanza contra el hotel. Los vasos caen de las estanterías, la luz eléctrica deja de funcionar y se cortan los teléfonos. Eh, viejo ¿se pondrá peor esto? -dice Rocco- Bueno… la peor tormenta que tuvimos fue la del 35. El viento levantó una ola inmensa que se estrelló en Cayo Matecumbe. Barrió a 800 personas -responde el señor Temple- ¿Está eso lejos de aquí? -vuelve Rocco, tentando una esperanza- A unas pocas millas -sentencia Temple, lapidario- Edward G. Robinson ya no es el de Hampa dorada sino el hombre perturbado y culpable de Perversidad.
Rocco, preocupado por la tormenta, parece empequeñecido por el temor que le invade. |
Sinopsis: Frank McCloud (Humphrey Bogart) es un veterano de guerra que viaja a Cayo Largo, en Florida, para visitar al padre (Lionel Barrymore) y a la viuda (Lauren Bacall) de un compañero muerto en combate. Pero lo que en principio era una visita de cortesía se complicará por la presencia de un grupo de gansters a las ordenes de Johnny Rocco (Edward G. Robinson), al que también acompaña su novia (Claire Trevor), con los que quedarán atrapados por una fuerte tormenta y serán tomados como rehenes en el interior del hotel propiedad de la viuda y el padre de su antiguo compañero.
La película: Si dedicamos un rato a repasar las opiniones de aficionados y críticos sobre la obra que hoy nos ocupa podemos encontrar casi de todo, desde los que no salen convencidos de la actuación de Humphrey Bogart y Lauren Bacall, los que piensan que Huston realizó este trabajo a regañadientes y solo por quedarle una película que filmar con la Warner, los que no la meten entre las mejores películas del realizador, los que opinan que su guión es mejorable en algunos aspectos, los que ven en ella poco menos que una obra maestra y así podría llevarme hasta mañana. En lo que casi todos coinciden es en darle como mínimo un siete de nota, siendo muchos los que suben esta hasta llegar a casi la excelencia, por lo que creo que como mínimo se merece un visionado. Lo que normalmente ocurre con trabajos de este nivel es que lees opiniones que los encumbran tanto que a la hora de visualizarla hay quien puede sentirse un tanto decepcionado, aunque no haya sido ese mi caso.
Para mi estamos ante un trabajo imprescindible, en el que la tensión se masca en el ambiente y los reducidos espacios donde se desarrolla son un protagonista mas y no secundario precisamente. Lo que en él no me acaba de convencer del todo es la relación que se establece entre Humphrey Bogart y Lauren Bacall, un tanto forzada y poco creíble en algunos momentos, algo que hablando de una pareja que nos ha dejado películas como Tener y no tener, dirigida por Howard Hawks (1944), en la que la relación entre ambos llenaba la pantalla y copaba todo el protagonismo, resulta un tanto chocante y te descoloca un poco. Además en su magnífico reparto también aparecen un Edward G. Robinson espléndido y una Claire Trevor que realiza una actuación magistral (le valió para ganar el Oscar a la mejor secundaria), por lo que el trabajo de la pareja eterna queda un tanto eclipsado.
Pero no quiero que se confundan, lo que acabo de exponerles no debería ser nunca motivo como para dejar de disfrutar una película que ocupa un lugar de honor en la historia del cine, ya que trabajos como este son los que consiguieron que el cine negro perdurara en el tiempo como lo hizo, los que nos hacen repasar una y otra vez la historia de este arte y seguir buscando pequeñas maravillas que hayamos pasado por alto o volver a disfrutar de obras que, como ocurre con esta que hoy nos ocupa, siguen haciéndote disfrutar de ese cine que ya no se hace. John Huston hizo aquí lo que mas le gustaba hacer, viajar hasta el lugar que tenía en mente o donde se desarrollará la historia y dejar que en su mente fueran apareciendo entre copa y copa, muy poco a poco, las escenas que al final llevaba a la pantalla.
También sorprendió bastante en su momento que decidiera adaptar la obra de teatro con la que comparte nombre de Maxwell Anderson, que había pasado sin pena ni gloria por los escenarios, pero para ello redactó él mismo su guión junto a Richard Brooks, alterando suficientemente la historia e incluso introduciendo en ella una pequeña parte de la novela To Have and Have Not (1937), del señor Hemingway, un capitulo concretamente. ¿Es mejorable?, casi todos lo son, pero el resultado realmente merece la pena ser disfrutado. Además realizó también varias escenas en exteriores, obsesionado con maquillar el origen teatral de la misma. Hay que destacar la notable fotografía de Karl Freund (Drácula, Te quiero, Lucy, Metrópolis, Our Miss Brooks), un artista que en el momento del rodaje tenía ya mas de 35 años de experiencia, algo que se nota en su trabajo y mucho. Tanto las escenas de exteriores como las de interior están perfectamente filmadas, contribuyendo en estas últimas a la creación de la densa atmósfera que se respira en todo momento y que no hace mas que crecer y crecer.
El reparto de Cayo Largo debe de ser el sueño de cualquier realizador, aunque cada cual tiene sus gustos y necesidades. Humphrey Bogart interpreta a Frank McCloud, un veterano de guerra ex-compañero del que fue esposo de Nora Temple, interpretada por Lauren Bacall e hijo de James Temple, al que da vida Lionel Barrymore, a los que va a visitar a la isla. En ella encuentra a un grupo de gansters liderados por Johnny Rocco, interpretado por un inmenso Edward G. Robinson. Junto a el viaja Gaye Dawn, a la que da vida de forma estelar Claire Trevor, una antigua cantante con problemas con el alcohol. Solo por ver la actuación de los dos últimos ya merece la pena la película. Entre el resto del reparto destacan nombres como Thomas Gómez, Harry Lewis, John Rodney, Marc Lawrence o Dan Seymore, entre otros. Un nivel difícilmente mejorable.
Conclusión: Key Largo (Cayo Largo en España) es uno de esos trabajos que me gusta volver a ver cada cierto tiempo. Una película de personajes, de gestos, miradas y diálogos, en la que resulta una delicia disfrutar de la asfixiante atmósfera que en ella se respira. Además contiene escenas realmente difíciles de olvidar y filmadas de forma sobresaliente, como la de Johnny Rocco fumándose un puro en la bañera, la de la canción que obliga a interpretar a Gaye Dawn o la rodada en el barco. Un trabajo que yo no me atrevo a clasificar dentro de la filmografía deJohn Huston, principalmente porque cada espectador tiene sus gustos y eso lo dejo al de cada cual. Personalmente si pienso que nunca me perdería un trabajo con este reparto y por ello recomiendo su visionado. Por cierto, es la cuarta y última película de Lauren Bacall y Humphrey Bogart juntos, por si les sirve de algo.
De otra parte, un gánster venido a menos pero con ganas de ir a más, puestas sus grandes esperanzas en su futuro y en el del país: Johnny Rocco (el estupendo Edward G. Robinson; 1893-1973), forjador de ídolos políticos y funcionariales que, para su consternación, observa como estos no le agradecen los servicios prestados y se atreven a llamarle criminal.
Apabullante y muy inteligente ejercicio de tensión criminal por parte de John Huston, cuyo mayor esplendor creativo se sucedió entre los años 40 y 50, legando algunas de las mejores películas del género negro más clásico, como El halcón maltés (The Maltese falcon, 1941), El tesoro de Sierra Madre (The treasure of Sierra Madre, 1948) y La jungla de asfalto (The asphalt jungle, 1950), para más tarde adaptar dos de las más célebres piezas literarias norteamericanas de todos los tiempos como son Medalla roja al valor (The red badge of courage, 1951) y sobre todo la monumental (tanto la novela como su adaptación) MobyDick (1956). Finalmente se retiraría y moriría legando al mundo El honor de los Prizzi (Prizzi’s honor, 1985) sosa comedia gangsteril con Jack Nicholson, y la superior, ésta sí, adaptación de James Joyce Dublineses (Dubliners, 1987)
La que aquí nos ocupa es sin duda uno de los trabajos de Huston mejor acabados, con una claustrofóbica y creciente tensión bajo los cánones y convenciones del mejor noir, que culminará en lo inevitable en estas películas, sí, pero es el cómo llega a eso lo que la convierte en un sobresaliente trabajo, adaptación, por otra parte de una obra de teatro estrenada en Broadway 10 años antes, en la cual un militar (Humphrey Bogart) que combatió en la Segunda Guerra Mundial llega a un hotel en Key Largo (Miami) para simplemente comunicar a un padre y a una novia la muerte de su hijo y amado en la contienda. Pero unos gángsteres- liderados por Edward G. Robinson, el rostro de la etapa clásica del crime film (Scarface, Hampa dorada), impagable su primera aparición en el filme, en la bañera y, por cierto, inspirado en el mismo Al Capone, el cual tuvo un retiro dorado en la misma Miami antes de morir- no le dejarán hacer lo que tiene que hacer, encerrándose con los protagonistas en el hotel, y, además, el hecho de que Bogart sienta algo más que simples condolencias por la hija del regente del hotel (Lauren Bacall), tan sólo empeorará las cosas.
Como ya se ha apuntado, éste Cayo Largo resulta de lo más fascinante filmado por Huston (cineasta, por otra parte, que tuvo sus años de bonanza, pero el cual hoy en día nadie coloca entre los más grandes del cine) pese a que siempre ha estado ensombrecido por, sobre todo, El halcón maltés(por compararla con un universo similar en su temática), pero lo cierto es que este noir de Huston cuenta con un guión de hierro (moldeado a partir de, cómo no, su influencia teatral, y se nota. Además, le pese a quién le pese, exégetas de los efectos especiales, el esqueleto de cualquier buena película es su guión) y el carisma habitual de Humphrey Bogart (en, personalmente, su más prestigiosa colaboración con Bacall), razones suficientes para degustar este relato bien narrado y mejor realizado.
Los dos protagonistas (y antagonistas al mismo tiempo) están perfectamente definidos, no hay fisuras en su creación. Ambos, Bogart y Robinson, han tenido siempre una voz y unas muecas reconocibles, interpretando al mismo personaje una y otra vez (dicho esto sin el menor ápice de crítica, en contraposición de lo que en su día se hizo con, por ejemplo, los action men de los 80) de modo que ya sabemos de qué van desde el primer instante en el cual les vemos en pantalla. El irónico y carismático Bogart frente al despiadado Robinson. Y en 1948, Bogart estaba en el pináculo de su éxito, mientras Robinson ya estaba de clara capa caída, aunque siempre se le dará el prestigio de haber participado en un film tan de serie A como éste, ya que los gangster films mencionados más arriba podrían considerarse más como serie B, sin estrellas de relumbrón en su cartel.
Quizás no de las más populares pero superior en todo caso a gran parte del noir que pululó por la industria en su etapa más clásica, la cual podríamos encuadrar (simple y llanamente por establecer períodos, como se hace con la historia e historia de las artes, aunque en ningún caso resultan definitivos) entre 1940 y 1960, Cayo Largo rezuma cine negro por todos sus poros, y demostró que no hacía falta una ciudad entera, con sus calles, su noche y sus persecuciones para contar una buena historia.