Embrujo de Shangai, El

Título en castellano El embrujo de Shangai
Titulo original The Shangai Gesture
Año de filmación 1941
Duración 106′
Pais Estados Unidos
Director Josef Von Sternberg
Guion Josef von Sternberg, Jules Furthman, Karl Vollmuller, Geza Herczeg (Teatro: John Colton)
Música Richard Hageman
Dirección de fotografia Paul Ivano (B&W)
Reparto
Productor United Artists
Sinopsis El gobernador de la decadente y cosmopolita Shanghai notifica a Madre Gin Sling, dueña de un famoso casino, que el local será derribado para remodelar el distrito. La dama averigua que detrás de ese movimiento especulativo está el acaudalado Sir Guy Charteris. Con motivo de la celebracion del Año Nuevo Chino Sir Guy y otros invitados se sientan a la mesa de Madre Gin Sling. Allí, el oscuro pasado del especulador se pondrá al descubierto.
Premios 1942 2 nominaciones al Oscar: Mejor Banda sonora (Drama o comedia), direcc. artistica
Subgénero/Temática Politica, Drama, Melodrama

 

 

Tomado de Filmaffinity

Los intentos de las productoras por sacar adelante un guión basado en la obra de John Colton fueron frenados por los estamentos encargados de las victorianas moralidades. Hasta 30 andanadas resistió la MPAA (Motion Picture Association of America). Paramount en el 26, Universal y United Artist en el 29, Columbia en el 30 y sucesivamente, lo intentaron, pero el éxito de Broadway era muy provocador y Mother Goddam (puñetera) no sonaba demasiado bien y además las referencias a drogadicciones y ninfomanías eran impresentables. A Mother Goddam se la intentó llamar Mother Satan pero ni por esas. Y en eso llega el Código “Todas somos puritanas, hermanas” Hays y todos se retiran con el rabo entre las piernas hasta que en el 41 el productor Arnold Pressburger consigue, aligerando el guión de connotaciones antijaponesas y de otras baratijas, que se dé luz verde al proyecto. La historia quedó hecha unos zorros y donde dije prostíbulo, opiáceos y sexo, digo casino y sobreentendidos. Y aquí no pasa nada. Bueno, lo único que pasa es que los espectadores quedamos descolocados, que una Madre Gin Slin ¿Porqué no, Carajillo Slin? encaja más como «madame» que como empresaria del juego. Topamos con la iglesia. Pero aún así el film tiene y ofrece mucho.

¿Dónde está el embrujo? Sin la diva oficial, evidentemente Marlene Dietrich, uno puede suponer que Gene Tierney, bella entre las bellas, está en la pool position para hacerse con el título de embrujadora oficial del reino. Pues no. La Tierney tiene belleza pero no embrujo. El embrujo es Shanghai, la ciudad de los pecadores impenitentes, del untamiento y la corrupción, de las máscaras sobre el rostro y sobre el alma.

Y es que Josef von Sternberg recupera aquel «exoticismo» de sus inicios. Lo une a la sensualidad intuida y al sexo sugerente. Es una Shanghai sórdida de vicios públicos y escasas virtudes. El juego, la bebida, la codicia, la pasión, los celos y el desdén se dan cita en ese casino donde las ganancias se elevan en el aire en cestillos protectores y donde un croupier debe pelearse para imponer sus «rien ne va plus». Y en ese exoticismo destacar tanto a Victor Mature, Omar, «doctor en nada, lo cual no hace daño, a diferencia de otros doctores», y Ona Munson como a Mother Gin Slin. Respecto a Mature, autodefinido poeta de Shanghai y Gomorra, ofrece una de las actuaciones más creíbles y perfectas que le recuerdo como actor. Ona Munson, caucasiana haciendo de china, como solían mandar los cánones, lleva el peso del film y debajo de unas capas de maquillaje oriental esconde a una excelente actriz a revisar.

Las críticas no fueron favorables. El New York Times la calificó de pretenciosa, opaca, con malas interpretaciones de los actores principales e incluso tildaba el final de risible. Eso dejo algo tocado a Von Sternberg quien dijo que si filmó la película fue para introducir a su amigo Pressburger en una tierra extraña. Sin embargo, el tiempo ha encumbrado a la película a un rango de excelencia.


En el Cine, una mala narración puede deparar sutiles encantos. Derrotada la peripecia lineal, nos obligamos a atender el fondo y los susurros de la imagen, la cual confecciona su propio discurso, como la niebla que da su textura esencial a ciertas ciudades.

Subterfugios, sí, pero en un sentido (esta película es una batalla contra la censura) y no en el otro (encuentre la alquimia).

A pesar de los personajes que se disuelven, del melo-drama que aparece de pronto, del atropellado tempo, una atmósfera de ebriedad y decadencia continua vuelve subalterna cualquier insatisfacción dramática. Entramos, entonces, en territorios que fascinaron a los surrealistas; degustamos algunas imaginerías sadianas (las chicas enjauladas), la decadencia y el vicio en estado puro. Un cine ya no errático, sino enrarecido.

…Y puterío y abominación.

Bastan unos cuantas pinceladas de humor y capricho para descubrir lo ramera que es la hija. Basta una mirada para descubrir al marica en un padre burgués. Basta una sonrisa perpetua para delatar esa miseria oculta en la dolce vita.

Verla con un vaso de buen whisky al lado, por favor.


Notable film de Joseph von Sternberg (1894-1969), por el que retorna a su estilo más personal. El guión, del propio Sternberg, está escrito con la colaboración de Jules Furthman, Geza Herczeg y Karl Volldoeller (no acreditado). Adapta la pieza teatral de cuatro actos “The Shanghai Gesture” (1926), de John Colon. Se rueda en el barrio chino de L.A. y en los platós de Hal Roah Studios (Culver City, CA). Es nominado a 2 Oscar (dirección artística y banda sonora). Producido por Arnold Pressburger para UA, se estrena el 25-XII-1941 (NYC).

La acción dramática tiene lugar en Shanghai a lo largo de varios días, que culminan con la celebración del Año Nuevo Chino, la fiesta popular más importante del país. Se sitúa en los primeros meses (entre el 21 de enero y el 21 de febrero) de 1941. El Casino de Madre Gin Swing (Munson) va a ser demolido en el marco de la reconstrucción y modernización del barrio en el que se ubica. Tras sus investigaciones Gin Swing averigua que la operación inmobiliaria proyectada la promueve el magnate Guy Charteris (Huston), del que se quiere vengar poniendo al descubierto los trapos sucios de su oscuro pasado. Con este propósito organiza una cena de Año Nuevo, a la que invita al gobernador Van Elst (Basseman), Charteris, Poppy (Tierney), su cínico colaborador Dr. Omar (Mature) y otros personajes. “La dama dragón” Gin Sling es china, natural de Manchuria. Siendo niña fue vendida por sus padres y explotada como prostituta. Progresó y ahora es la propietaria de un próspero negocio. Es codiciosa, despiadada y vengativa. Poppy es joven, de extraordinaria belleza, influenciable y frágil. Guy vive inmerso en los negocios. Deja a la hija un amplio margen de libertad por confianza en ella o más bien por descuido y desatención.

El film suma drama y cine negro. Sternberg envuelve la acción en un ambiente onírico y surrealista, dominado por el misterio y la presencia agobiante e inquietante del mal. Entre finales de 1939 y principios de 1940 la ciudad, la más populosa de China, se ha convertido en refugio de especuladores, contrabandistas, chantajistas, oportunistas y estafadores de muchos países y de muy diversas culturas. Han convertido a la ciudad en un centro en el que impera la codicia, la perversión y la corrupción. La honestidad y la ética han sido desterradas del lugar. Sometida a las tensiones derivadas de la ocupación de Mongolia y Manchuria por las tropas japonesas, combina prosperidad y corrupción, belleza y perversión. La prosperidad viene simbolizada por los cuantiosos beneficios del Casino, que la caja envía cada cierto tiempo a la dirección por medio de una canasta que se eleva mediante un cordel o cadena. La belleza se encarna en la figura de Gene Tierney, de 21 años, de perturbador atractivo. La corrupción se visualiza a través de sobornos a los agentes de la autoridad, personajes sobornados al servicio de Gin Sling y la inducción de los jóvenes al alcoholismo y la adicción al juego.


Toma de cinenegromemento

Shanghái, un mundo globalizado

The Shanghai Gesture (El embrujo de Shanghái- Josef von Sternberg-1941) es la película de todos los superlativos: la más misteriosa, barroca, cautivadora… Como un sueño en la niebla, nos introducimos en el puerto de Shanghai y en la gran locura de la casa de juego…


…el casino de «Mother» Gin Sling, una coreografía de mujeres y hombres de todos los países con, en su centro,  la ruleta:

les jeux sont faits, rien ne va plus

Cuando la joven y rica Victoria Charteris (Gene Tierney)  entra en el Casino para probar su suerte bajo el nombre de Poppy Smith que no engaña a nadie, tiene estas palabras de niña ingenua:


Todos los demás sitios son como jardines de infancia comparados con  esto… ¡Se siente aquí una atmósfera  tan increíblemente maléfica!  No podía pensar que un lugar como este existiera, menos en mi imaginación… todo puede ocurrir, en  cualquier momento…

Shanghai, «espejo deformante de los problemas que asaltan el mundo… moderna torre de Babel, evoluciona en la guerra perpetua según la voluntad de los dioses» escribe von Sternberg al final de los títulos de crédito.


En su cuaderno de viaje, «De Viena a Shanghai «, Josef von Sternberg describe la ciudad de Shanghái, en la desembocadura del Huang-p’u, «unas marismas fangosas donde los mercaderes de opio y té habían construido esta ciudad única». Nos cuenta que Shanghai estaba dividida en sectores en los cuales los ciudadanos de los EEUU, Gran Bretaña, Francia, Japón, Rusia y Alemania tenían sus propios tribunales y los servicios de correos y de sellos de sus respectivos países.  La ciudad fue una colonia «que prosperó monstruosamente ya que se había vuelto el vertedero –conviene que lo haya –donde se echaba la basura y la hez del mundo entero… Eso era China, claro, pero una China donde, sobre un letrero colgado en los escaparates, se podía leer «Prohibido a los perros y a los chinos». Unos cuantos tendrán que pagar las consecuencias  de todo eso durante mucho tiempo».

Josef von Sternberg, con una inteligencia premonitoria, anticipa en este texto la situación actual del mundo. Sin embargo, con The Shanghai Gesture, el  director va más lejos y representa el mundo del mercado global y del juego de la Bolsa en  el  Casino de «Mother Gin Sling» donde se desarrolla casi toda la obra. La gran sala de la casa de juego surge en la pantalla, imagen dantesca que puntúa la sugestiva música de Richard Hageman: verdadera plaza de toro donde se desencadena la pasión del riesgo con una pulsión de autodestrucción y de muerte.  Unas cestas manejadas por cuerdas y poleas, suben desde la ruleta hacia las cajas fuertes que se van llenando con las joyas, las divisas de todos los países,  los títulos y obligaciones de las apuestas perdidas. Es la representación de un mundo global de pesadilla. Sternberg, en el mismo texto, recuerda su visita, en los principios del siglo XX, a una casa del mismo tipo en Shanghai, «un mundo en miniatura, con la diferencia que estaba reservado para los chinos».  Un conocido de la ciudad le abrió el paso para una visita guiada alucinante.  Nos recuerda que, cuando los japoneses invadieron la ciudad, este centro de atracción fue destruido por un incomprensible  bombardeado  por la aviación china. «El lugar estaba abarrotado de gente y se sacaron 12 000 muertos y tantos heridos».

Dominantes y dominados

Sternberg pinta un fresco poético donde los personajes sobreactúan. Los momentos más trágicos, como en la denuncia de la dominación  o del racismo, parecen irreales.  Nos ha avisado en los títulos de crédito: «nuestra historia se sitúa fuera del tiempo presente». Por supuesto, el tiempo presente de la película es la Guerra que se está desencadenando, bárbara, en Europa,… y pronto en Asia. Pero esta irrealidad que sugiere la imagen, aunque da belleza y misterio a la obra,  acentúa la visión pesimista de una condición humana marcada, cualquiera que sea la época, por las relaciones de dominación y denunciada por los que saben ver. En The World (Shije-2004), Jia Zhang-ke trata también del tema del parque de atracciones, esta vez en el Pekín contemporáneo. El director chino pinta un fresco parecido y expresa la misma denuncia.

«Mother Gin Sling» dirige el Casino con un sentido agudo del negocio…

Ona Munson ha sido marcada por su papel de Belle,

 la «madame» amiga de Rett Butler en Lo que el viento se llevó.

 

… pero tiene que enfrentarse con los promotores que intentan, con el apoyo del ayuntamiento y de los banqueros,  desalojarla  para lanzar un plan de reconstrucción del barrio. 


En el medio de una partida de cartas, se le anuncia el fin de su contrato de arrendamiento y tiene hasta el Nuevo Año chino para instalarse fuera de los sectores colonizados.  La compañía Interchina es el comprador en unas condiciones de especulación a gran escala.

Es el rico Sir Guy, padre de Victoria, alias Poppy, que dirige la operación.

 Dominación en la sociedad occidental:

«la ciudad no se opone a la desaparición del barrio…

Habrá que aumentar el capital«

Gin Sling descubre fácilmente quién es Sir Guy: se casó con ella bajo otro nombre y, después de robar al padre de Gin Sling, huyó con el bebé de ambos que ella creía muerto. El mecanismo de la venganza se pone en marcha.

A pesar de tan melodramática narración, lo que se desprende de los personajes y de sus relaciones, hasta en el viejo consejero de «Mother», es una fuerte carga sensual…


… y la denuncia   de la prostitución como mecanismo de dominación de la mujer. Esta denuncia la hace Sternberg con unas imágenes y un texto que cuesta olvidar.

«Mother» escenifica delante de sus invitados occidentales, notables de Shanghai y Sir Guy, la subasta a unos marineros de unas mujeres colgadas en unas cestas: secuencia que parece fuera de la realidad, «espectáculo para turistas» dice «Mother», añadiendo que es lo que vivió:

«nada de irreal, en aquella época… yo estaba en una jaula…

 un puerto por semana…

 las plantas de mis pies rajados,

me habían introducido unas piedrecitas para impedir mi fuga».

Es constante la sensación de encerramiento en las escenas de interiores como de exteriores: es un universo insano y destructor.  El Casino es el refugio de unos cuantos  personajes extraños ¿acaso maléficos?, como el presumido Doctor Omar…

Omar (Victor Mature):

 «… doctor de Shanghai y Gomorra, doctor en nada,

lo que no hiere a nadie al contrario de la mayoría de los médicos».

Omar es el instrumento que utiliza Gin Sling para realizar su venganza. Es el que va a empujar a Poppy/Victoria hacia el camino de la adicción al sexo, el juego y la droga.

Dr.Omar es el que lleva mejor los atributos del exotismo con su albornoz,  rogando a Alá  y recitando unos poemas vacíos y pomposos.

«Mother» ha tenido bastantes sufrimientos para tener derecho a pedir justicia. Tiene sus propios poderes, conoce los secretos de cada uno, lo que le permite pasar por alto las hipocresías  o las manifestaciones de poder y dominación de los occidentales que quieren echarla. Recuerda a las geishas japonesas y el Gong marca sus apariciones. Su nombre Gin Sling está relacionado con un pasado de prostitución:

-Poppy: «¿Gin Sling? ¿Por qué no Whisky soda? »

-Mother: «Ya había una Whisky soda… y una Miss Martini, una Miss Benedictina…

¡Podía haberme llamado Rosa o… Poppy!»

Esta representación caricaturesca del árabe Omar o de la china Gin Sling, exageradamente maquillada, aparentemente cruel, manifestación enigmática de un Oriente  irreal, recuerda la fuerza y la influencia de la cultura del universo asiático sobre los personajes. No se trata  en absoluto de  una visión racista por parte de Sternberg con respecto a una supuesta soberbia de la cultura asiática.

Si ninguno de los detalles de este mundo exótico es superfluo, es para denunciar  un Occidente racista y dominador. El menosprecio que muestran Sir Guy y su hija  Poppy/Victoria    y también otros occidentales como Dixie  frente a los chinos, o incluso frente a los rusos, está denunciado en varias secuencias. Es una de las críticas más acerbas del individuo occidental en toda su estupidez y suficiencia.

Poppy es una niña mimada por un padre rico,  caprichosa y que intenta tapar su fragilidad y sus miedos con una actitud de dominación y desprecio hacia los indígenas,  de provocación en un mundo que le es ajeno.  Frente al ambiente del Casino de «Mother», Poppy  se siente fascinada e irresistiblemente atraída. Con un padre que le sirve de banquero, el Casino le hace, por orden de «Mother», un crédito ilimitado para su consumo de sensaciones fuertes: juego, alcohol,  drogas… y los suntuosos regalos a su gigoló Omar. El padre tendrá que comprar sus deudas a un precio muy alto, dejándola entrar en una espiral de destrucción.

No es muy difícil pensar aquí en estas crisis económicas que ponen algunos países derrochadores, –que sea al nivel del Estado o de las empresas o consumidores –bajo la dominación del sistema financiero de otros países.  La ventaja de los dominantes, como Sir Guy o «Mother», es la capacidad que tienen para imponer su visión del mundo, aunque se devoran  entre ellos. Sin embargo, esta misma visión del mundo es su debilidad. Se equivocan sobre el proceso que han puesto en marcha ya que su afán de dominación les aleja de la realidad humana. El mundo acaba  pagando muy caro el juego de la dominación.


 

Como Bette Davis en The letter, Sir Guy comprenderá que cada cultura tiene sus reglas. Por su parte, «Mother Gin Sling», tendrá probablemente algunas dificultades cuando intente comprar a la policía de Shanghai para borrar su crimen.

¿Le gusta el Año Nuevo  chino?

El embrujo de Shanghái es puro CINE NEGRO desde la primera secuencia: si no encontramos detectives con sombrero, en las calles de Shanghai hay…

 … un sorprendente policía de tráfico indio que controla  una circulación caótica con unos gestos que parecen reproducir una danza tradicional…

 

… y una multitud que se mueve en… sombras chinescas, en los estudios de cine de Hollywood, contratados probablemente en el barrio de Chinatown.

Un ambiente brumoso  en el puerto, unos contrastes luminosos propios del expresionismo lírico de Sternberg,  dan a la película una atmosfera que no tiene nada que envidiar al mejor cine negro de Howard Hawks, Siodmak, Preminger o Lang.
La belleza de la imagen y la fuerza de la narración en su marco exótico hacen de The Shanghai Gesture la película negra por excelencia. El mundo de la dominación  que describen  The Big Combo u Martha Ivers,  de la pasión ciega y la venganza con They drive by night Scarlet  Street,  de la codicia y el robo con Nightfall, The Killers, I confess, están descritos aquí con una fuerza sutil y profundamente artística  que caracteriza  la originalidad de Sternberg en el tratamiento del CINE NEGRO. La película anterior del director, Sergeant Madden (El borrón de la familia-1939), un thriller sobre gánsteres precursor del film negro, es muy notable por la calidad de la fotografía de John Seitz que encontraremos en Double Indemnity (Perdición-Billy Wilder-1944).

The Shanghai Gesture ha sido sacada de la obra teatral de John Colton, cambiando el burdel por el Casino de juego. La protagonista Poppy pasa de ser ninfómana y drogadicta  a ser alcohólica y,  adicta al juego, dilapida la fortuna de su padre.
 


Poppy está en el centro de la narración y de la imagen. Gene Tierney debuta en el teatro y sus conexiones, como en el caso de Grace Kelly la conducen a Hollywood donde rueda su primera película con Fritz Lang en 1940 y, en 1941, cuatro películas más antes de The Shanghai Gesture, la primera película importante para su carrera. En la película, la referencia a sus cualidades literarias –ella escribió poemas y novela– y sus estudios en Suiza, le permiten actuar con una pasmosa naturalidad,  acentuada por su belleza y su elegancia.

 Arrastrada por una pulsión de autodestrucción, Poppy será engullidla por el Casino.

Con su técnica de primerísimos planos y transparencias, Sternberg describe el teatro de la transformación de Poppy como una especie de infierno barroco, de universo fantasmagórico y envolvente donde la muerte está omnipresente, indisociable de esta espiral que lleva al agujero negro de la ruleta. La transformación física de Poppy es la mayor apuesta de la película, cada vez más sublime a medida que la película avanza y animada, al final, por una llama de locura destructiva.


El pasado de cada uno, salvo el de Omar, será desvelado en el curso de la cena de Año Nuevo organizada por «Mother».

El mural del Casino ha sido pintado por Keye Luke

 el famoso Dr Yang en Alicia de Woody Allen 1990)

 y el sabio de los Gremlins.

El gran juego de las emociones, de la pasión y del deseo de poder sobre los otros, continuará enriqueciendo a los lobos y destruyendo a los corderos. La risa del Dragon del Año Nuevo chino es la respuesta a la locura del mundo.


Tomado de hildyjohnson

A Josef von Sternberg lo tengo en gran estima aunque las lagunas que tengo en su carrera cinematográfica son notables. Sin embargo, es el creador de una película que me fascina y suelo revisitar una y otra vez que es El Ángel Azul (1930). No sólo supuso el descubrimiento de una Marlene Dietrich en Alemania, que se convertiría en musa del cineasta (y a la que transformó totalmente de arriba abajo…, llama la atención como la cabaretera Lola, una Dietrich deslumbrante y fresca, después en Hollywood se convirtió en la diva interesante que todos conocemos), sino que creo una película impresionante sobre la humillación y decadencia de un hombre. Pone los pelos de punta.

Es un director de origen austriaco pero que alcanzó la fama en el cine mudo americano. Cine que dominó y valorado sobre todo por su increíble recreación de ambientes y su facilidad para extraer belleza de los bajos fondos. Y Sternberg es eso, un mago de los ambientes corruptos, de morales inciertas, del lado oscuro de la vida, de la sensualidad y del erotismo, de la sugerencia sexual…, y un esteta en ambientes sordidos y en damas de moral dudosa pero siempre caracterizadas de un modo especial, vayan donde vayan despiertan atenciones y pasiones. De esta etapa —no he podido ver ninguna de estas obras— corresponde obras que dieron mucho que hablar en su momento como La ley del hampa y Los muelles de Nueva York como ejemplos de un cine de gansters (la primera) y un cine realista (la segunda) que mostraba los bajos fondos además antes de la instauración del Código Hays.

Después en Alemania (pero también realizó a la vez la versión americana), Stenberg realizó creó El Ángel Azul y se llevó a su descubrimiento femenino a Hollywood creando para ella una serie de películas entre las que destacaría Marruecos (con un jovencísimo y hermoso Gary Cooper) y El expreso Shanghai (con una Dietrich en la cumbre con su personaje misterioso Shanghai Lily) donde o bien en un desierto o a bordo de un tren deja al espectador historias de amores fatales recreando siempre con sumo cuidado unos atractivos ambientes visuales.

Director que fue cayendo en el olvido y en el ostracismo tras su separación de la diva Dietrich. Tan sólo, quizá, volvió a ser el Sternberg de siempre con la película que hoy comento El embrujo Shanghai. Como era habitual en este director sus guiones no son el punto más fuerte pero sí la recreación de ambientes, de personajes —sobre todo femeninos—, de atmósferas exóticas y extrañas y esa sensibilidad especial de presentar los ambientes más marginales, sórdidos, corruptos y de dudosa moralidad. La película logra esa atmósfera extraña de la depravación y la corrupción de los seres humanos a pesar de las dificultades que para ello supuso el Código Hays.

El embrujo Shanghai es la adaptación de una obra de teatro, del también guionista, John Colton. La obra se representó en Broadway durante los años 20. A pesar de la cantidad de modificaciones que tuvieron que introducir para poder trasladarla a la pantalla, queda su atmósfera asfixiante y dudosa llena de personajes decadentes.

Como siempre crea y deja tres personajes femeninos fuertes, ambiguos y también refleja la transformación, la decadencia y humillación de un ser humano. La película se situa en un espacio mítico, una Shanghai que es una especie de Torre de Babel donde hay personajes de todo tipo y de todas las nacionalidades posibles. Se sitúa en el Año Nuevo Chino y en un periodo de cambios y crisis (puede ser el periodo de entreguerras). Todos los personajes son de moralidad dudosa (prestamistas, políticos, empresarios, vividores, jugadores, millonarios arruinados, embajadores, aristocracia decadente…) y bastante complejos. Todos terminan reuniéndose en el salón de juegos de la misteriosa Madre Gin Swing, un personaje que vive para la venganza bajo una apariencia de madame tranquila.

La trama es sencilla. El salón de juegos de Madre Gin (Ona Munson) se ve amenazado al cierre por las especulaciones empresariales de un importante personaje, sir Guy Charteris (Walter Huston). Pero Madre investiga a Guy y descubre que le conoce, ambos ocultan un pasado oscuro, y ésta prepara con sumo cuidado una venganza que culminará en la cena de celebración del Año Nuevo Chino.

Ona Munson una actriz secundaria que tuvo pocas oportunidades de mostrarse como actriz profesional cinematográfica se come la pantalla con sus impresionantes peinados, su vestuario y maquillaje y esa sonrisa que oculta mucho afán de venganza, sufrimiento y odio hacia los seres humanos que la destrozaron la vida e hicieron que se construyera una máscara de mujer de negocios fría e impasible que va moviendo sus hilos y cada personaje sólo es una marioneta para sus propósitos. Ella se vuelve una mujer dura y devuelve cada una de las heridas que la hicieron en un pasado. Ona Munson es una especie de madame china que no deja impasible a los espectadores en cada una de sus apariciones. Exotismos, frialdad, venganza, perversidad se ocultan tras su mascara. Quizá éste fue uno de los papeles más recordados de la actriz junto a su breve e intensa aportación como la prostituta Belle en Lo que el viento se llevó.

El personaje que se transforma delante de todos los espectadores de una bellísima joven rica, elegante y millonaria con unos ojos que desarman tiene el rostro de una Gene Tierney que aporta todos los matices. Joven que entra elegante como dama y mujer en la sala de juegos, atraída por un ambiente distinto, y que queda atrapada en una inmesa tela de araña de corrupción, alcohol, juego, deudas y sumisión a un hombre que la ignora. La caída del personaje ocurre fotograma a fotograma y vamos viendo a la elegante Tierney que se transforma en personaje decadente en un laberinto sin apenas salida. Ella es pieza fundamental de la venganza de Madre Gin. Una pieza que se volverá en contra de la madame china al realizar un descubrimiento final que la hará tomar la única salida posible para destruir lo que ha creado con tanto cuidado.

Y el tercer personaje femenino en juego es una corista aventurera, una mujer de vida fácil, que va de país en país sobreviviendo. Una rubia joven, guapa y vulgar consciente de sus armas de seducción y que se va dejando llevar por lo que el destino la depara. Esta vez llega al salón de juego y se convierte también en pieza fundamental para que Madre Gin pueda llevar a cabo su venganza. Ella tiene el rostro de la desconocida Phillips Brooks.

Dentro de este panorama femenino, se mueven varios personajes masculinos, todos absolutamente sometidos a los hilos de Madre Gin y cada uno con un cometido especial. Todos con un lado oscuro evidente. El empresario especulador, frío y calculador con pasado oscuro e irremediablemente unido a Madre Gin, tiene el rostro de Walter Huston. El padre del famoso director era genial para encarnar a personajes complejos y oscuros (como ese predicador en esa extraña película de los treinta que se llama Lluvia). Otro personaje absolutamente llamativo es ‘doctor’ y ‘poeta’ Omar, con su fez y amplia capa, que ayuda a la corrupción de todo el que se ponga en su camino de la mano de su jefa, la madame, hombre de rostro impasible, seductor y jugador, arrastra por el mal camino a la joven Tierney.

Pero tampoco tienen desperdicio ninguno de los otros personajes que pululan por el salón de juegos y en esa cena de Año Nuevo Chino que organiza Madre Gin con un grupo de  selectos invitados. Los camareros, los millonarios jugadores, las chicas, los ayudantes de Madre Gin, el porteador de carro enorme y calvo con cara siempre amenazante…, la película de Sternberg envuelve.

No deja de ser un melodrama extremo y exagerado pero cautiva por el ambiente fascinante, por los personajes ambiguos y por esa atmósfera entre irrealidad, barroquismo y bajos fondos corruptos…

Una joya exótica y extraña.


Que grande es el cine


 

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