Título en castellano | En un lugar solitario |
Titulo original | In a lonely place |
Año de filmación | 1950 |
Duración | 91 minutos |
Pais | Estados Unidos |
Director | Nicholas Ray |
Guion | Andrew Solt (Historia: Dorothy B. Hughes) |
Música | George Antheil |
Dirección de fotografia | Burnett Guffey (B&N) |
Reparto | |
Productora | Columbia Pictures Corporation / Santana Pictures Corporatio |
Sinopsis | Steele, un guionista con fama de conflictivo y violento, tiene que afrontar la difícil tarea de adaptar un best-seller de nula calidad literaria. Casualmente se entera de que Mildred, la chica del guardarropa del club que frecuenta, ha leído la obra en cuestión. Decide entonces llevársela a su casa para que le cuente el argumento. Pero, a la mañana siguiente, la policía se presenta en su casa y le comunica que Mildred ha sido asesinada, y Steele se convierte en el principal sospechoso. |
Premios | |
Subgénero/Temática |
Crimen, Thriller psicológico, Melodrama,Cine dentro del cine |
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«Obra maestra de Ray que, incomprensiblemente, no obtuvo ningún premio ni nominación alguna el año de su estreno. En el 2007 el Comité de preservación del cine nacional (The National Film Preservation Board), fundado por la Librería del Congreso de los Estados Unidos, la incluyó entre los films a conservar del cine norteamericano. En el recuerdo la frase de Dixon Steeele (Bogart): ‘Nací cuando ella me besó, morí el día que me abandonó, y viví el tiempo que me amó’.FILMAFFINITY
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«Excelente»Augusto M. Torres: Diccionario Espasa
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«Construida cuidadosamente por Bogart, que la produjo (…) Es una película nítida en blanco y negro con una eficiencia estilística casi despiadada (…) Puntuación: ★★★★ (sobre 4)»Roger Ebert: rogerebert.com
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«Ray conoce los efectos del entorno en la condición humana (…) Una de las obras maestras más inteligentes y devastadoras de Ray (…) Puntuación: ★★★★ (sobre 4)»Ed Gonzalez: Slant
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«Obra maestra (…) Se podría decir que ‘In A Lonely Place’ presenta la mejor actuación [de Bogart], o por lo menos, la más inquietante.»Mike D’Angelo: AV Club
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«Una de las historias de amor más oscuras, duras y devastadoras jamás hechas (…) Hay pocas películas en las que el director abra su alma de forma tan directa.»Richard Brody: The New Yorker
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«La caracterización más compleja de la carrera de Bogart es el plato fuerte de esta enredada y sofisticada película noir (…) Tremendamente efectiva (…) Puntuación: ★★★★★ (sobre 5)»William Thomas: Empire
Ray es un ejemplo de cineasta constreñido que no pudo desarrollar toda su creatividad. Su obra es maravillosa pese a todo, con películas como Rebelde sin causa, Johnny Guitar o 55 días en Pekín, pero también con películas no tan famosas aunque extraordinarias. No sé en qué lugar encajar ésta.
Tuvo que adaptar a Hollywood sus aspiraciones de realizar un cine complejo y personal que ahondara en el ser humano, en su soledad, en su cólera y amargura, en la dificultad de integración y en los desequilibrios y contradicciones emocionales que de ello se derivan, también en la dificultad de las relaciones de pareja etc.
Rebelde sin causa quizás sea la más emblemática pero “En un lugar…” creo que va tomando posiciones como lo que es, una obra definitiva y representativa de las obsesiones de un cineasta que trató de dejar su impronta en las películas que hizo, un cineasta que trató de dar su visión acerca del hombre y su aislamiento.
El protagonista es un cínico y agresivo guionista venido a menos, un tipo de extremo escepticismo incapaz de adaptarse a lo que le rodea. Asqueado por la mediocridad e hipocresía, pero también encerrado en su propio egocentrismo y brutalidad (no es un personaje amable ni mucho menos), sólo encontrará temporalmente la paz en el amor hasta que finalmente esa relación se vaya viciando por su propia violencia. A este personaje límite (perfecto para Bogart) sólo un amor desmedido e irracional podrá sacarle momentáneamente de su enfermiza forma de ver la vida. Es un romance muy del estilo de las vanguardias de los años ´60, no en vano Ray y Grahame mantuvieron una relación sentimental y no es difícil imaginar que la película sea en parte autobiográfica; por ello lo menos importante es la trama de cine negro en sí misma, los personajes y el atolladero emocional en que se encuentran convierten esta película en algo más que una trama policíaca. Y si encima Ray nos plasma su propia relación y su propio carácter (era un hombre muy arisco también), entonces estamos ante una sincera reflexión sobre sí mismo que provoca desconcierto y admiración a la vez.
Extraordinario el punto de vista de la película, siempre retratando a Bogart a través de las reacciones y la mirada del resto de personajes, lo que refuerza su carácter de peligroso inadaptado y, a ratos, su indudable atractivo personal cuando se apacigua momentáneamente (pese a todo es un tipo ingenioso y divertido).
Por otra parte, la culpa de que no considere a Gloria Grahame la mujer más bella de la historia del cine es de esta película. Jamás la he vuelto a ver tan atractiva como aquí. Tiene algo especial que no se repite en otras ocasiones. Aquí encarna el erotismo elegante y el misterio de forma tal que no es raro que Bogart pierda la cabeza. Por un lado es el agente que opera el cambio en Bogart, pero por otro nos sirve a nosotros, espectadores, como algo a lo que agarrarnos, compartiendo con ella la fascinación y el miedo que provoca el protagonista.
1) A partir de una película negra bastante canónica, con crimen sórdido (una joven es asesinada en Beverly Hills cuando volvía de noche a casa después de trabajar como lectora en el apartamento de un célebre guionista), la correspondiente investigación policial y los puntos intrigantes pendientes de resolución, Ray desarrolla un penetrante estudio psicológico del carácter violento, en el personaje del guionista encarnado por Bogart.
2) La Policía le investiga pero él encuentra la complicidad de una vecina muy atractiva (tanto como Gloria Grahame fugazmente asomada a la terraza en deshabillé). Ambos son cínicos, ella con gran dominio: ha huido de un compromiso matrimonial asfixiante.
El guionista Bogart se llama Steele, que sugiere acero, pero ella también sabe manejarse en los diálogos acerados:
ÉL: ¿Cenaremos esta noche?
ELLA: Esta noche cenaremos, pero no juntos.
“Aquí está, la mujer diferente”, piensa él.
“La mujer que buscaba hace tiempo”.
3) El enamoramiento coincide con la presión policial y la tensión se dispara. Aunque el guionista célebre se muestra duro y áspero, la gente le mima y los camareros le siguen la corriente:
—No hay sacrificio demasiado grande para alcanzar la inmortalidad.
—Sí, señor.
El comisario que debe interrogarle, amigo suyo, aguanta paciente la insolencia de los chistes malos con que responde, la carga sarcástica de su ironía; que sea frío y poco emotivo cuando se habla de la asesinada:
—Yo no he dicho que sea un caballero…
4) Como tiene temperamento artístico, se le justifica su historial de broncas, peleas y agresiones, alcohol de por medio.
Cuando fascinado por el asesinato expone su teoría del crimen, luciéndose como narrador exaltado, en la cara le brillan reflejos sádicos.
5) Ray cuida estos detalles que generan ambivalencia y el espectador se va contagiando de las mismas dudas que los personajes. Como cuida con exquisito tacto cinematográfico el relato: nos brinda esa conversación de gestos en el café-cantante mientras la sensual voz negra satura de romanticismo el audio. Y nos brinda un gran secundario, el actor borracho y declamatorio cuyas frases se tiñen de una nobleza caída en desuso.
6) Es poética la amargura con que Ray enseña el efecto desastroso de la violencia que brota explosiva y torrencial para desmentir el lado seductor y detallista, para fumigar con veneno ególatra todo encanto y amenazar el porvenir de un idilio que quiere brotar con cierta grandeza.
7) Es la poética amargura de esa frase que flota sobre la película:
“Viví unas semanas, mientras me amaste…”.
tomado de historiasdelceluloide
En una ocasión un amigo me preguntó cual es mi película favorita de todos los tiempos, no cual creía que era la mejor película de la historia, si no que cual era la que más me gustaba, con la que más disfrutaba y no me cansaba de ver. Pero no valía una de esas películas que tenemos mitificadas desde pequeños y que en realidad son bastante malas cinematográficamente hablando, tenía que ser una buena película en todos los sentidos. Creo que ya sabréis cual fue mi contestación, en efecto, fue esta maravillosa película que es “En un lugar solitario”.
“En un lugar solitario” (In a Lonely Place) es una película de 1950 dirigida por Nicholas Ray para la productora de Humphrey Bogart “Santana”. Está basada en la novela escrita por Dorothy B. Hughes en 1947, siendo adaptada para la pantalla por Andrew Solt y Edmund H. North. Los actores principales son Humphrey Bogart y Gloria Grahame en el que sin duda es el mejor papel de la guapísima actriz.
El argumento es el siguiente: Humphrey Bogart es Dixon Steele, un guionista de Hollywood al que su excesiva personalidad y su mal carácter han hecho que no esté en su mejor momento personal y profesional.
Su agente,sin embargo, le consigue una nueva oportunidad, adaptar un best seller de éxito para que un estudio de Hollywood haga de ella un nuevo éxito de la fábrica de sueños. Al personaje de Bogart le parece tan malo el libro, que le pide a una chica del club nocturno donde ha ido esa noche, que le acompañe a su casa para que le resuma el argumento de la novela y así no tener que leerla entera. Sin embargo a la mañana siguiente la chica aparece muerta y Steele es el principal sospechoso, no obstante aparece un nuevo personaje que lo cambiará todo, se trata de Lorraine (Gloria Grahame) que declarará a la policía (mintiendo descaradamente) que ella vio como la chica se iba de casa de Bogart y éste, a continuación, se fue a dormir. Gracias a ello, Steele queda libre aunque seguirá siendo sospechoso del crimen. Mientras tanto Bogart y Grahame se enamoran aunque siempre con la sombra de la duda por parte de ella respecto al caracter violento del personaje de Bogart.
Me estoy imaginando que todos los que estéis leyendo este blog os estaréis preguntando por qué elegí esta película de las miles que he visto en mi vida. Las razones son varias y se pueden resumir así: es cine dentro del cine, es cine negro, sale Humphrey Bogart, sale Gloria Grahame, la dirige Nicholas Ray, es fruto de un estudio pequeño e independiente, los personajes secundarios están todos estupendos y, finalmente, te cuenta una historia, pero en realidad te quiere contar otras muchas cosas de forma casi subrepticia. Todo ello hace que dentro del cine clásico y en blanco y negro de Hollywood, sea una especie de pieza rara y quizá por ello, no tuvo en su día el éxito que, sin duda alguna, se merece.
El director, Nicholas Ray, era uno de los rebeldes de Hollywood de la época y en sus películas siempre aparecen personajes atormentados y con un carácter difícil. Poseedor de una de las filmografías más interesantes del final de la era dorada de Hollywood, destacaré algunas de sus mejores películas: “Los amantes de la noche” (They live by night, 1948), “LLamad a cualquier puerta! (Knock on any door, 1949), “La casa en la sombra” (On dangerous ground, 1951), “Johnny Guitar” (Johnny Guitar, 1954), “Rebelde sin causa” (Rebel without a cause, 1955), “Más poderoso que la vida” (Bigger than life, 1955), “Chicago años 30″ (Party girl, 1958).
Lo que hace esta película especial dentro de la filmografía de Ray, es que el rodaje se convirtió en una especie de catarsis personal para él y para los actores protagonistas. Me explico, Nicholas Ray estaba casado con la actriz principal de la película Gloria Grahame, y ésta, al igual que Lauren Bacall, la esposa de Bogart, estaba embarazada de pocos meses durante el rodaje de la película. Sin embargo la relación entreactriz y director se estaba rompiendo, llegando a separarse finalmente antes de acabar la película. Todo ello hace que mucho de lo que sentía Ray por esa época aparezca reflejado en el film, especialmente en la forma de ser independiente y de vuelta de todo del personaje de Gloria Grahame (que era la misma forma de actuar que tenía la actriz en su vida personal). Por si no fuera poco también hay mucho de Humphrey Bogart en el personaje que interpreta en la película, su humor socarrón, su tendencia a la bebida, su actitud violenta, etc. Como curiosidad, creo interesante añadir que la casa, de estilo español, en la que vive el personaje de Bogart, es una recreación en el estudio de la casa en la que vivió Nicholas Ray cuando llegó a Hollywood.Una de los aspectos que más me llama la atención de la película es como al principio de la misma nos identificamos con Steele, pero según va desarrollando la misma es con el personaje de Lorraine con quien nos identificamos, ya que nos entran las mismas dudas que a ella respecto al personaje interpretado por Bogart. Respecto al resto de personajes, hay una relación excelsa de personajes secundarios excepcionalmente definidos e intepretados que van desde el agente de Steele, el viejo actor alcohólico, el productor, el amigo policía de Steele y su mujer, hasta la chica que aparece asesinada al principio de la cinta.Otro de los aspectos destacables del film es la crítica despiadada al cine de Hollywood y su búsqueda de la comercialidad en sus películas, y no de algo diferente o artístico. Son varias las escenas en que se realiza dicha crítica pero una de las más destacables es cuando le dan al personaje de Bogart la novela a partir de la cual debe realizar el guión y le repiten constantemente que únicamente siga la novela, es decir, que no cree nada nuevo, ya que si la novela es un éxito, una película siguiendo los mismo patrones de la novela también lo será.
Otro momento memorable es cuando Bogart llama al productor de la película vendedor de palomitas porque todas sus películas son iguales y éste le replica que sí, que lo es, pero él al menos lo reconoce. Esa pequeña frase nos dice mucho del personaje principal, el cual sabe que en anteriores etapas de su vida como guionista se ha vendido, realizando malos guiones que sabía que tendrían éxito y eso le reconcome porque sabe que su talento puede crear cosas realmente buenas. Esta también es una de las causas de su resentimiento con la industria, a la cual no tiene ningún problema en atacar verbalmente a la mínima ocasión.Todo lo que aparece en la película tiene varios sentidos, empezando por el título de la cinta. “En un lugar solitario” se refiere al lugar donde en teoría cometieron el asesinato (así lo menciona Bogart en una escena en casa de su amigo policía), pero en realidad nos remite a la soledad, la soledad del escritor cuando realiza su trabajo, la soledad del que es diferente a los demás y no quiere unirse al rebaño y la soledad del que no es amado. Así, una historia aparentemente sencilla, en realidad es un análisis de las diferentes personalidades dentro de un microcosmos como es el Hollywood de los años 50, recreándose especialmente en la personalidad “especial” de Steele y la crispación a la que se ve sometido al ser acusado del crimen.
Hay una frase que aparece varias veces en la película porque Steele la incluye en el guión que está escribiendo, pero que posteriormente también aplica en su relación con Lorraine. La frase es la siguiente:
“Nací cuando ella me besó, morí cuando me abandonó, viví durante unas semanas mientras me amó”.
Difícilmente se puede encontrar una frase que resuma mejor la necesidad de sentirse amado y aceptado por otra persona.
La película tiene un ritmo envidiable, a pesar de que no hay apenas una escena de acción en toda la película, pero la consecución de escenas brillantes con unos afilados (y muy, muy cínicos) diálogos es constante durante todo el metraje, llevándote a un final de los que te dejan con la boca abierta esperando a que no sea verdad que se haya acabado la película, que tiene que haber más celuidode oculto por algún lado, quieres más, mucho más porque te das cuenta que has visto una película irrepetible, diferente, genial.
Este final, es diferente al de la novela y fue improvisado por Nicholas Ray tras haber rodado el que estaba previsto y no quedar satisfecho con ese modo de acabar la película. Sin duda fue un momento de inspiración, ya que el final que quedó es realmente uno de los mejores finales del cine Hollywoodense.
En cuanto a como podéis verla, hay una edición en Dvd del año 2003 que no es fácil de conseguir pero que todavía existe en algunas páginas web. En ella hay un documental muy interesante presentado por Curtis Hanson (director, entre otras, de L.A. Confidential) en el que se habla de la película y otro, en que se explica su restauración.
Hay otra edición más reciente del año pasado en la que en un mismo estuche viene esta película y “Sin Conciencia” (The enforcer, 1951 Raoul Walsh-Bretaigne Windust)
«Nací cuando ella me besó, morí el día que me abandonó, y viví el tiempo que me amó».
Dixon Steele (Humphrey Bogart) es un temperamental guionista de cine sumido en la más absoluta decadencia. Su implicación como sospechoso en un asesinato, le permite conocer a Laurel (Gloria Grahame), una chica de la que se enamora y con la que logra recuperar la inspiración perdida.
Más que un filme noir al uso, In a Lonely Place se envuelve con los ropajes del género para, desde su planteamiento inicial, trastocar la percepción de un espectador que, en principio, ignora que se va a enfrentar a un drama romántico marcado por el desequilibrio mental de su protagonista: un Humphrey Bogart que realiza aquí una de las mejores composiciones de toda su carrera.
La película adapta una novela de la escritora estadounidense Dorothy B. Hughes publicada en 1947; aunque a diferencia de lo que sucede en la obra de Ray, en el texto original el personaje de Dixon sí que resultaba ser el verdadero culpable. Pueden imaginar ustedes lo que habría supuesto para la productora convertir a una estrella como Bogart en un asesino, pese a que ello hubiera mejorado la coherencia interna del filme.
El ambiguo retrato psicológico que se hace del personaje principal es muy interesante, y probablemente constituya el mayor acierto de toda la cinta. Ya en los primeros minutos advertimos que se trata de un tipo con tendencia a la bronca, como bien queda reflejado en el pique que mantiene con otro conductor ante una señal de stop, o en la posterior pelea que provoca en el club nocturno al que acuden personalidades vinculadas al mundo de Hollywood. Al parecer, el éxito profesional se le resiste desde antes de que comenzara la guerra, por lo que se puede intuir que su participación en la misma ha contribuido a agravar su estado mental. Ahora le toca realizar la adaptación de un best-seller que no le interesa, y que ni siquiera ha leído, de ahí que se lleve a su apartamento a la joven encargada del guardarropa del club, que sí lo ha hecho y está dispuesta a resumirle el argumento. Con lo que no cuenta Dix, es que tras estar con él la chica será asesinada, lo que lo convertirá en sospechoso del crimen. Es ahí donde entra Laurel, su nueva y atractiva vecina, la cual le proporciona una coartada falsa frente a la policía. A partir de entonces se inicia entre ambos una apasionada relación que se mantiene idílica hasta el momento en el que ella empieza a dudar de su inocencia; sospecha que el propio Dix fomenta con su violenta actitud en determinados pasajes de la trama.
Nicholas Ray dirige con elegancia y buen pulso, demostrando una vez más su indiscutible habilidad a la hora de captar las oscuras y turbadoras atmósferas del cine negro. Valga de ejemplo ese inquietante y nocturno recorrido en coche, a gran velocidad, de Dix y Laurel por unas solitarias carreteras en las que apenas se vislumbra el asfalto. Pónganse en el lugar de la fémina y no me digan que Bogart no les da miedo en esos instantes…
tomado de sospechososcinefagos
Dixon Steele (Humphrey Bogart) es un guionista de Hollywood con fama de conflictivo y violento que recibe la difícil tarea de adaptar un best-seller de dudosa calidad literaria.
En vez de torturarse leyendo el libro, decide llevarse a casa a la chica de guardarropía del club que frecuenta, Mildred, para que se lo cuente mientras toman una copa, ya que ésta es una enamorada de su argumento.
A la mañana siguiente, la policía se presenta en casa de Steele para notificarle que Mildred Atkinson fue asesinada la noche anterior, y que obviamente, el principal sospechoso es él.
El caso se abre y aparece en escena la única testigo que los vio juntos esa noche, su atractiva y nueva vecina Laurel Gray (encarnada por la estupenda y bellísima Gloria Grahame), con la que comenzará un peligroso romance.
La inocencia de Steele se tambaleará cuando Laurel es testigo de algunos episodios violentos del escritor, que no controla su temperamento como debería (aunque eso ya nos queda claro a nosotros en la primerísima escena del film).
¿Mató él pues a Mildred en uno de sus furiosos arranques?, ¿Quién sino estranguló y tiró a la pobre víctima de su coche en marcha?….las últimas pesquisas policiales apuntan a una única persona, el único que reune todas esas características, el inestable Dixon Steele.
El sólido director Nicholas Ray hace aquí una interesante reflexión sobre la imposibilidad creativa de guionistas y directores en la ciudad de Hollywood, donde priman los intereses de quién produce y frustra a los que tratan de hacer «algo nuevo», como bien queda plasmado en la conversación de Steele con el cineasta que ha hecho la misma película una y otra vez.
Pero no todo se reduce a eso, ni mucho menos. Ray abre otro frente filmando una relación caótica entre dos grandes personajes. El primero, un guionista autodestructivo (adecuadamente interpretado por Bogie) irónico y mordaz como a mi me gustan, y el otro, una mujer inteligente e independiente (muy importante esto último en aquellas épocas) que resulta el affair perfecto para dar réplica al impetuoso carácter de Steele.
Paralelamente a la resolución del crimen (queda minimizada a favor de la relación entre ellos dos), el film centrará toda nuestra atención en el tira y afloja de nuestros protagonistas, y más concretamente en los miedos de Laurel, cada vez más atemorizada al descubrir la verdadera personalidad de Steele.
Bajo mi punto de vista, la cinta se ablanda levemente cuando Bogart no está en pantalla, perdiendo un fuelle muy valioso de cara al espectador, que sin duda, prefiere saber más del destruido (y vago)escritor. Sus conversaciones con la policía (sobre todo), mánagers o con quienquiera que le rodee son deliciosas, dando una lección de acidez y mordacidad que cuesta ver en el cine.
– ¿Qué pasa?….¿Ya no quieres hablar con nadie?, le pregunta una conocida en un club.
– No con personas que tienen mi número. le responde Steele con solemnidad.
Claramente, la inteligencia narrativa y los diálogos son lo mejor del film (obviando la naturaleza indiscutible de sus intérpretes), pero no quiero pasar por alto que también consigue aunar un caso criminal (incluso nos muestran fotos comprometidas) y la tormentosa relación entre ellos dos con elogiable talento, siendo una peculiar mezcla de cine negro, intriga y romanticismo descarriado.
Se agradece sobremanera que se aparte del típico final feliz y que el regusto sea distinto, poco convencional incluso en nuestros días.
Interesante también el hecho de que la biógrafa de Bogart (que según parece lo conoció mucho y bien) sostuvo que su personaje de Dixon Steele en esta «In a lonely place» (afeado, solitario, fumador empedernido, exaltado y fogoso) era el más parecido al verdadero Humphrey que ella conoció, tan similar a él mismo que no tuvo que actuar demasiado para darle vida (como bien explica el director Curtis Hanson en los extras del DVD).
Rodada en los mismos apartamentos donde residía su director, en West Hollywood, la película tiene una inesperada fuente de inspiración oculta bastante peculiar. Resulta que la actriz principal, la oscarizada Gloria Grahame, era por aquellos tiempos la esposa de Nicholas Ray, pero estaban en angustiosos trámites de separación a mitad del rodaje.
Ray, esgrimiendo acumulación de trabajo ante el resto del equipo, dormía en el set cada noche, tratando de que nadie se percatase de lo que estaba sucediendo y sin afectar así el ritmo óptimo de la filmación.
Ciertos cambios en el guión sobre la marcha fueron entendidos más adelante por todos, una vez desvelada la verdadera relación entre ambos (el final de la novela es más bruto que el del film, por ejemplo), y que sin duda, estimuló la creatividad de su director de la manera más natural posible, haciéndole pasar tanto calvario como su protagonista.
En un lugar solitario es, sin miedo a equivocarme, una notable cinta de cine negro con unos ingredientes un tanto inusuales, que presenta al mejor protagonista posible y nos hace reflexionar hasta el final (creedme, es una incógnita en todo momento).
Una apuesta segura para quién quiera deleitarse con un cine clásico de calidad, inteligente y atrevido, alejado de lo convencional o establecido.
Un apunte más. No paséis por alto el excelente documental sobre la restauración del original que acompaña al DVD, es la mejor manera de valorar aún más ese complejo arte de la conservación cinematográfica.
Preciosa imagen de la película |
Esas miradas lo dicen todo |
Bogart quería que el papel lo interpretara Lauren Bacall, pero su contrato con la Warner no hizo posible su quinta película juntos. Se barajó también el nombre de Gingers Rogers. Pero al final el propio Ray fue el que propuso a su mujer por entonces… Gloria Grahame
Erotismo, misterio, deseo, pasión…. y belleza. |
De los grandes y un icono inmortal. |
La fotografía en blanco y negro de Burnett Guffey es antológica. Tremendamente elegante como ya demostró también en «De aquí a la eternidad» y «Deseos Humanos». Muy sencilla y extremadamente bella.
Luego está el uso de la profundidad de campo. Sensacional. Ray rueda de manera excepcional. Movimientos de cámara lentos, tranquilos, en una total armonía. Diálogos fuera de plano. En muchas ocasiones las miradas de los actores lo dicen todo.
Una belleza realmente salvaje |
Nicholas Ray |
Si el debut de Nicholas Ray, Los Amantes de la Noche (1948), suele considerarse como uno de los ejemplos canónicos de la aparición de una incipiente modernidad en el Hollywood clásico, En un Lugar Solitario puede verse como una continuación de esa tendencia. Y es que tras la apariencia de un drama criminal se encuentra una película que en realidad está cuestionando muchos de los principios bajo los que se sustenta el clasicismo.
El protagonista es un guionista venido a menos llamado Dixon Steele, un personaje que parece escrito para ser interpretado por Bogart. Steele es un tipo duro que se rige bajo sus propios principios y que tiene ciertos estallidos de furia ocasionales que le ocasionan problemas. Una noche se lleva a su apartamento a una joven llamada Mildred Atkinson para que le explique la historia de un libro que debe adaptar y que debería tener leído para el día siguiente. Después de una charla informal, Atkinson deja el apartamento de Steele a altas horas de la noche. Al día siguiente su cadáver es encontrado en una cuneta.
Steele se convierte en el sospechoso principal pero es ayudado por una nueva vecina, Laurel Gray, que testifica a su favor. Pronto surge un romance entre Gray y Steele que rejuvenece a este último, pero las sospechas de Gray van aumentando a medida que conoce más su faceta temperamental y violenta.
Bajo esta premisa, En un Lugar Solitario desafía abiertamente muchas de las convenciones del clasicismo. De entrada su protagonista es un antihéroe no sólo por ser un guionista fracasado sino porque su carácter inestable y peligroso le hace poco agradable a ojos del público. Bogart ya había encarnado anteriormente a antihéroes, de hecho era su prototipo de personaje por excelencia, pero éstos siempre conseguían la simpatía del público por su personalidad. No es el caso de Steele, un hombre cuyos arrebatos son tan peligrosos que el espectador no puede evitar ponerse de parte de Gray y desconfiar de él. Por otro lado su absoluta frialdad al conocer la muerte de la simpática joven tampoco contribuye a favorecerle de cara al espectador. Dicha frialdad es compartida incluso por el director a la hora de introducir esa información en la película, no anunciando su muerte de forma más grave sino en mitad del interrogatorio.
La intención de Ray por tanto no es crear la clásica historia de falso culpable sino algo mucho más ambiguo: coger un tema típico del género noir y a partir de aquí trabajar en la psicología de los personajes, la inestabilidad de Steele y los temores de Gray que cada vez nos parecen más fundados, hasta el punto de que el asesinato de Atkinson acaba siendo prácticamente un McGuffin. ¿Qué más da si Steele la mató o no cuando se trata de un hombre inestable y violento? Aunque se demuestre su inocencia, ¿se creería el espectador que su relación con Gray tiene mucho futuro por delante? Todos estos interrogantes no pueden resolverse con un final feliz en que Steele y Gray se reconcilien y deciden vivir juntos, de ahí la complejidad de la película.
Por otro lado, el tema criminal, tomado prestado también del género negro, no es tratado como esperaba el espectador de la época. El film deja totalmente de lado la investigación del asesinato de Atkinson y no le otorga ninguna importancia para centrarse en la relación de Steele y Gray. Más que centrarse en descubrir al asesino, Ray prefiere profundizar en la duda de qué consecuencias tiene la investigación de ese crimen en la pareja protagonista. De esta forma coge una premisa y puesta en escena totalmente noir y la subvierte de acuerdo con sus intereses, que es uno de los aspectos más interesantes de la película.
Otro detalle muy significativo que demuestra la intención de Ray de apostar abiertamente por la ambigüedad es el hecho de que suprimieran del montaje final un plano en que Gray ve a Steele despidiendo a Atkinson la noche del crimen. De esta forma cuando ella declara en comisaría que les vio marcharse nosotros no estamos seguros de si está mintiendo y, en ese caso, ¿por qué? De la otra forma no quedaba ninguna duda respecto a ella, pero tal y como se planteó finalmente la ambigüedad moral de ella es aún mayor, ya que por lo poco que ha visto y oído (los gritos de Atkinson pidiendo socorro cuando le contaba la historia a Steele) realmente podría haber sido el asesino. El final, que quizá ciertos lectores no quieran conocer, profundiza en ese aspecto.
En el desenlace original, Steele acababa asesinando a Gray después de todas sus discusiones en un arrebato de furia. A continuación terminaba su guión y era conducido a comisaría por el detective que era amigo suyo. Ray no estaba convencido de este final y filmó el que conocemos, que encaja más con el estilo tan abierto de la película. Después de que Steele conozca todas las sospechas de su amante y la ataque en un arrebato de furia, recibe una llamada en que le comunican que el asesino ha sido capturado. En realidad ya no importa que Steele no sea el asesino, su relación ya ha sido destruida: Steele no puede soportar la falta de confianza de ella, y Gray no se ve capaz de vivir con un hombre capaz de someterle a pruebas tan duras.
Cuando acaba el film el asesinato nos importa tan poco como a Gray. En una película convencional, al conocer la verdad la heroína se echaría en brazos del protagonista y juntos se reconciliarían, pero no es el caso. Si el género negro es el campo que permitía a muchos cineastas explorar la faceta más oscura de las personas, en este caso sirve para mostrar la destrucción de una relación sentimental que parecía idílica.
“En un lugar solitario”, dirigida por Nicholas Ray y escrita por Andrew Solt a partir de una novela de Dorothy B. Hugues, es una de mis películas favoritas. Quizá porque a los guionistas, hartos de nuestra falta de notoriedad, nos encantan las pelis como ésta, “Barton Fink” o “Adaptation” en la que los protagonistas son gente como nosotros.
Es la historia de Dixon Steele, un guionista conflictivo y venido a menos que recibe el encargo de adaptar un best-seller de nula calidad literaria. Steele le pide a una chica que trabaja en el guardarropa del club que frecuenta que le cuente la historia de la novela con sus propias palabras. Pero a la mañana siguiente la policía se presenta en la casa del escritor comunicándole que la joven sido asesinada… y Steele se convierte en el principal sospechoso. En la comisaría conoce a una bella actriz, Laurel Gray, y se enamoran, pero gravita sobre su amor la sospecha de que él sea un asesino.
Pero tan interesante como la película es su intrahistoria. Lo que sucedió antes, durante y después de su filmación.
Durante el rodaje el director Nicholas Ray y su esposa y protagonista de la película (Gloria Grahame) se separaron sin decir ni pío. Temían que la noticia de su ruptura provocara que alguno de los dos fuera despedido. Ray decía que necesitaba quedarse trabajando hasta tarde para poder dormir en el set de rodaje. El truco funcionó y nadie se enteró de lo sucedido. Algo después, Gloria Grahame se casó con el hijo de Nicholas Ray, el que había sido su hijastro.
Bogart quiso que fuera Lauren Bacall, su esposa, quien interpretara a Laurel. Pero el director se empeñó y logró que fuera Grahame la que se llevara el papel. Por el rodaje se dejaba caer Bacall, la mujer del protagonista, que pretendía el papel que la esposa del director se había llevado. Por otro lado, Bogart se sentía más identificado con Dixon que con ningún otro papel que hubiera interpretado; sentía que su personaje se parecía mucho a quien él era en realidad.
Además, el complejo de apartamentos en el que viven en el film Gloria y Dixon es una réplica exacta de la casa en la que en aquel momento vivía el director con su mujer.
En la novela de Dorothy B. Hugues, Steele era un asesino y un violador. Ray explica que quiso cambiarlo porque quería hablar de la violencia cotidiana dentro de todos nosotros. Y yo, que la he visto unas cuantas veces, me atrevo a decir que necesitaba hablar del tormento de su separación, o quizá de cómo el carácter de una persona puede destruir el amor de dos personas que se quieren.
Cada día Ray seguía reescribiendo el guión entre las cajas del rodaje, a veces hasta horas antes de rodar. En el final previsto, ESPOILER Dixon Steele mataba a Laurel Gray en el calor de una discusión, pero Ray rechazó ese final. El desenlace que quedó para la historia fue, según se cuenta, improvisado por Nicholas Ray. Sabiendo todo esto, resulta imposible no pensar que la película se alimentaba de la vida y la vida de la película.
Mucho se podría escribir de “En un Lugar Solitario”, de lo bien definidos y seductores que resultan sus personajes, de lo maravillosos que son sus diálogos y del poso que deja su recuerdo, que perdura a través de los años. Otro tanto se podría decir de las relaciones tortuosas de Nicholas Ray con Gloria Grahame, y del extraño segundo matrimonio de la actriz con el hijo de éste.
Sin ser (afortunadamente) tan tortuosas ni melodramáticas, nuestras vidas también ofrecen historias que permiten que sepamos más de nuestros congéneres y de nosotros mismos.
En las reuniones de guionistas se suelen emplear ejemplos para apuntalar algunas ideas de las que se lanzan en medio del brainstorming. Hay dos tipos de guionistas: los que hablan de lo que vieron una vez en CSI o en Las Chicas de Oro y los que cuentan lo que han visto, lo que han sentido, lo que han experimentado en su propia persona o que lo saben por alguien muy cercano. Y siempre resultan mucho más interesantes las ideas que vienen de la vida (oportunamente destiladas) que las fotocopias de las ideas de otras series, que pueden ser a su vez copias de otras. La vida es, creo yo, la mejor inspiración.
Hace bastantes años ya, en la primera clase que nos dio Juan Miguel Lamet en la Escuela de Cine, nos puso un ejercicio: “Escribid algo de alguien a quien quisieráis y haya muerto.”
En ocasiones resulta doloroso escribir algo la verdad, pero merece la pena intentarlo. Recrear la vida debería ser la mayor aspiración y el mayor logro de cualquier escritor.