Título en castellano | Mientras Nueva York duerme |
Titulo original | While the city sleeps |
Año de filmación | 1956 |
Duración | 99 minutos |
Pais | Estados Unidos |
Director | Fritz Lang |
Guion | Casey Robinson (Novela: Charles Einstein) |
Música | Herschel Burke Gilbert |
Dirección de fotografia | Ernest Laszlo (B&W) |
Reparto | |
Productora | Bert E. Friedlob Productions. Distribuida por RKO Radio Pictures |
Sinopsis | Los periodistas del Sentinel están a punto terminar la edición del periódico. En los pasillos y en las mesas se conspira y se intriga para hacerse con la dirección del diario. Mientras tanto, un criminal que se dedica a matar mujeres jóvenes, tras cada asesinato, deja a la policía un mensaje escrito con pintalabios. En el periódico se establece una feroz competición: el primero que consiga la noticia de la captura del asesino «del pintalabios», tendrá todas las de ganar. Un redactor sin ambiciones consigue convencer a una secretaria de la que está enamorado para que sirva de cebo a fin de atraer al asesino, contando, por supuesto, con vigilancia policial. |
Premios | |
Subgénero/Temática | Crimen, Asesinos en serie, Periodismo, Secretaria |
Penúltimo film americano de Fritz Lang (1890-1976). El guión, de Casey Robinson (“Las nieves del Kilimanjaro, King, 1952), adapta la novela “The Bloody Spur” (1953), de Charles Einstein (1929-2007). Se rueda, en 5 semanas, en escenarios reales (Metro de L.A., Ayuntamiento de L.A. …) y en estudio. Producido por Bert E. Friedlob para Thor Productions Inc., se proyecta en público, en sesión de preestreno, el 16-V-1956 (NYC).
La acción dramática tiene lugar en NYC a lo largo de varias semanas del verano de 1955. Un misterioso asesino en serie de mujeres jóvenes y solas, al que la prensa llama “El asesino del lápiz de labios”, mata a Judith Felton (White), provocando el pánico entre las jóvenes de NYC. La muerte por causas naturales del magnate Amos Kyne (Warwick), propietario y director de la corporación Kyne Inc., que agrupa 10 diarios y otras empresas, es el motivo por el cual pasa a ocupar su lugar Walter Kyne Jr. (Price), poco apto para los negocios. Crea el puesto de director ejecutivo del grupo y anuncia que designará para ocuparlo al profesional de la casa que consiga publicar en primicia la identidad del temible asesino. La propuesta desencadena una lucha sin cuartel entre Mark Living (Sanders), responsable de la agencia de noticias, John Day Griffith (Mitchell), director del diario “New York Sentinel”, cabecera del grupo, y Harry Kritzer (Craig), director de la agencia gráfica. El joven Edward Mobley (Andrews), galardonado con un Pulitzer, no participa en la contienda y apoya la candidatura de Griffith. Interpreta al asesino John Drew Barrymore. Se implican en la acción la novia de Mobley, la joven Nancy Liggett (Forrest), la amante de Henry, Dorothy Kyne (Fleming) y la columnista de temas femeninos Mildred Donner (Lupino), de media edad, amante de Mark.
El film suma drama, cine negro, suspense y crítica social. Desarrolla dos líneas de acción simultáneas: el seguimiento del asesino, un psicópata joven, y el de la lucha competitiva de los tres profesionales que aspiran a ocupar el cargo de director ejecutivo del consorcio. La segunda línea ocupa la mayor parte del metraje y absorbe la atención central del film. En ella el realizador compone un retrato ácido y despiadado de la ambición humana y de su capacidad de movilizar los rincones más oscuros y perversos del alma humana. El ambicioso no tiene reparo en prescindir de todas las normas éticas en beneficio de conseguir sus propios fines. Tras falsas apariencias de corrección, oculta el uso de recursos deshonestos, ilícitos, vergonzosos y punibles. La ambición moviliza actitudes agresivas, traicioneras, desleales y corruptas. La ambición reviste formas diferentes y se basa en motivos no siempre coincidentes. En unos casos se asienta en la codicia y el afán de acumular riqueza. En otros aspira a conseguir notoriedad y relieve social. En otros persigue satisfacer ansias de poder.
Una trama policiaca de asesino en serie sirve de pretexto para introducirnos en las intrigas y los tejemanejes de una megaempresa periodística. Ambición, estrategias maquiavélicas, engaños, hipocresías, veremos en esta cinta el trasfondo sucio de los peces gordos de una empresa para alcanzar el poder, mientras una serie de mujeres jóvenes aparecen asesinadas.
Una historia interesante que, en mi modesta opinión, queda empañada por la inocencia con que se nos presenta la historia. Durante la proyección todo es demasiado inocente, muy suave. Me resultó molesto durante toda la proyección la falta de acción, la simpleza en algunas ocasiones.
Sin embargo, la estupenda colección de actores y la doble trama de intriga policial y de lucha por el poder, consiguen mantener el interés en el espectador hasta el final.
Es evidente que incluye una dura crítica (especialmente en el discurso final del protagonista ante su jefe) a la doble moral americana, a la lucha por el dinero por encima de cualquier otra cosa, a la hipocresía y a la falta de escrúpulos, esto es, al capitalismo en su grado más extremo. Crítica que por desgracia para nosotros no ha perdido valor con el paso de los años y puede encajar perfectamente en nuestros días.
No es la primera vez que inauguro las críticas de una película, aunque sea de 1956. Esto es un honor a la par que una responsabilidad. Pero es la primera ocasión en que la película en cuestión fue calificada por su propio realizador como su mejor obra. Además si este señor se llama Fritz Lang pues imagínense mi sorpresa.
Miren, no se si es la mejor. No las he visto todas. Pero les diré que es buena, muy buena. Tal vez no perfecta pero sí magistral. Valga la diferencia. Tan magistral que ha conseguido quitarme el mal sabor de boca que me dejó la infumable aparición de Lang en la bobada de Godard “El desprecio”. Tan magistral que me ha permitido reencontrar a ese Dana Andrews, cínico a lo Mitchum, que no encontraba desde Laura de Premminger, ó a un George Sanders en su línea de Eva al Desnudo, en este caso con menos cinismo pero igual de profesional, a una Ida Lupino, en un registro muy distinto al de la invidente de La casa de las sombras de Ray pero con una carga de madura sensualidad capaz de llevarse por delante carros y carretas, a un Vincent Price, de malvado pero diferente y sobre todo encontrarme con un Thomas Mitchell del que ya he dicho tantas cosas en comentarios anteriores que ya no se que más decir.
De cine negro tiene auténticas y genuinas pinceladas pero sobre todo es cine de ambiciones, de gentes con y sin escrúpulos, cine de te amo mientras me sirvas, cine mediático, de la comunicación al poder y del poder de la comunicación. Auténtico precursor ese Fritz Lang de lo que es el pan nuestro de cada día en materia audiovisual y sobre todo precursor del periodismo de investigación.
En minúsculas, solo un pero, el final parece resolverse demasiado fácilmente y ese pobre infeliz al que conocemos desde el principio, con su carga psicológica ó psicopática a cuestas, pues parece de recursos escapistas limitados y de una ingenuidad ilimitada. Aunque en este caso, la historia del asesino del lápiz de labios es la menor de las dos historias. La otra, la de las fieras instigadas a despedazarse entre si, un poco como los tiburones de La dama de Shanghai despedazándose unos a otros, esa historia es la que cuenta.
Mientras Nueva York Duerme (1956) – Fritz Lang
Indudablemente, hablar de Fritz Lang es hablar en términos mayores de unos de los mejores directores de la historia del cine, y, junto con el legendario Friedrich Wilhelm Plumpe, más conocido como Murnau, del mejor director germano de todos los tiempos. Después de haber realizado sus inmortales aportes como realizador expresionista en tierras alemanas, Lang se mueve hasta tierras yanquis, va a rodar a Hollywood, donde el gran maestro no podría hacer menos que convertirse de nuevo en profeta de otra corriente cinematográfica, del film noir. Esta película forma parte de esa segunda etapa, también llena de éxitos y reconocimientos para el cineasta, y donde dirigiría a muchos de los más prestigiosos actores yanquis de la época. Mientras Nueva York duerme, cuenta la historia de una gran empresa de telecomunicaciones, prestigioso conglomerado de muchos importantes periódicos, donde al morir el patriarca fundador del imperio, su incompetente y engreído hijo debe hacerse cargo del negocio, y en su ineptitud, crea un puesto ejecutivo por el que sus más brillantes colaboradores deben pelear. Un elenco de altura, con George Sanders, Dana Andrews, Rhonda Fleming, y sobre todo, el legendario Vincent Price nos garantizan un filme que deleita de principio a fin.
En la competitiva ciudad de Nueva York, una mujer que vive sola, recibe un paquete en su casa, y el mensajero, luego de sacar el seguro de su puerta, ingresa y la asesina. En un enorme edificio, Amos Kyne (Robert Warwick), amo y señor de un poderoso imperio de telecomunicaciones, lidera y discute con su equipo de reporteros, fotógrafos, editores, etc., todos jefes en su ramo, y es que el viejo, delicado de salud, teme por el futuro de su empresa de toda la vida. Y razón no le falta, pues al poco tiempo fenece, quedando a cargo su engreído e incompetente hijo, Walter Kyne (Price), inapto para dirigir el negocio, que consciente de su ineptitud, decide crear un alto puesto ejecutivo por el que sus empleados más eficientes deben pelear. Así, el consentido del viejo, Edward Mobley (Andrews), el director del periódico más importante, Mark Loving (Sanders), el editor John Day Griffith (Thomas Mitchell), y el jefe fotógrafo, Harry Kritzer (James Craig) se ven enfrascados en una competencia sin tregua por el codiciado puesto. El favorito Mobley se mueve hábilmente investigando las pistas del asesino, revistas, mensajes con lápiz labial, un asesinato previo, etc., mientras fortalece su relación con Nancy Liggett (Sally Forrest), secretaria de Loving.
A su vez, Loving también se mueve, pero Mobley es el más hábil, buscado por Griffith para trabajar juntos, y manda un mensaje al asesino, un atormentado y traumado sujeto que vive solo con su madre, un aniñado hijo adoptivo. Mientras, Loving manda a su chica, Mildred Donner (Ida Lupino), a que sondee el trabajo de Mobley, enredándose con él, similar situación a la que vive Kritzer, que tiene un amorío con la atractiva esposa de Walter, Dorothy (Fleming). Mientras cada uno sigue sus investigaciones a su manera, el asesino empieza a acechar a su siguiente víctima, y se manifiesta cuando intenta asesinar a Nancy, la novia del reconocido ganador del premio Pulitzer, Mobley, pero el asesino falla, y cuando quiere eliminar, acto seguido, a Dorothy, también fracasa, siendo perseguido por la policía y por Mobley en el subterráneo. Identificado y capturado el asesino, Griffith tiene la exclusiva, parece perfilado a ganar, pero Mildred encuentra infraganti a Kritzer con Dorothy, y éste, aprovechando su situación saca partido para ganar la carrera, y el puesto. Finalmente, Mobley y Nancy se enteran, a través del periódico, de cambios súbitos en los puestos asignados por Walter, pero ya no importa eso, los dos amantes se quedan felices y juntos.
El gran titán germano Lang, ahora nos deleita en su etapa norteamericana, y rodando por tierras yanquis, el genio también se encargaría de hacer escuela, maestro del film noir, ahora con narraciones lineales, pero explorando temas bizarros, nos presenta la historia de un asesino en serie, un traumatizado sujeto que vive con su madre, retorcido individuo cuyos padres adoptivos deseaban una mujer, y que ahora odia a todo lo femenino, ensañado con mujeres solas e indefensas, roba sus cosas y las elimina, todo un patético villano, un antihéroe sobre el que se centra el relato, por el que deben pelear los principales colaboradores de un fenecido patriarca de las telecomunicaciones. Buena la película del realizador alemán, que además cuenta, como es usual en su etapa estadounidense, con un buen reparto de actores norteamericanos, y veremos a Dana Andrews, a George Sanders, y sobre todo a Vincent Price, en el inusual papel de un suave sujeto, el engreído hijo de un exitoso empresario, es un esposo engañado por uno de sus colaboradores, y que mueve los hilos de todo pese a no saber nada del negocio. Correcto ejercicio de cine negro, Lang es uno de los mejores exponentes de esta corriente, y en esta cinta podemos ver algunas de las razones que lo convierten en tal.
tomado de elapartamento-enparis
Hay lugares dónde se hacen realidad nuestros sueños o así lo imaginamos..El cine, la literatura, nos ayudan a pasear por sus calles a veces luminosas, otras grises..oscuras. Asociamos ese instante a un recuerdo personal , nos prendamos del rostro de hombre o mujer que vemos o dibujamos en nuestra imaginación, un personaje que incorporamos a nuestra vida como un amigo, en algunos casos para siempre. Es la magia que traspasa la pantalla y nos ayuda a olvidar nuestras penas, como sucedía en aquella historia que nos contó Woody Allen en La Rosa púrpura del Cairo. Aquellos seres inventados salían para acompañar a Mia Farrow/Cecilia y cambiaban su vida.
Así ocurre cuando la historia nos engancha, sea de las profundas -entendiendo el término como de pensar– como de las otras-las de entretener- término denostado pero que no me cansaré de reivindicar.
Alguien dijo que hay que escribir de lo que uno conoce, más que de lo que uno sabe ( que tambien) y yo solo puedo hacerlo desde mis emociones, sin ánimo de imponer esa mirada sobre la de otro. En todo caso compartirlo. Por eso seguramente, me equivoco al juzgar una película que otro puede analizar, diseccionar y entender de un modo que a mí me viene grande.
Pero ¿ de qué estaba hablando ? ¡ah sí !..de esos sitios, ciudades con cierto encanto, imponentes, donde quisiéramos estar en algún momento, tan hermosas o brutales que nos apabullan, donde se vive bien o mal quizás hasta con miedo pero que desafían a sus habitantes. No creo que haya otra ciudad dónde se hayan filmado más películas por día y minuto que Nueva York y es allí donde ésta vez transcurre la historia de la que quería hablaros, en realidad daría igual que fuese otra, pero New York es New York.
De nuevo retomamos el tema del periodismo, la profesión que nos seduce o nos produce rechazo cuando nos defrauda (que es a menudo), no más que otros oficios ciertamente, porque volvemos a eso de que lo que cuenta es la honestidad del que trabaja y dónde termina la información y empieza lo comercial, el fin y el medio.
Vivir con miedo a la verdad o dejarse llevar por el discurso fácil, el que entretiene, el morbo, la noticia flash, el titular llamativo que vende más periódicos o aglutina más audiencia. Nada nuevo bajo el sol. Y así lo comprobamos revisando viejas películas que no dejan de ser tan actuales que da hasta miedo porque eso indica que no hemos cambiado nada o muy poquito.
La propuesta es de
WHYLE THE CITY SLEEPS
DANA ANDREWS By ABRIL |
Cine negro, ambigüedad, unos asesinatos de mujeres jóvenes que viven solas en la city, un psicópata, maniaco sexual, un ser antisocial y los medios de comunicación compitiendo por ser los primeros en sacar a la luz el titular más llamativo.Los personajes son todo un catálogo de las diferentes formas de enfrentarse a la noticia, entre lo correcto versus lo dudoso y de fondo la ciudad, la fragilidad de la gente, el mundo de las apariencias, la ambición.. el reverso tenebroso de un lugar espléndido donde no todo es seguridad , glamour y luces de neón. Tambien es el bar en un sótano..el metro y callejones oscuros por donde corren a sus anchas las ratas, las de cuatro y de dos patas.
El reparto, Thomas Mitchell,George Sanders, Ida Lupino, Rhonda Fleming,
Sally Forrest y Dana Andrews…
Todo comienza con un asesinato y una frase en la pared «Ask Mother» escrita con lápiz de labios. Enseguida el suceso pasa a una agencia de información, de allí a la prensa y la televisión. A la urgencia de comunicar la noticia se añade el deseo de los protagonistas por ocupar los mejores puestos, editor jefe, en la empresa, a costa de pisar al compañero. Por otro lado sigue la investigación policial y una historia de amor amenazada por el asesino, la ambición y la «femme fatale» de turno.Nadie se libra de esa dualidad entre el bien y el mal.
Magnífica IDA LUPINO.
IDA LUPINO By Abril |
(4/2/1918-Londres RU-3/8/1995. Además de actriz, única mujer directora en los 40’s )
La escena de Dana Andrews/ Edward Mobley con Ida Lupino/Mildred Doner es un ejemplo de esa tensión existente entre el personaje central, el periodista con dudas y la mujer que busca a través de su sensualidad llevarle «al huerto» y conseguir sus objetivos profesionales y personales.
Frases como ésta lo dicen todo:
» ¿Qué seria de mujeres como yo si no fuera por hombres como tú ? «
Nadie como ella, la femme fatale del cine negro, enciende un cigarrillo, entornando los ojos.. provocando al tipo que ahoga sus problemas en un vaso de whisky..
Todos intentan utilizar a todos en un afán desesperado por triunfar, el fotógrafo amante de la esposa del dueño del periódico, el jefe de la redacción… pero mejor la veis si es vuestro gusto.
El fílm es estupendo, toda una crónica social bastante verosímil y contrariamente a otras de sus películas, FRITZ LANG opta por un final menos pesimista.