Senda prohibida

Título en castellano Senda prohibida
Titulo original Johnny Eager
Año de filmación 1942
Duración 107′
Pais Estados Unidos
Director Mervin LeRoy
Guion John Lee Mahin, James Edward Grant
Música Bronislau Kaper
Dirección de fotografia Harold Rosson (B&W)
Reparto
Productora Metro-Goldwyn-Mayer (MGM)
Sinopsis Johnny Eager (Taylor) es un gángster que, para no levantar sospechas, lleva una doble vida: finge que vive en una humilde casa con sus parientes, pero en secreto continúa siendo el rey del juego ilegal. Lisbeth (Turner) es una inocente chica que conoce a Johnny y se enamora de él
Premios 1942: Oscar: Mejor actor secundario (Van Heflin)
Subgénero/Temática Crimen, Mafia, Melodrama,Amistad, Drama romantico

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Esplendorosa cinta noir dirigida por uno de sus maestros, Mervyn LeRoy, y que cuenta con innumerables detalles de calidad y de buen cine tan escasos hoy en día. El reparto es sensacional. Encabezado por un sublime Robert Taylor y una bellísima Lana Turner la película cuenta con la aparición y consagración de uno de los secundarios con más calidad de la época: Van Helfin. Ganador de un Óscar por esta interpretación borda su papel de un tipo alcohólico, mano derecha del gángster y que empapa de reflexiones el discurrir de los acontecimientos llegando en ocasiones a tutear y sobrepasar la presencia de Taylor en la pantalla. Genial e inovidable interpretación.

Por otra parte la historia, sencilla en sí (otra más de gángsters), cuenta con un guión bastante atractivo y que dota al argumento de innumerables giros y sorpresas que, unidos a la maravillosa dirección de Mervyn LeRoy, hacen mantener la atención hasta el último y definitivo fotograma. De nuevo maravillosa utlización de las sombras y de los primeros planos que consiguen llenar de fuerza la fatídica relación, en este caso de Robert Taylor (Johnny Eager) y Lana Turner (Lisbeth).

Así pues gángters, fiscales, amores fatales, asesinatos, engaños y diálogos con gran carga dramática y emocional se vuelven a entremezclar en este clásico americano y que sin duda no deben perderse si son amantes de este género.


Gran película sobre el género negro o de «gangsters», entremezclado con una preciosa historia de amor de las que ponen el vello de punta.

Nos narra la vida de un notable delincuente salido de la cárcel que se hace pasar por taxista y persona reinsertada de cara al visto bueno de las autoridades oficiales, pero que en realidad sigue siendo el jefe de una banda de gánsteres y conduciendo sus negocios de corrupción e ilegalidad. Este hombre, Johnny Eager, es un tipo malo para el que sus negocios sucios y sus ganancias de matón están por encima de cualquier amigo, novia o persona que lo ame. Sin embargo ocurrirá algo en su vida que en un momento dado le transformará, teniendo la oportunidad de alcanzar cumbres de honor y dignidad que ni los que le conocen ni él mismo hubieran imaginado.

Es una película de un guión estupendo, a cargo de John Lee Mahin & James Edward Grant, el cual seduce nuestro interés durante todo el desarrollo, con gran dinamismo y descripción de talantes, psicologías e idiosincrasias humanas para el estudio.

Van Heflin, que aquí luce bastante joven, se mereció el Oscar que le dieron por interpretar en este filme a un amigo de Johnny Eager que siempre está junto a él, que es él único que le dice verdades de frente y sin amilanarse, haciendo el papel de bufón inteligente, borracho e inofensivo crítico, que un poderoso es proclime a soportar a su vera, quizás porque le entretiene y le relaja como si fuese una fiel mascota.

En verdad, estamos ante un encanto de película, magistral en todas sus partes incluida el final, y con unos protagonistas a cual más reluciente, llenos de belleza y realismo en sus actuaciones. Sin duda, además de la excelente interpretación de Van Heflin, la de Robert Taylor no se queda atrás haciendo de tipo duro, hábil, calculador, estratega de la maldad, y frío como el hielo (hasta tal punto que su amigo Jeff Hartnett, realizado por el citado Van Heflin, le echa en cara una frase de Shakespeare para poner en evidencia cual es su verdadera personalidad (guapo por fuera y malvado sin sentimientos ni moral por dentro): «Puedo sonreír y mientras sonrío te arranco el corazón con un hacha sanguinaria.» Yo calificaría la actuación de Taylor en esta película como una de las tres mejores en toda su vida profesional. Cosa notable es que desde que empieza a rodar la cinta, el director nos deja claro ya en la primera escena de relaciones humanas, que Robert Taylor/ Johnny Eager es un tipo de físico muy hermoso o cautivador ante el que se prendan las mujeres, por más que a la vez sea un gánster con muy malas entrañas. Así le ocurrió a Taylor también en la vida real: que las mujeres nada más verlo se sentían arrebatadas de amor por él.

En fin, una película en blanco y negro de principios de los años cuarenta (1941, siglo XX), inolvidable, para ver y conservar, pues es de las que se admiran con detenimiento cada equis tiempo.


tomado de relatosehistorias

Basada en la telenovela homónima, la primera transmitida en México todavía en blanco y negro (1958), esta cinta reafirmó el éxito de la michoacana Lilia Prado y el valenciano Enrique Rambal, quienes armonizaron notablemente bajo la dirección de Alfredo B. Crevenna, quizá el realizador de nuestro cine con la filmografía más abundante

Para Nora era como realizar uno de los sueños provincianos más recurrentes en la historia de nuestra nación en el siglo XX: desplazarse a la capital para abrazar con toda la fuerza del anhelo una mejor calidad vida. El sonido de los trenes a su llegada a la moderna estación de Ciudad de México, mezclándose con el bullicio de los trajinantes, acompasaba a la perfección su garbosa actitud y su ambición.

Sin embargo, el comienzo trastabillante de la altiva mujer la mantiene postrada en el desencanto ante la dificultad que representa asentarse y arraigar en una metrópoli que no es su cuna y que a finales de los cincuenta ya muestra una sólida madurez en cuanto a desarrollo urbano se refiere… pero también marcados contrastes económicos y sociales que serán factor en sus decisiones. Y es que luego de pasar por trabajos que le son poco satisfactorios, como mesera y empleada de una tienda de ropa, o de vivir en la casa de huéspedes La Jarocha, la joven conoce al contador Federico en la florería a la que llega en su última parada laboral.

El hecho no puede ser más oportuno para ella. Tras enterarse de que aquel hombre que ya peina canas es adinerado, decide utilizar sus encantos para atraer su atención. En sus siguientes encuentros, al tenderle una serie de señuelos basados en mentiras logra enamorarlo, lo que afianza con algunas medidas hostiles hacia los parientes de don Federico, pues está dispuesta a tenerlo a toda costa, aunque en realidad el objeto de su interés son los lujos que le puede proporcionar. Así, en el horizonte de la despampanante chica parece vislumbrarse la felicidad augurada; pero para él, esposo y padre, la posibilidad de la tragedia familiar ¿terminará por afectar su condición social y económica, o su vida entera?

Más que el retrato de una familia adinerada y su desencuentro con el sueño de una chica pueblerina, esta película rodada a finales de 1959 en los Estudios Churubusco y estrenada dos años después en el cine Alameda, retrata el drama del adulterio y las consecuencias para los involucrados, en lo que a todas luces es una historia con pretensiones morales, además de representar un caso común en nuestra sociedad y reafirmar la idea de que la culpa de las “calamidades” que se padecen siempre vienen de fuera –en este caso, de la provincia– y la mayoría de las veces se deben a una mujer. Seguramente el filme también –quizá sin proponérselo– sirvió como advertencia a los espectadores, en tanto que se publicitaba con frases como “La historia que puede ser la de usted, la de su esposo, la de sus hijos”, o “La historia que se repite todos los días”.

Vale la pena recordar las actuaciones de Leticia Lilia Amezcua Prado (1929-2006) y el español Enrique Rambal Saciá (1924-1971), quienes llegaban a esta cinta precedidos de grandes éxitos internacionales en la pantalla grande. Ella venía de interpretar a Lupita en la comedia mexicana de corte urbano La ilusión viaja en tranvía (Luis Buñuel, 1953). Por cierto, al igual que en esta última película, la michoacana aparece en Senda prohibida sobre un tren y con la falda abierta hasta el muslo, evocando la sensualidad que la distinguió durante casi toda su filmografía de la época de oro. En cuanto a Rambal, mucho se le recuerda hasta nuestros días por dar vida a Jesucristo en El mártir del Calvario, considerada la película bíblica más importante realizada en México y que además fue parte de la selección oficial del festival de Cannes en 1954.

Destaca también el trabajo del director Alfredo B. Crevenna, quien prácticamente filmó todo lo que pudo durante el más de medio siglo que estuvo activo –pasó de las doscientas películas–, lo que lo convierte en el cineasta más prolífico de la historia nacional. Realizó desde dramas hasta musicales, cintas de terror, series, adaptaciones de títulos universales, entre otros géneros.

Por su temática, Senda prohibida podría seguir vigente por muchos años. Baste decir que como telenovela se ha realizado en más de una ocasión; sin embargo, asomarse a la visión que tenía el cine de inicios de los sesenta es una travesía que merece la pena recorrer. Se la dejamos para que la disfrute.

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